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Crisis de la Deuda Griega un espejo para El Salvador

Tomado de Carta Económica
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Esta conversación se produjo entre el ministro de finanzas de Alemania, ambulance Schäuble, y el exministro griego, Yannis Vaorufakis, durante las últimas negociaciones de los programas de rescate. Y es que desde el 30 de junio, el gobierno griego dejó de pagar una parte de la deuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que asciende a 1,700 millones de dólares. Esto, en el marco del pago de los programas de ajuste impuestos por la Troika Europea (Comisión Económica de la Unión Europea, Banco Central Europeo y FMI) en 2010 de aproximadamente 143 mil millones de euros y que  en 2012 se extendieron a cerca de 200 mil millones de euros, con la contrapartida griega de un estricto esquema de austeridad fiscal, con base a recorte de gastos en seguridad social, jubilaciones y salarios del sector público. Todo esto, desencadenado a partir de la profunda crisis que ha sacudido los mercados financieros que desestabilizó los circuitos de circulación global, deprimiendo el comercio internacional, lo que afectó a la economía griega en las armadores naval griegos y la caída en la actividad del transporte naval, pilares de la economía griega.

Estas condiciones se sumaron a los hallazgos de manipulación estadística del gobierno griego en 2010 y los arreglos pactados con Goldman Sachs para arreglar transacciones que ocultaban el nivel de endeudamiento del país. Cuando esto se descubrió, se mostró que el déficit fiscal alcanzaba el 14% del PIB y la deuda acumulaba un 120% del PIB. Con estos indicadores, el precio de los bonos griegos se desplomó y se dispararon las volatilidades de las bolsas europeas. En estas condiciones interviene la Troika con el primer programa de ajuste.

En junio de 2010, y a pesar del salvataje dispuesto por la Troika, el gobierno griego estaba pagando casi 7 puntos más que Alemania por sus bonos de deuda a 10 años. Y a principios de 2011, seguía pagando prácticamente la misma sobretasa por tomar deuda. A mediano plazo esa tasa es insostenible. Lo cual ponía en peligro a varios bancos europeos, que tienen muchos préstamos con el gobierno o empresas griegas.

A partir de entonces los gobiernos griegos han sometido su política económica a los lineamientos de austeridad, impuestos en las constantes negociaciones con la Troika Europea, como condiciones a los programas de financiamiento para mantener la dinámica de la economía griega.

El rescate de los bancos por parte de los gobiernos europeos indica que dicha orientación de liquidez responde a la preeminencia de los intereses de la clase capitalista, en tanto son coherentes con la lógica de acumulación del capital. Estas medidas impulsaron el déficit público a partir de la absorción de la deuda privada, generada en la dinámica de las finanzas estructuradas. Por tanto, es erróneo afirmar que este incremento en el déficit fue ocasionado por el aumento en el gasto público y el mantenimiento del Estado de Bienestar, como sostiene la ortodoxia.

Los programas de austeridad impuestos por la Troika Europea se han presentado como una salida única a los problemas originados por las leyes de acumulación, planteados como aparatos tecnocráticos de programas de acción. Sin embargo, la ciencia económica es un proceso de producción de subjetividades políticas, y según la posición de clase que adquiera el o la economista, así es lo que investigará, la metodología de abordaje, los presupuestos epistemológicos y supuestos teóricos que utilizará. De no reconocerse la subjetividad política subyacente al análisis o postulados elaborados, las conclusiones alcanzadas, por más respaldo matemático que posean, serán meros planteamientos ideológicos sin alcanzar carácter científico, dado su sesgo (Carrera, 2013).

Así, no se pueden comprender las propuestas de la Troika Europea a partir de meras compresiones (o incomprensiones) macroeconómicas, o debates académicos y teóricos como los de Reinhart y Rogoff (2010) con Herndon (2013). Se deben considerar los intereses políticos del capital transnacional expresado en las presiones de las principales potencias que controlan los mecanismos de negociación (cuadro 1).

En las elecciones celebradas en enero de 2015 en Grecia, fue electa una coalición liderada por el partido Syriza bajo la premisa del fin de la austeridad. El primer ministro Alexis Tspiras designa como Ministro de Finanzas a Yanis Varoufakis, economista reconocidamente crítico a la ortodoxia económica y a la política de organismos financieros internacionales y regionales. Una de las primeras medidas tomadas fue una ronda de diálogos con Rusia para evaluar las condiciones de financiamiento, frente a posibles problemas con la Troika Europea.

La economía griega, previo a la victoria de Syriza, había seguido firmemente los lineamientos de austeridad dictados por la Troika. Sin embargo, como es de esperarse en una economía deprimida, estas medidas no han logrado dinamizar la economía. Entre 2010 y 2013, el PIB cayó un 25.6% acumulado y creció 2.7% en 2014. La tasa de desempleo ha pasado de 12.7% en 2010 a 26.6% en 2014. El 13% del desempleo es de largo plazo y el desempleo juvenil alcanza el 49.7%. La inversión ha caído entre 2010 y 2013 a una tasa promedio anual del 19%. La deuda pública ha alcanzado el 177% del PIB en 2014, aún con los recortes en pensiones y servicios públicos recomendados por la Troika.

El programa de financiamiento otorgado a la economía de Grecia en 2012 venció el último día de junio 2015 y el país heleno ha caído en cesación de pagos. Como medida precautoria a la descapitalización, y a recomendación de la Troika, se cerraron temporalmente los bancos, la población griega solamente puede debitar de sus cuentas 60 euros diarios y se han impuesto controles a la salida de capitales. Esto ocurrió luego de una intensa serie de negociaciones entre el gobierno griego y la Troika Europea para renegociar los términos condicionantes de los paquetes financieros de rescate.

Al enfrentarse a la posibilidad de la cesación de pagos y el vencimiento de los programas de rescate financiero, el gobierno griego y la Troika Europea se entablaron en intrigados procesos de negociación para un nuevo programa de rescate. Sin embargo, las condiciones que la Troika intentaba imponer a Grecia, con una agenda más profunda de austeridad, fue rechazada por el gobierno griego. Como contrapropuesta, Grecia llevó a la mesa de negociación la realización de un referéndum en la que se consultaría al pueblo griego la posibilidad de aceptar o rechazar el paquete de reformas de la Troika Europea.

Autores, que no han sido referentes de la izquierda, como Paul Krugman o Joseph Stiglitz planteaban que la apuesta de la Troika fue presentar un programa que el gobierno de Tspiras no pudiera aceptar, para crear condiciones de conmoción social en Grecia que provoque la salida de Syriza de la conducción ejecutiva del país y así poner un ministro acorde a los intereses “tecnocráticos” de los organismos financieros y los bancos europeos.

La relación de estos mecanismos quedó claramente plasmada en la reacción presentada frente a la propuesta griega del referéndum. Varoufakis, en su blog, presentó la propuesta llevada a las negociaciones por Grecia y comenta que, como respuesta, obtuvo de las otras partes la negación absoluta y fue interpretado como una salida unilateral de Grecia al proceso de negociación. Es que en estos espacios, queda demostrado, lo importante no es la democracia (como pretende difundir la propaganda), sino los criterios del mercado, es decir, las leyes de la acumulación capitalista.

Lo anterior queda también confirmado en las declaraciones de la Comisión Europea y el FMI luego del anuncio de Grecia sobre las medidas de protección bancaria. Los funcionarios admiten la necesidad de mantener el cierre bancario, pero exigen el restablecimiento de la movilidad internacional de capitales. La implicación de esta postura es una profunda contradicción con los supuestos principios democráticos y de bien común: “Que la gente no pueda sacar dinero, pero dejen que nuestras empresas si se lleven el capital”.

El resultado del referéndum fue una victoria avasalladora por el NO, con más del 60% de los votos. Esto despertó una euforia por el abanico de posibilidades con respaldo político que podía presentar Tspiras a las reuniones de la Troika. Sin embargo, un día después del referéndum dimite el ministro de finanzas, Varoufakis, como muestra de la voluntad de negociación del gobierno con la Troika (Sin duda esa fue una condición de la Troika-la Sra. Merkel, el Banco Central Europeo, el FMI y la banca internacional, como decimos acá Varoufakis fue el “chivo expiatorio”, él no renunció, lo renunciaron).

En una entrevista realizada, Varoufakis comenta que se estaba trabajando en una posible salida de Grecia del Euro. La falta de capitalización bancaria se cubriría con pagarés respaldados por el Banco Central Griego, lo que de facto implicaría la circulación de una moneda paralela al Euro. Cuando la propuesta fue presentada en el gabinete ministerial griego fue rechazada por el miedo a las posibles sanciones que implicaría con la Troika y de facilidades a financiamiento. El NO votado en el referéndum mostró una mayor dignidad del pueblo griego que de sus gobernantes.

Yannis Varoufakis dimite (lo renuncian), lo que fue celebrado por los miembros del Eurogrupo que comienzan una nueva ronda de negociaciones. Para este lunes 13 de julio se conoció que el gobierno de Syriza firma un acuerdo con la Troika. Un acuerdo que menciona, literalmente, ser un paso para “recuperar la confianza del Eurogrupo en Grecia” y que abra las puertas para negociar un tercer rescate. Las condiciones acordadas son las siguientes:

• Grecia no abandonará la unión monetaria europea

• La Unión Europea está dispuesta a alargar los periodos para que Grecia devuelva el montante de lo que debe a los acreedores, pero no quitará ni un euro de esta cantidad.

• Venta de activos públicos. Europa propone crear un fondo por valor de 50.000 millones de euros (US$55.000) nutrido de activos privatizables griegos. De esos fondos, la mitad, 25.000 millones de euros (US$27.500), tendrá que ser utilizada para recapitalizar los bancos y el resto se dividirá en dos mitades iguales (12.500 millones de euros, unos 13.500 millones de dólares) destinadas a pagar deuda y para implementar planes de inversión que reanimen la economía. Parte de estos activos públicos  son los aeropuertos en las islas y el Puerto de Pireo.

• Los socios del euro piden a Grecia más privatizaciones. Entre ellas, destaca la red eléctrica del país.

• La UE pide establecer “un ambicioso programa de reformas” para compensar el impacto fiscal de las pensiones y alcanzar un déficit cero en las cuentas públicas. En la última propuesta, Grecia aceptó elevar la edad de jubilación hasta los 67 años y congelar el importe de las pensiones hasta 2021.

• Las autoridades europeas demandan “revisiones rigurosas” en la negociación colectiva de los trabajadores, en los despidos colectivos y en la política industrial.

Además, se impone que cualquier reforma o nueva política impulsada por el gobierno o por el parlamento griego deberá ser supervisada previamente por la tecnocracia de la Troika Europea. De esta manera, más allá de medidas económicas, Grecia está perdiendo toda capacidad de soberanía de su nación y se está convirtiendo en poco más que un vasallo de sus acreedores y la Unión Europea, la dictadura económica y política alemana, liderada por la Señora Merkel se impone.

La Comisión Económica de la Unión Europea ha planteado un crédito puente de 7 mil millones de euros, antes de un tercer bailout. Estos fondos tendrán como principal destino la recapitalización de los bancos, para recuperar la movilidad de los capitales y pagarle al Banco Europeo 3,500 millones de Euros, más intereses.

La dinámica desenvuelta en el caso de Grecia permite clarificar los mecanismos de imposición del capital, esta vez como capital financiero a los pueblos. En estos momentos, el capital financiero se encuentra en una profunda crisis y utiliza los mecanismos que le sean necesarios para refuncionalizarlo. El acuerdo firmado ha sido calificado como un Golpe de Estado o Nuevo Tratado de Versalles, pero esta vez utilizando bancos  internacionales, al FMI y al Banco Central Europeo, en lugar de tanques, igual el capital y los administradores de sus Estados se imponen.

Grecia, una economía relativamente rezagada con respecto a sus pares europeos, en una unión aduanera y monetaria que liberaliza los flujos comerciales y los movimientos de capital y con una moneda que no puede ser controlada por sus autoridades monetarias. Si usted, amigo o amiga lectora, encuentra esa descripción un tanto familiar, no se equivoca. Podrá encontrar un análisis al respecto la próxima semana, donde haremos un símil de El Salvador-Grecia.

1.  Lambert, H. (13 de julio de 2015). Yanis Varoufakis full transcript: our battle to save Greece. NewStatesman Paper. Disponible en: http://www.newstatesman.com/world-affairs/2015/07/yanis-varoufakis-full-transcript-our-battle-save-greece

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