En medio de la actual crisis climática, es inaceptable que se dañe una de las grandes fuentes de oxígeno y biodiversidad, subrayó el máximo representante de Naciones Unidas en varias oportunidades esta semana.
La Amazonia debe protegerse, dijo y llamó a realizar mayores esfuerzos para preservar ese ‘pulmón del mundo’.
Según estimaciones, hasta el 20 de agosto más de 500 mil hectáreas se habrían consumido en 16 días de incendio en la selva amazónica.
Del mismo modo, también se registran extensas áreas incendiadas en las zonas selváticas de Paraguay y Bolivia.
Las imágenes satelitales captaron más de 72 mil 800 focos de fuego en la región amazónica de Brasil entre enero y agosto de este año.
Además, los efectos del fuego se extienden mucho más allá de las zonas quemadas y el humo, los aerosoles y las partículas en la atmósfera alcanzan a varios países.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusó a organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil de iniciar los fuegos en la selva tropical, después de que el gobierno recortara su financiamiento, aunque no presentó pruebas al respecto.
La comunidad internacional, la sociedad brasileña y ambientalistas de todo el orbe han criticado esta actitud, y acusan al mandatario de indolencia y falta de interés en los asutos medioambientales.
De acuerdo con The New York Times, la deforestación en la Amazonía aumentó rápidamente desde que Bolsonaro llegó al poder en enero de 2019 y su gobierno recortó los esfuerzos contra las actividades ilegales en la selva tropical.
La selva amazónica es considerada uno de los recursos naturales más importantes del planeta y desempeña un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono.
Pero la biodiversidad perdida por los incendios que ocurren hoy tardará décadas en recuperarse, coinciden expertos, quienes estiman que algunas especies pueden incluso demorar siglos en ello.