Jóvenes universitarios, habitantes locales, adultos mayores, niños y familias enteras dedicaban su tiempo para la elaboración de las palmas tanto en este lugar, como en las cofradías donde además se repartían refrescos, “chicha”, pan dulce y por supuesto la sopa de res para todos aquellos visitantes, y se disfruta de música de banda y la danza de los moros y cristianos.
Texto y fotos
Iván Escobar
Colaborador
Isabel Portillo coloca una a una las flores que toma de un pequeño canasto con ayuda de su tacto y el apoyo de su esposo Salvador Mejía. Ambos van colocando las coloridas flores en la palma que escogieron para que acompañe la procesión de la fiesta de las flores y las palmas de Panchimalco, la tarde del domingo 11 de mayo del presente año.
A un costado de la ermita, ubicada cerca de la casa donde está la cofradía de la Virgen del Rosario, los esposos Mejía Portillo siguen el ritmo junto a pobladores de la pintoresca localidad que está al sur de la capital, donde cientos de turistas, tanto nacionales como extranjeros, se dan cita para participar en la elaboración de las palmas, que consiste en ordenar por colores, por tipos u otros elementos creativos, para que en la procesión se luzcan las palmas decoradas para la Virgen María.
Este matrimonio llegó desde la capital donde residen. Isabel, es no vidente, pero “desde hace mucho quería venir, y hoy hemos logrado estar aquí, estamos contentos, y ella lo está disfrutando”, comenta orgulloso Salvador, quien añadió que llegaron a Panchimalco a eso de las 10 de la mañana, y al mediodía seguían con la tarea como muchos más.
Jóvenes universitarios, habitantes locales, adultos mayores, niños y familias enteras dedicaban su tiempo para la elaboración de las palmas tanto en este lugar, como en las cofradías donde además se repartían refrescos, “chicha”, pan dulce y por supuesto la sopa de res para todos aquellos visitantes, y se disfruta de música de banda y la danza de los moros y cristianos.
La festividad se lleva a cabo el segundo fin de semana de mayo, y está vinculada a las festividades ancestrales en las cuales los pobladores originarios de esta zona, ofrendaban a la deidad del Xipe Totec, mejor conocido como el “Dios desollado”, cuya finalidad era rendir agradecimiento a la madre tierra por la llegada de las lluvias y con ello las cosechas, con la conquista esto trascendió a lo que hoy se conoce como el Día de la Cruz. Con estas fiestas Panchimalco también da gracias por las primeras lluvias y que las cosechas sean abundantes, afirman pobladores locales.
Este año, la fiesta de las flores y las palmas cumplió 43 años, y la misma se combina con elementos precolombinos, católicos y una fuerte tradición local.
Para este año, las cofradías estuvieron bajo la responsabilidad de la familia Vásquez Ramírez, en el caso de la capitanía de la Cofradía de la Virgen de Concepción, y Marcela Ramos, mayordoma de la Cofradía de la Virgen del Rosario.
Algunos asistentes, y también se evidenció en esta oportunidad, poca asistencia de personas, así como cierta improvisación en algunas tareas. Pero en términos generales la festividad se realizó con devoción y participación de los pobladores locales como cada año, en esta ocasión el profesor Amílcar Ramírez, junto a jóvenes estudiantes del complejo educativo “Prof. Bernandino Villamariona”, impulsaron el proyecto de guías turísticos locales. También se recordaron a los fundadores de esta celebración cultural.
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