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La Concertación Regional de Mujeres por un Trabajo Digno, integrada por Guatemala, El Salvador, Honduras y México, exigen a sus gobernantes a generar a mejorar las condiciones de los derechos laborales de las mujeres trabajadoras de la maquila. Foto Diario CoLatino /Gloria Orellana 

Demandan de los gobiernos de la región diálogo y respeto a los derechos humanos de las trabajadoras

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“Hemos estado reflexionando sobre las condiciones en las cuales las mujeres estamos desarrollando nuestro quehacer, nuestro trabajo remunerado y no remunerado y el activismo. Y compartir con los medios de comunicación sobre la situación de las mujeres centroamericanas que enfrentan estos contextos cada vez más complejos y autoritarios”, dijo Monserrat Arévalo, coordinadora de Mujeres Transformando El Salvador.

La Concertación Regional de Mujeres por un Trabajo Digno integrada por: Mujeres con Valor y el Comité Semillas de Mostaza, de Guatemala; el Equipo de Monitoreo Independiente y el Centro de Derechos de Mujeres, de Honduras, así como el Sindicato de Trabajadoras Domésticas, la Colectiva de Mujeres del Hogar y el Cuidado y la Asociación Mujeres Transformando de El Salvador, realizó el XII Encuentro Regional de Trabajadoras Textiles “Juntas somos Fuego”.

En el marco del Día Nacional de la Persona Trabajadora de la Maquila, que se celebra cada 5 de julio y que honra la memoria de más de 200 mujeres trabajadoras de la Zona Franca de Olocuilta, quienes sufrieron intoxicación masiva en su lugar de trabajo en al año 2002, demandaron de los gobiernos de la región mayor diálogo y respeto a los derechos humanos de las trabajadoras, cuya producción genera riqueza a las economías, tanto como las remesas.

En términos acumulados, según informó COEXPORT, las exportaciones de El Salvador en el rubro maquila llegó a los 364.8 millones de dólares a mayo 2022 . Monserrat Arévalo, reseñó que el año 2021 fue de “crisis” y que tuvo como epicentro la pandemia del COVID-19, ocasionando daños profundos a la vida de los pueblos de la región y México.

“Esta pandemia nos dejó una secuela de muerte, desempleo y hambre, que continúan cebándose en contra de las mujeres, de las personas de la tercera edad y la niñez. Apenas nos recuperábamos de los efectos de la pandemia, cuando estalló la guerra entre Rusia y Ucrania, conflicto que ha desencadenado una escalada inflacionaria en precios de alimentos y bienes de consumo básico que refuerza la desigualdad, empobrecimiento y violencia contra las mujeres”, explicó.

La realidad de las mujeres que trabajan en la maquila son constantes como la presión para cumplir metas inalcanzables, horarios agotadores, el acoso laboral o sexual y el incumplimiento de leyes o Convenciones de protección a los derechos laborales, situación que se replica en toda la región centroamericana y al Sur de México.

“La lógica de las fábricas de textiles de maquila es la sobrexplotación, violación sistemática de derechos laborales y cuenta con una lógica de producción que es totalmente inhumana, porque la gente esta sometida a presiones por las altas metas de producción que al final generan afectaciones físicas y mentales”, alegó.

“Puedo hablar en general de esa lógica porque así operan las maquilas, porque allí están la generación de riqueza de las más grandes y no solo El Salvador, sino en todos los países de Centroamérica”, acotó.

En cuanto a la invasión de Rusia a Ucrania, detallaron que como mujeres estaban en contra de la guerra y la militarización de la vida, que por experiencia propia la región centroamericana ha vivido y en este tipo de confrontaciones las mujeres y la niñez son las primeras y principales víctimas.

Así también, expresaron su rechazo a los “procesos de militarización y de retrocesos autoritarios que se encuentran en marcha en México y en los países del Triángulo Norte de Centroamérica”, expresó Arévalo. Mientras, Karen Maribel Arita, de Honduras, señaló las afectaciones a la salud de las mujeres en la maquila, detectadas como enfermedades profesionales por los movimientos repetitivos en las máquinas frente a las altas metas de producción en amplios horarios.

“Esto ha generado casos de tendinitis aguda, problemas de dolor en la columna vertebral y un nivel de estrés y ansiedad que ha provocado muchos casos de diabetes o hipertensión entre las mujeres que trabajan en la maquila textil, si bien se están atendiendo con terapias para mejorar la calidad de vida, pero este nivel de estrés es constante”, afirmó.

Con respecto a la falta de ratificación o aplicación de los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): 177, referente a los derechos de trabajadoras a domicilio; 189, sobre el trabajo doméstico remunerado y el 190, contra el abuso sexual y laboral en lugares de trabajo, por parte de los gobiernos de la región, Mirna Ramírez, de Guatemala, indicó que se debe a la falta de voluntad política de mejorar el entorno de derechos humanos de la clase trabajadora.

“Los gobiernos se oponen a través de los empresarios que haya mejoras sustanciales en cuanto a derechos laborales de las trabajadoras, por eso existe esa reticencia de poderlos aprobar. Como ejemplo, el 189”, manifestó Ramírez.

Por lo anterior demandaron el fortalecimiento del empoderamiento económico y a los gobiernos de la región fomentar la cooperación internacional para el desarrollo y destinar presupuestos para la ejecución de iniciativas de economía solidaria de mujeres y de acciones de apoyo a la economía de los cuidados.

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