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CONT. EXPLOTACIÓN Y EMANCIPACIÓN

Es falso que en la historia siempre haya habido explotados y explotadores. En distintas épocas y lugares han existido comunidades en las que no existía la propiedad privada de los medios de producción y nadie tenía que trabajar en las condiciones dictadas por el propietario de éstos. Además, ha habido formas distintas de explotación, como el esclavismo (donde no sólo el trabajo, sino la vida del esclavo pertenecía a su dueño), el feudalismo, el sistema asiático, el capitalista, etc.

En el sistema actual, el capitalista puede aumentar la explotación del obrero de dos formas. Una de ellas es la plusvalía absoluta, y es más directa. Consiste en forzar a los trabajadores para que produzcan más rápido, o disminuir directamente su salario. La segunda es más indirecta y menos evidente, es la plusvalía relativa. Consiste en aumentar la producción por otros medios: mejorando las técnicas de trabajo, reorganizando la cadena, etc. De cualquier manera, el trabajador trabaja y cobra lo mismo que antes, sin embargo produce más, y por tanto recibe una porción menor de su producción, luego aumenta su explotación.

La plusvalía relativa es un concepto importantísimo, pues sirve para demostrar que aunque la riqueza social aumente y todos vivimos cada vez mejor, la explotación y la desigualdad también aumentan. Hace 50 años que conseguimos la jornada de 8 horas, y aún se mantiene a pesar de que el tiempo necesario para la producción de mercancías disminuye continuamente a un ritmo de vértigo. Si hace 50 años 8 horas generaban riqueza suficiente para la clase capitalista, ahora les generan mucha más.

Como acabamos de comprobar, al sistema capitalista le interesa invertir en investigación tecnológica, pues el progreso de la maquinaria le ayuda a producir más en el mismo tiempo y así aumentar la explotación. También consigue reducir la necesidad de mano de obra. Cada vez más hombres son sustituidos por máquinas en los talleres y fábricas. Lógicamente, dentro de la voraz competencia del sistema, cada capitalista quita de en medio a muchos otros, que se arruinan. La riqueza se concentra cada vez en menos manos, a la vez que crece la masa de la miseria. A la vez aumenta la producción a un ritmo alocado, de modo que llegaremos producir más de lo que podamos consumir, puesto que al sistema capitalista no le interesa el valor de uso (para qué sirve lo que produce), sino únicamente la plusvalía (la ganancia que genera). Estas contradicciones explican las periódicas crisis que cada vez más frecuentemente azotan a la sociedad capitalista. Este tira y afloja se volverá cada vez más violento, hasta que las contradicciones se vuelvan insostenibles, y el sistema (según Marx) o bien sentirá la hecatombe en sus carnes o bien evolucionará por necesidad al socialismo o comunismo.

Tomado de Garibaldi “Introducción al Marxismo”.

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