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El Doctor Julio Alfredo Olivo Granadino, en la presentación de su libro: “El ocaso de las empresas socialmente irresponsables”, en el marco del “55° Congreso de Americanistas”, que se desarrolla en la Universidad Francisco Gavidia. Foto Diario Co Latino

“Nos guste o no, debemos aceptar la responsabilidad social…”: Dr. Olivo

Manuel Miranda
Colaboración

Los Estados ya no tienen poder ni riqueza. Las empresas se los quitaron, cialis son ellas las que en realidad gobiernan el mundo, buy cialis pero para ello se cuidaron de disminuir el poder de los Estados”, thumb dijo el Doctor Julio Alfredo Olivo Granadino, en la presentación de su libro: “El ocaso de las empresas socialmente irresponsables”, que tuvo lugar recientemente, en la Universidad Francisco Gavidia, en el marco del desarrollo del “55° Congreso de Americanistas” en la cual participan más de 2 mil académicos y científicos procedentes de diversos países del mundo.

Olivo Granadino está consciente de que el contenido de su libro puede parecer duro  pero señala que esa percepción sólo podría ocurrir en un país en donde no existen políticas de responsabilidad social. Y en El Salvador no es difícil encontrar ejemplos de irresponsabilidad empresarial, pues en fecha recientes se dio a conocer que existen 12, 519 empresas que no pagan sus impuestos y mantienen una deuda de 372 millones de dólares al fisco. Según el Ministerio de Hacienda, un 63% de los deudores pertenecen a la gran empresa.

Allí pone el dedo Olivo:  “En un país como El Salvador, en donde por lo general se evade y elude el pago de impuestos, es posible que la responsabilidad social empresarial no sea comprendida”, pues según el autor, la responsabilidad social va más allá de la simple obligación de pagar impuestos, la cual debe de sobreentenderse como un hecho realizado.

Se trata de una obligación de orden moral de las empresas, debido a que ellas son “generadoras de externalidades negativas” que tienen impacto  directo en los trabajadores, la familia, la sociedad y el medio ambiente. Es por ello que los empresarios deben asumir la responsabilidad social como algo superior a sus obligaciones legales.

El análisis desenmascara el vanal intento de algunas empresas por ejercitarse en la responsabilidad social: “Existen algunas empresas que manipulan el concepto de responsabilidad social y  abusan de situaciones de lástima y de caridad para hacer marketin”.

Con mucha agudeza critica acciones empresariales orientadas al marketin mediante la donación de importantes sumas de dinero en eventos de caridad pero contrapone con crudeza las limitadas acciones orientadas a mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores a quienes apenas les pagan el salario mínimo o no les reconocen la seguridad en salud y previsional, “mucho menos pensar en una guardería para sus hijos”.

La propuesta del doctor Olivo se basa en la tésis en la cual las empresas deben  competir y generar ganancias pero establece que tales ganancias no tienen por qué ser  obtenidas  a muy corto  plazo, de ser así, “se tendrán empresas que van a estar muy bien, en una sociedad que estará muy mal, pues la responsabilidad empresarial no consiste sólo en la obtención de ganancias pues una empresa sin responsabilidad social está condenada a morir, de éxito” , apunta.

En ese orden el autor plantea por lo menos tres responsabilidades fundamentales y apunta primero, la responsabilidad con la satisfacción de las necesidades de los trabajadores y el respeto a sus derechos humanos, al cual suma el cuido del medio ambiente  y las aportaciones al desarrollo social.

En esa dinámica, los Estados deben adoptar políticas públicas que incentiven y controlen las relaciones de responsabilidad social pues debe darse paso a creación y la aplicación de normativas que privilegien los acuerdos denominadas como “derecho blando”.

De tal manera que apela a la coexistencia  de empresas, Estado y sociedad mediante la adopción de nuevos convenios o acuerdos. La ruta propuesta por el doctor Olivo pasa por la incorporación de las empresas al “Club del derecho internacional” que nos permita jugar con las reglas internacionales y globales, pues ellas (las transnacionales) actúan a nivel planetario.

Por tanto, concluye, “el derecho duro” (punitivo), cada vez sirve menos para controlar y contrarrestar a las grandes corporaciones… o, ¿será posible someter a Microsoft, cuyas ganancias superan la riqueza de toda Centroamérica, cómo podríamos obligarla sin que nos cause daño con el retiro de sus inversiones? Plantea.

El aporte teórico del doctor Julio Olivo, alienta a una manera de pensar muy crítica que despierta la consciencia. Además, cita experiencias empresariales que han tenido una manera diferente de desenvolverse en sociedades como la nórdica y la norteamericana en donde se destacan  empresarios como Robert Owen que han apostado a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores y el cuido del medio ambiente. Así lo señaló uno de los Vicepresidentes del 55° Congreso de Americanistas, Licenciado Salvador Augusto López, en la presentación del libro en comento.

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