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Niñerías o locuras

Desde la racionalidad no se puede más que sorprender, a pesar de intentar encontrar explicaciones de las actuaciones insólitas de la nueva Asamblea Legislativas, ahora controlado, con mayoría absoluta, por el partido del presidente de la República, Nuevas Ideas. Y es que lo hecho hasta hoy por ese grupo parlamentario, deja estupefactos a quienes tienen capacidad de apartar las emociones y darle oportunidad al discernimiento.

El golpe de estado al Órgano Judicial fue su primer acto de presentación, y a partir de allí todo se puede esperar de esta Asamblea Legislativa, que ya desistió de su naturaleza, el parlamentarismo, por la obediencia ciega a lo que se ordene desde Casa Presidencial.

Todo lo aprobado hasta hoy ha llegado al pleno legislativo por “dispensa de trámite”, una práctica que no era usual en las anteriores legislaturas, pero cuando las hacían las criticaban todos, incluso, muchas de las leyes o reglamentos aprobados con ese mecanismo llegaron hasta la Sala de lo Constitucional con recursos de inconstitucionalidad, y varios de esos recursos fueron sentenciados de esa forma por la Sala. Hoy, por su puesto, aunque alguien se atreviera a interponer un recurso, la actual Sala que responde a los intereses de la Presidencia de la República, sencillamente les declarará inoportunas o simplemente les dará larga para que las consuma el tiempo.

La dispensa de trámite es un “Acuerdo de la Cámara (Asamblea) para exentar de todos los trámites internos a un asunto considerado de urgente resolución y que, en la misma sesión que es presentado, se somete a la consideración del Pleno para su análisis, discusión, votación y probable aprobación”. Pero este mecanismo debe ser excepcional. No obstante, al parecer, en esta Asamblea, como parte de “las nuevas ideas”, todo será con dispensa de trámite.

En la semana que recién finalizó ha sucedido otro hecho insólito y muy lamentable. Y es que las distintas comisiones legislativas mandaron al archivo todos los proyectos de ley que las asambleas no lograron aprobar, algunas por no lograron los suficientes votos en las comisiones para lograr un dictamen, otros porque no se había agotado el respectivo estudio, y por tanto estaban en proceso, y otros porque sencillamente algunas fracciones legislativas las consideraban inconvenientes a sectores por ellos representados.

Decimos muy lamentable porque entre los proyectos de ley había algunos de suma importancia para el país como el derecho humano al agua, a la alimentación o contra la violencia, entre otros.

Solo por citar algunos, y así sustentar el motivo de este editorial, la Comisión Financiera mandó al archivo 22 expedientes. La Comisión de Cultura mandó al archivo 267 expedientes, la Comisión de la Mujer 30 expedientes.

En la misma semana, los diputados de Nuevas Ideas, con 55 votos, denegaron una solicitud de la diputada del FMLN, Dina Argueta, quien solicitó una modificación de agenda, para que se ratificara una reforma a la Constitución para garantizar el Derecho al Agua.

Esta modificación constitucional tiene más de quince años de lucha, y surgió de la lucha de amplios sectores populares a los que se unió en los últimos dos años las iglesias, encabezadas por la católica y su arzobispo José Luis Escobar y las universidades UES y UCA.

Mandar al archivo expedientes sin el respectivo estudio y rechazar una ratificación constitucional porque no fue originada de uno de los diputados de Nuevas Ideas, o porque no fue solicitada por Casa Presidencial, más allá de la gravedad que puede significar, o es una niñería o simplemente locura de los “jóvenes diputados” de Nuevas Ideas. Y si estas son las nuevas ideas con las que el Parlamento va a elaborar o rechazar leyes, este país, si no se hunde, está condenado a pasar en los próximos tres años, si no que más, por el limbo político, si no es que en el “infierno político”.

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