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Camilo Minero: Poesía del testimonio

Dra. Astrid Bahamond

Crítica de Arte y curadora de la exposición

 

El artista Camilo Minero optó como medio de expresión por el estilo realista social, sildenafil como fase lógica para fortalecer la conciencia nacional y para comprendernos mejor, sale bajo una delicada sensibilidad.

En su estilo se evidencia la época, look su formación académica; sus inclinaciones políticas, su rectitud ante principios fundamentales de carácter humanista.

Su ideario tuvo tal alcance, que transformó las herramientas -antes descritas-  para con ellas determinar que la poesía del testimonio fuera su propuesta artística.

Esta exhibición abarca parabólicamente su vida y creación, visualizadas en una selección inédita de planchas de grabado, dibujos e impresiones sobre papel que comprenden un poco más de tres décadas (1950-1980).

El arte es expresión, lenguaje y comunicación. 

En 1910, la historia latinoamericana se vio consternada e influenciada por la revolución mexicana. Nuestra cultura salvadoreña fue también afluente de este impacto, sobre todo en términos artísticos y culturales.

El arte comunicaría, en un lenguaje preciso y auténtico,  los ideales de la revolución mexicana por medio de una nueva expresión: el “muralismo mexicano”, que influyó grandemente el devenir artístico, incluso fuera de Latinoamérica. Este nuevo arte reivindicaría como contenido las raíces ancestrales de la cultura precortesiana, así como la indígena y mestiza con sus costumbres y tradiciones patrimoniales, aunado a la ideología socialista concretada en esta propuesta político-artística.

El movimiento fue encabezado por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, influyendo en Camilo Minero quien sigue con contundente ímpetu las coordenadas de sus inmediatos maestros.

I

Utopía

Dentro de este segmento se incluyen obras múltiples de todo el proceso de producción correspondientes al tema, dedicado a la educación, el arte, el juego y el deporte-, preceptos que, dentro de la filosofía del autor, son básicos para conseguir una sociedad igualitaria, democrática, y fundamentalmente humanista: desde la perspectiva de Minero dichos derechos de la niñez aun no han sido proveídos como deberían, no obstante su crítica social se suaviza al presentar la ingenuidad infantil con su más preciso realismo -existencial y retratístico-. La forma y el estilo que caracterizan a los personajes mestizos, campesinos, rurales y urbanos son románticos, por lo que la esperanza de alcanzar el ideal deseado, se deja entrever en este conjunto.

II

Paisaje social

Sabemos que el paisaje como búsqueda de identidad ha sido prioritario dentro de la consolidación cultural de las artes visuales salvadoreñas en la primera mitad del siglo XX, dejando su huella en muchos artistas de diferentes generaciones y, siendo abordado también en el arte contemporáneo. Esta sección muestra los diferentes tópicos que Minero trabaja sobre el entorno que lo envuelve. En este caso se devela una vez más la sensibilidad del artista, quien asume con tenacidad y en su estilo -casi impresionista por su trazo fuerte y delineado profundo-, configurando con maestría un amplio panorama de dicha temática dentro de su particular credo estético: la naturaleza como alegoría de la vida transformada a trazos vitales, seres vivos y construcciones efímeras, así como la descomposición del paisaje humano de su época, reflejo de la desigualdad y el horror de la guerra.

III

Retrato histórico

El retrato puro dentro de la historia del arte nacional tomó una mayor intensidad como género al representar a los personajes más insignes del país, a inicios del siglo XX. Para Camilo Minero el retrato estará dedicado a los más emblemáticos artistas e intelectuales que cambiaron la historia de la humanidad entre el siglo XIX y el XX. Estos avatares nacionales e internacionales coadyuvaron definitivamente a que el maestro mantuviera con conocimiento de causa su ideario, identificado directamente de manera artística, franca y auténtica. Su línea en este segmento se vuelve hiperrealista y académica. Entre los retratados: Vladimir Ilich Lenin, Farabundo Martí, José Simeón Cañas, Osvaldo Escobar Velado, Miguel Hernández, Francisco Gavidia, Jorge Lardé y Larín, Alberto Masferrer y a sí mismo, Camilo Minero, con pincel cual espada en mano.

IV

Sala didáctica 

En esta sección se ha dispuesto una curiosa e interesante serie de obras que van desde un autorretrato de él mismo, Camilo Minero, en un dibujo a lápiz de sus comienzos en el arte, donde aparece portando un típico sombrero de paja como solidaridad con la clase campesina; una plancha que muestra la técnica con el “positivo” y “negativo”; hasta una serie de naturalezas para exhibir el talento del artista con título “Crepúsculo”, en la cual el soporte mismo se convierte en la obra de arte pura. Finalizamos con un grabado policromo como ejemplo de la terminación del proceso de producción.

Con esta muestra se le rinde tributo al mejor exponente del realismo social salvadoreño, reconociendo la rehabilitación que realizó a nivel regional de una técnica que hasta el momento sigue impulsada por artistas nacionales contemporáneos.

San Salvador, Abril 2015

 

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