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“María Julia fue la primera en hablar del derecho a la verdad en el caso de Monseñor Romero”: Ovidio Mauricio

Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino

María Julia Hernández fue docente en Filosofía en la Universidad de El Salvador por los años setenta, recuerda Ovidio Mauricio González, coordinador actual de Tutela Legal “María Julia Hernández”. Ahora, junto al equipo de abogados que la conforman se han convertido en los herederos de una “mística de trabajo” en defensa de los más vulnerables del país, de este y otros temas habló González en exclusiva con Diario Co Latino.

¿Quién era María Julia?

-A María Julia la conocí en 1989, ya como directora en Tutela Legal del Arzobispado, y llegué a trabajar con ella. No obstante, la primera vez que tuvimos contacto fue cuando era mi docente allá por 1978, nos daba principios generales de filosofía en la Universidad Nacional de El Salvador (UES).

¿Cómo era María Julia?

-(Ríe) Bueno, la primera impresión que tuvimos siendo docente era su conocimiento, al principio todos comentábamos que era “yuca”, era exigente. Ella era una persona que conocía bastante el tema de filosofía, y quizás pensó que nosotros estábamos avanzados en conocimientos y conceptos, porque eran temas muy amplios y ella los condensaba y teníamos que seguirle el paso con el estudio, luego terminó el ciclo… y no la volví a ver, hasta que llegué a Tutela Legal del Arzobispado de San Salvador.

María Julia Hernández y el Beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Foto Diario Co Latino.

¿Cómo llegaste a Tutela?

-María Julia me llamó para apoyarla en el trabajo de Tutela Legal, luego que yo renunciara a la Fiscalía General de la República, donde fui fiscal específico. Y ella quería a una persona que tuviera experiencia en materia penal, me llamó y llegué con todo y el miedo.

¿Por qué miedo?

Porque en ese momento la defensa de los derechos humanos en el país era riesgosa, además, venía de batallar en la “litis” (litigio) pero, no lo logré, porque el Sistema Judicial estaba y está corrompido. Lo poco que se lograba obtener en los litigios se repartía entre la gente de los tribunales. Y aún persiste ese tipo de situaciones. Así que decidí arriesgarme en derechos humanos.

¿Cómo te adentraste en el nuevo trabajo?

-La verdad… era un tema desconocido para mí. El tema de los derechos humanos no lo enseñan en las universidades aún –es un tema desconocido-, recuerdo que María Julia nos decía “tenemos que aprender a la fuerza y de manera urgente, de manera rápida”, porque la situación lo demandaba.

Así también, María Julia realizó un trabajo comprometido y constante, ahí todos trabajábamos como dicen “24-7” , o sea había que estar pendiente todos los días y a cualquier hora, para recibir las llamadas de las víctimas o denunciantes y es que, en esa época el trabajo de derechos humanos, era de todos los días, porque habían capturas, desaparecidos, asesinados, torturados y desaparecidos asesinados.

¿Cuáles casos consideras los más emblemáticos?

-Las masacres… como El Mozote, La Quesera, El Sumpul, el mismo caso de Monseñor Oscar Romero. Recuerdo muy bien que uno de mis primeros casos fue investigar el atentado dinamitero contra FENASTRAS (31 de octubre de 1989) , allí tomé fotografías del lugar y recabé datos de algunos testigos, todo ese material quedó en el archivo de Tutela, fotos, declaraciones de toda esa destrucción por la bomba.

Iba acompañado por Alfonso Hernández, que era el segundo de María Julia Hernández en ese momento. Recuerdo del caso de FENASTRAS que tomé un testimonio muy claro de una persona que declaró haber visto cuando alguien dejó un maletín en el comedor popular y todas las cosas que pasaron.

¿Cómo tomaban los casos a investigar?

-Nosotros íbamos al lugar de los hechos y a veces, allí encontrábamos personas que nos daban testimonios, luego tomábamos fotos para nuestra evidencia y en algunos momentos otros testigos llegaban al lugar de los hechos, o las mismas víctimas y nos aportaban nombres y datos, de ellos u otras personas afectadas.

¿Cuál era el método de trabajo de María Julia desde Tutela Legal?

-Era un trabajo afanoso. Íbamos al lugar de los hechos a constatar la situación y si podíamos estar en ese lugar, luego la recopilación de los testimonios y que estos fueran claros. Para tomar testimonios teníamos que darle confianza y el tiempo suficiente a las personas, para que ellos declararan lo más exacto que pudieran los hechos.

Teníamos que analizar también, entre una declaración y otra, con lo que habíamos recabado, y siempre íbamos a las primeras diligencias en los tribunales y comparábamos si esa información coincidía con nuestros testimonios. Hasta la comparábamos nuestra información con la publicada por los periódicos y nos dábamos cuenta que mucha información que era tergiversada, era una desinformación total de los hechos.

¿Cuál era el trato entre autoridades policiales, fiscales y judiciales con sus casos?

-Era un trato… y todavía existe de los fiscales contra los defensores de derechos humanos, que tienen cierta reticencia con nuestro trabajo, nos niegan información a diferencia de los periodistas, a ellos les daban información, pero a nosotros nos la negaban.

En esos tiempos, los tribunales permitían que los estudiantes de derecho, y abogados -sin ser parte del proceso- podían ver los expedientes judiciales, entonces eso nos permitía mucho analizar los contenidos de los casos. Y allí nos dábamos cuenta de cómo se habían realizado los reconocimientos médicos, si hubo autopsia o no y cualquier otro tipo de evidencia que se había sacado.

¿Cuál era el contexto para ustedes como defensores de derechos humanos?

-Era intenso… María Julia estaba pendiente de todos los casos y también, Monseñor Arturo Rivera y Damas, que era alguien que estaba pendiente de la información que salía en los periódicos y de las denuncias que le hacían llegar directamente.

Sobre los casos contra la Fuerza Armada y la guerrilla, él nos decía que, investigáramos, a veces teníamos que salir ese mismo día, que habían hecho la denuncia para hacer las investigaciones.

¿Cómo ves la contribución de María Julia en materia de derechos humanos?

-Ha dejado un gran legado. Ella pedía siempre bastante objetividad y cientificidad y uno de los ejemplos claros de su trabajo fue la Masacre de El Mozote. Este fue uno de los primeros casos donde se utilizan los antropólogos forenses argentinos, quienes analizaron los restos mortales de las víctimas de esta masacre de 1981. Esa fue una gran lucha de María Julia, para que se admitieran en el proceso.

Recuerdo, que ni la Corte Suprema de Justicia ni los mismos tribunales aceptaban ese tipo de peritaje, y tuvieron que aceptarlo, porque los presionó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), porque en ese momento estaba ONUSAL y así se pudo aceptar los resultados de los análisis de los antropólogos forenses.

¿Cómo un salto de calidad?

-Si, fue un salto de calidad y recuerdo a Juan Matheu Llort , que era el director de Medicina Legal, que estaba en ese momento, y se oponía a este proceso, al igual que el magistrado presidente de la Corte Suprema de Justicia Mauricio Gutiérrez Castro, quienes se oponían rotundamente, pero al final tuvieron que acceder por presiones internacionales.

¿Cómo fue el trabajo de Tutela Legal en el caso Jesuitas?

-María Julia fue una de las primeras que llegó, a donde había ocurrido el hecho, y esa foto icónica donde ella aparece y los cadáveres de los Jesuitas, fue tomada por miembros de Tutela Legal, para documentar el hecho, y esa foto dio la vuelta al mundo.

Esa era el tipo de evidencia que nosotros recogíamos en el lugar de los hechos, y de acuerdo a los testigos y lo que habíamos visto en la escena, incluso hasta elaborábamos croquis del lugar del hecho, donde indicábamos lugares, posiciones de los cadáveres. Esto nos permitía armar bien los casos.

El caso del asesinato del joven Adriano Vilanova Velver (1995) hijo de un médico, en ese caso se llegó a construir un plano pero en maqueta, para poder dimensionar si realmente fue un accidente de tránsito o un asesinato lo que ocurrió. Y se pudo desvirtuar la tesis que daba la policía, fue uno de los pocos casos en que se utilizó este tipo de técnica de reconstrucción.

¿Cómo impactó el caso de Monseñor Romero a María Julia?

-Ese caso la impactó, porque lo conocía… pero Tutela Legal del Arzobispado, se funda por Monseñor Rivera y Damas el 3 de mayo de 1982. Monseñor Romero, ya había sido asesinado pero le puso interés a la investigación del caso.

Y Monseñor Rivera, también pidió la investigación de este asesinato, hay una declaración en juicio, en el caso de Monseñor Romero, en donde Monseñor Rivera se declara como ofendido y pide que se investigue el asesinato de Monseñor Romero, es bien claro en la petición y también ante la Corte Interamericana de Derechos Humano y nunca vimos a los otros obispos hacer algo así, pero como sabemos luego, en 1993 el caso se cierra así por la Ley de Amnistía y no se pudo hacer nada más.

¿Cómo manejo todos estos obstáculos María Julia?

-Con mucho valor y es un hito importante, porque es la primera vez que María Julia habló del derecho a la verdad en el caso de Monseñor Romero, y se vino mencionando desde ese momento. Hasta que las Naciones Unidas (ONU) declaró que cada 24 de marzo, sea el “Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas”.

¿Cómo enfocará Tutela Legal “María Julia Hernández” su trabajo?

-Nosotros hemos querido conservar toda la enseñanza que ella nos dio y ese impulso, esa mística de hacer un trabajo que es “casi” voluntario, pero a favor de esos sectores vulnerables y es lo que hemos recogidos e intentamos hacerlo, y claro, también tenemos nuestras propias necesidades como mantener la estructura de Tutela Legal y ser referentes, como ella nos enseñó. Y este viernes 23 tendremos un oficio religioso en su memoria. Y rendir un homenaje a quien luchó porque los derechos humanos fueran vigentes en este país.

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