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¿PORQUÉ EL DESPIDO DE EMPLEADOS PÚBLICOS?

Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador

En el ahora muy lejano enero del segundo año de mandato de Calderón Sol, todos recordamos aquellas imágenes que se vieron en las diferentes instituciones públicas afectadas por los recortes que, de personal, aquel corrupto gobierno implementó.

Los telediarios de la época se enfocaron particularmente en el INPEP, donde recogieron algunas de las escenas más desgarradoras de aquel momento.

Porque se avecinaba entonces la primera ola de privatizaciones.

Meses después fueron impuestas las afp´s, y con ellas un segundo golpe asestado a la estabilidad de las familias salvadoreñas.

A la masa de desempleo y empleo informal que dominó por entonces nuestras calles, se sumaron los miles de desempleados que del sector público quedaron.

La justificación tras ello era tan banal como prosaica, pues se alegó que el estado era demasiado grande y disfuncional, así como que no había recursos para mantenerla.

Falso.

El estado tenía liquidez, si bien los años de desgobiernos militares y del pdc, y entonces de arena, sumaron decenas de miles de militantes partidarios, cuyo único mérito fue ser miembros del partido o allegado de los militares sin ninguna cualificación.

Los recursos públicos fueron destinados para, luego de aquel mamotreto pretendidamente privatizador de la cosa pública, ser transferidos así nada más a los bolsillos de los privados, que así se enriquecieron exponencialmente, y los despidos de los empleados públicos, para que el estado dejará de ser capaz de cumplir con sus funciones, transfiriendose a esos mismos privados.

Buen negocio, ¿no?

En estos precisos instantes, la administración ilegal que nos mal gobierna, se prepara para adelantar una nueva ola de despidos en el sector público, a lo que responde el irregular adelanto de aguinaldo del mismo sector, así como la narrativa dirigida a imponer la tesis del ahorro estatal, mientras semanalmente este mismo gobierno, asume más y más empréstitos, y vende como en los días de la última gestión arenera, hasta los sanitarios de casa presidencial, y contrata a más y más allegados del partido oficial, hasta para plazas inexistentes, cooptando al estado con verdadera grasa triglicerida y visceral, completamente inútil.

Como en los días de Calderón Sol, es falso que el estado está desfinanciado, que no haya fondos, pues es ahora cuando más recursos el estado salvadoreño ha tenido producto de esos créditos, que, por otro lado, también es cuando menos se los ha gestionado transparentemente, como cuando más ha servido para engordar a esa corruptela gobernante, que además sumó a la gestión pública a toda su parentela, además de a todos sus allegados políticos, también pandilleros.

No.

Detrás está el propósito de quebrar al estado, de incapacitarlo y de anularlo, pues en el trasfondo están las grandes privatizaciones en ciernes tanto para salud pública como para educación, para terminar con el agua.

Porque el que padecemos es un régimen anarcocapitalista, que por ahora conserva estructuralmente el aparato para así lograrlo, al que anulará para el solo beneficio de los privados, a los que ha enriquecido.

Porque es de los mismos.

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