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Poemas en honor a Roque Dalton por Mauricio Vallejo Márquez

MAURICIO VALLEJO MÁRQUEZ (San Salvador, 02-12-1979)

Ha publicado: Tiempo en la marea (1999), Cantar bajo el vidrio (2000), La Casa (2001), El último salmo (2007), De Vallejo a Vallejo (2007), Cuentos de Ocio (2006), La decisión, la venganza y otros cuentos (2012) y Bitácora (2012). Sus escritos han sido traducidos a siete lenguas (Rumano, Inglés, francés, portugués, italiano, japonés y persa).

Es licenciado en Ciencias Jurídicas, con estudios en Comunicación Social y docencia universitaria. Ha laborado como periodista y columnista en distintos rotativos, es el coordinador del Suplemento Cultural Tres Mil y Aula Abierta de Diario Co Latino, y es el director de Ediciones La Fragua. Imparte cursos y talleres de escritura creativa. Entre sus reconocimientos está la Mención de Honor de los Juegos Florales de Santa Ana, 2001, y Mención de Honor en el Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador, 2016.

 

ANTE UNA FOTO 

DE ROQUE DALTON

I

Cuando observo tu mirada de “Ventana en el Rostro”

Recuerdo a mi padre

Ese triste joven que casi nunca sonrió en las fotos,

Desde esa ventana que en incertidumbre dibuja

Este momento en que escribo

Como si pudieras leerme mientras lo digo.

II

Veo tu miedo y tu valor

Esa curiosa hidalguía que sumaba gracia a la suerte

Que te hermana con mi padre en el misterio

Porque les tiraron parecido las cartas

Y en el silencio de sus muertes sin tumba

Sin haber podido disparar nada más

Que sus palabras, intuyo, no lo sé…

El silencio ese que golpea…

Mientras la jauría se devoraba a sí misma

Creyendo cerrar su eternidad

Con una bala en tu caso,

Con la tortura salvaje en mi padre,

Porque sus nombres les pesaban en la espalda.

III

Vos tenías más de cuarenta, eras adulto;

Mi padre apenas sumó veintitrés nacimientos

Que se perdieron como un eco en el barranco

Pero sus historias eran hermanas tan lejanas y esquivas

Como esa hermandad sin conocimiento ni cercanía.

IV

He procurado leer tus noches,

Esos susurros de tabernas con hoces y martillos

Con esa convicción que la amistad isleña

Y todo el cúmulo de la casa de las Américas te dio

Sin pedir nada más que pronunciar Roque Dalton con una sonrisa

Y procurar tu omnipresencia como aguijón de Dios.

V

En mí, tu nombre era una estafeta, no voy a mentirte,

Que se hizo larga por tu muerte, y se hizo tan larga

como si no fuera posible cerrar los párpados

mientras los que te siguieron, los que buscaron emularte

y sí se jugaron la vida sin amigos fuera, que los recordaran hasta el cansancio

apenas los traemos a cuentas

solo la convicción de vivir gritando justicia

ya fuera con la voz o con la palabra escrita

y con las balas, pero estuvieron ahí

y con sangre pronunciaron sus nombres heridos, mutilados, pero satisfechos.

En esos tiempos morir tenía tanto sentido,

No había mayor convicción para seguir que la muerte, así, plena y a secas.

Te veía y comparaba tu foto

Con la de mi padre,

Con su mirada tan fresca, sin conocer la madurez

Que vos habías derramado ya en La Habana y en Praga.

VI

Mi padre era un niño que jugó a creer y lo traicionó su fe.

Veo ese juicio absurdo que te hizo inmortal

Como un remedo que se repetiría sin control

En tantos compas, tantas puestas de dedo, tanto de esa chulería tan galga

Que pretendió tu silencio

Y en cambio desató una ola inmensa que aún retumba.

Mi padre en cambio habita en su silencio

Y deja una palabra en susurro

Siendo por siempre un misterio

Por algunos mencionando el sótano aquel que no existe

Y los otros en su recitar de no sé.

VII

De vos, Dalton, sé lo que te hicieron tus compañeros, tus camaradas.

De mi padre sé… esa nada que a veces nos afirma el nombre de Dios

Y entonces vuelvo a verte los ojos

Te observo,

sabías ver al mundo desde la orilla de tu hombro

Y aún así conocerlo,

como mi padre y como esos que jugaron a creer

sabiendo sin saber

Que el Playón, ese océano de lava cruda, áspera y seca

Que contiene a muchos y a ti, los contendría

En un solo cuerpo en eterna suma

Donde caben todas las fechas

Como las que tienen las fotos en un álbum de familia.

 

OTHER POEM FROM LOVE AND HAITE THE LAW

El gran conjunto de la realidad no importa

Mientras se pueda ver los ojos de Elisa

O conocer que nuestra sangre

Va diluyéndose producto de eso,

Ese lento y monótono andar

Profiriendo todo el universo legal

Que mantiene igual esta desigual sociedad

Que se escuda en la ley

Para devorarnos porque así es la ley…

Y nada más

Sin saber que el amor

Lleva al odio al conocerlo

Tal y como nos enseñan

Dirigiéndonos a hacer lo que se dice

Y no lo que importa

Como ese ligero momento de amor

De poder odiar lo que lo limita.

 

ROQUE DALTON ERA UN HOMBRE SERIO

Eras serio

Con esa seriedad que no se gasta aunque lleguen los años

Y se torna gris como la piedra de mar que sonríe en su contorno

Hasta volverse blanca como la sabia barba de los ancianos.

Tu mirada insinuaba una sonrisa en su seriedad.

Te veías tan grave entre los muros

Como si estuvieras dispuesto a cuanta bala cayera, como la de tu noche.

Incluso en la foto que te tomaron en la Guardia, eras serio

con la intensidad de las horas en que uno aguarda la muerte para burlarla.

Tu voz era precisa y dura

como un conjunto de guijarros derramado desde lo más alto de la cuesta

para frenarse en una polvareda.

¿Quién diría que el destino lo tenías previsto en unas décimas cubanas?

Tanto que no fuiste el único que anunció su muerte,

pero sí el primero que pretendió volar en un mundo de peces

y terminó cubriéndolo todo

Tu salida de la cárcel siempre me resultó más cándida y tan tú

que es la única que arroja esa sonrisa,

esa vez que no te abrió la puerta el terremoto pero diste sismo sin fin

que queda latiendo aunque llegue la muerte

y sí sabías sonreír, te veía abrazando el amor con tu sonrisa de gala,

incluso bañándote en Ernesto Cardenal y dejando la jodarria para la historia.

No sé por qué tu seriedad sigue dándole más nombre a tu nombre

Si tu sonrisa te volvía humano, ese humano que se tomó las vísceras

Y te hizo dejar la comodidad de ser comunista de negociación

para tomarse en serio la lucha armada que no viste despegar

pero en el que fuiste bandera

Eras serio, sin duda, con la seriedad que da ser la punta de la lanza.

MVM 25 de Mayo de 2016

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