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LIBRES COMO EL PENSAMIENTO

VALORES Y SINCRETISMO CULTURAL
Miguel Ángel Dueñas Góchez*

En una noticia sobre el rescate de la familia a través de valores cristianos evangélicos, se veían muchos esfuerzos hechos por la empresa privada y pública, todos estos esfuerzos decían que eran por rescatar las juventudes.

Se nota que son dirigidos por personas basadas en la fe, pues siempre comienzan con una oración a Dios. No es que estemos en contra de ello, pero sabemos que desde la conquista o invasión se viene tratando el tema de que las personas pueden cambiar a través de la fe o creencias que trajeron personas de otros países a los nuestros, utilizando la figura del sincretismo, la cual deriva del griego, “synkretismos”, que está conformada por tres elementos diferenciados:
-El prefijo “syn-”, que puede traducirse como “con”.
-El término “Kriti”, que es sinónimo de “cretense”.
-El sufijo “-ismo”, que se emplea para referirse a una “doctrina” o “sistema”.

Se conoce como sincretismo a la conciliación de distintas doctrinas o posturas. El sincretismo, de este modo, implica la fusión de diferentes elementos en uniones que, en ocasiones, carecen de una coherencia interna.

Es posible encontrar el sincretismo en diversos ámbitos. El sincretismo cultural, por ejemplo, es el resultado del proceso que se lleva a cabo cuando dos o más pueblos entran en contacto y sus tradiciones comienzan a mezclarse. Cuando los conquistadores europeos arribaron a América, se produjo un sincretismo cultural a partir del encuentro entre ambos pueblos. En ciertos casos, el sincretismo fue más bien una asimilación forzosa de la cultura dominante por parte de los pueblos conquistados, que lograron mantener ciertos rasgos propios. (https://definicion.de/sincretismo/).

Para educar a las juventudes, no es necesario el fomento de valores únicamente cristianos, ya que existen los valores cívicos y laicos como la libertad, la igualdad, la justicia, el respeto, la tolerancia y la responsabilidad, el diálogo, la solidaridad, la generosidad y el compromiso han sido y deben seguir siendo la base de la ciudadanía. Esos valores constituyen el basamento sobre el que se sustenta la convivencia pacífica en sociedades caracterizadas por la libertad y la pluralidad, por la diversidad ideológica, política y de creencias religiosas.

*Lic. en Relaciones Internacionales.

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