Ajedrez

Caralvá

 Intimissimun

Después de recorrer algunos juegos de mesa como: dama china, damas, barajas, dominó, el cerebro agota las posibilidades hasta que un día descubres en los periódicos una serie de partidas con nombres de jugadores internacionales, a los once años mi edad era un anciano para aprender ese complejo deporte, debí aprenderlo a los cinco o seis años; en mi caso no tenía ni idea como se anotaba una partida, ni siquiera las posiciones de los trebejos.

Aquél fascinante juego era una batalla imaginaria entre dos reinos, con sus estrategias para dominar al otro.

Aprender desde cero es un arte de paciencia, práctica, autoeducación, disciplina, además de recursos económicos, el tiempo es una dimensión que se aprende a valorar con cada partida ejecutada, el tiempo de juego podría variar entre dos horas y treinta minutos, hasta cinco minutos o un minuto, en éste último los jugadores se convierten en una máquina de ping-pong para ganar no por una jugada maestra, sino por agotamiento de los sesenta segundos. El reloj es un verdugo real e imaginario, sea mecánico, analógico, digital o el más extremo, el vital que lleva contabilidad de tu juego de ajedrez con la vida, ese mide otras fronteras que con los años descubres fuera del tablero.

Por años practiqué ese deporte quizás demasiados, mis partidas con presencia física o virtuales sumarían unas cinco mil o más sin exageración, además ejercicios de mate en una jugada, mate en dos jugadas, mate en tres jugadas, lectura de cientos de partidas miniaturas, finales, combinaciones, aperturas abiertas, cerradas, gambitos, etc. entonces llega un momento que la pasión se convierte en obsesión, la sed de conocimiento se transforma en automatismo de movimientos, donde la memoria es crucial de tal manera que recordar veinte, treinta o un poco más las jugadas de una sola partida es la norma para derrotar a los adversarios, en determinado momento la estrategia se convierte en movimientos automáticos de una profundidad resuelta en colectivo, de ahí la necesidad de estar al tanto de las últimas novedades sea por torneos, investigaciones, entrenamientos etc.

Ese deporte tiene enormes satisfacciones que te acompañan toda la vida, en mis largos enclaustramientos de estudio ajedrecístico, recordaba frases de los maestros rusos: “estudia ajedrez, pero debes poseer otra carrera profesional”, “el ajedrez es solo un juego” A. Alekhine, no entendía la profundidad de esas palabras hasta que visualicé que ese deporte no es solo un juego, también era mi vida, así un día crucial debí elegir entre la carrera profesional o el ajedrez.

Justamente de eso se trataba, de ganar en el deporte y ganar la vida, pero en ocasiones perder el ajedrez y ganar la vida, entonces todo tenía un rumbo distinto, donde la estrategia de sobrevivir se aplicaba en el resto de la vida.

Despertó en mi la estrategia cuando por circunstancias accidentales sucedió un enfrentamiento con otros chicos por boberías, ellos eran más de cinco, sabía que la pelea era desigual, pero con mis patines logré huir en feroz fuga del acecho, pero ellos emprendieron la persecución sin descanso, una pendiente próxima apareció frente a mí, sabía que no saldría bien, así que fingí barrer la pendiente e introducirme en una escalera lateral, ellos siguieron de largo, pero no por mucho tiempo, regresaron sobre sus pasos, el ajedrez comenzó a funcionar, como no podía escapar al verme rodeado, como en los esquemas de los 64 escaques, se imponía el engaño, así me introduje en medio de una conversación de dos adultos que estaban providencialmente en el sitio, ellos no pudieron agredirme; posteriormente el retorno a casa fue más estridente, como temía una emboscada, mi mente comenzó a imaginar posiciones, de tal manera que adivinando sus pasos retorne por senderos no usuales y escalé unos diez metros sobre terrazas y escaleras de los departamentos, mi sentido del peligro desde ese momento se activó para toda la vida.

Tal vez la ventaja de ello era un sentido paranoico que puede salvar la vida en condiciones extremas o desconocidas, la simultaneidad de eventos con la predicción más lógica, también conocer al adversario, ayuda a saber cuál es su punto flaco, de manera que tienes un paso adelante.

Parece una bobería advertir los eventos lógicos, ellos te ayudan el resto de la vida, en ocasiones también los ilógicos, todo se convierte en estrategia adversa versus movimientos colaterales.

Uno nunca deja de jugar ajedrez a pesar de los años, pero adviertes el meta-juego en todo accionar social, es una mecánica de acción-reacción-futuro, en la cual la vida depende del tiempo con los recursos disponibles.

La vida alrededor de una mesa, una computadora, una tablet, el internet a distancia en torneos virtuales es una extensión del milenario juego, a fin de cuentas se puede sintetizar en tiempo, recursos, dividendos, vida.

Se trata de “no perder siempre por tiempo”, la satisfacción acontece cuando se gana tiempo, pero lo usual es despertar en la realidad triunfante.

Se trata de ganar la partida a la vida. La familia, el trabajo, la educación, la experticia profesional es el ejército a tu disposición versus el sistema social, la competencia de otros profesionales, el mercado disponible, los recursos tecnológicos en contra, todo un juego gigantesco que no es amigable.

La magia de ese deporte se advierte cuando después de unas ocho horas de estudio, tu cansado cerebro comienza a ver sin ver el tablero, comienza a reproducir toda la mecánica de peones, alfiles, torres, caballos en un concierto vertiginoso, reproduces partidas magistrales en tu mente de principio a fin, puedes cerrar los ojos e intentar dormir, pero la mente posee otro ojo como un círculo que se ilumina en tu entrecejo, estas al borde de otra realidad, quizás estás perdiendo tu consciencia, crees que estás llegando al Nirvana sin substancias.

Puedes intentar dormir en tu lecho privado, lo haces, entonces acontece el extraordinario evento que abre una puerta dimensional más allá del ajedrez, los colores son de un verde eléctrico, la visión en realidad es una proyección inmaterial, comprendes entonces que la esencia está fuera de tu alcance, así te ayuda a comprender tu nivel en la tierra.

El ajedrez es un arte… solo recordar “algunos” de un centenar de libros de A. Alekhine, Capablanca, la escuela rusa, L. Pachman, Polgár Chess (Hach, Echecs 1994) te otorga una calidad memorable de las personas, te reconoces entonces en su erudición de tantos años de esfuerzo, quizás es también tu historia reflejada al mencionarlos. Ajedrez para toda la vida, así juegas contra el destino, te preguntas si pierdes el tiempo (o lo ganas), imaginas jugando ajedrez interplanetario o una partida dimensional; todo es cuestión de elaborar un mapa y los puntos de referencia como una mesa con 64 escaques; el ajedrez también te ayudará a perder una dama para ganar la partida, ese sacrificio extraordinario es muy parecido a una resurrección del máximo jugador de ajedrez histórico: Jesús hermano de: Santiago, Jacob, José, Simón, Judas y sus hermanas (Mateo 13, 55-56). amazon.com/author/csarcaralv

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