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Las dos categorías de corruptos creadas por Bukele

Quizás ya nadie se sorprenda de las cosas que se están incoando en El Salvador, si no es que ya están enraizadas, pero que deberían sorprendernos. A dos años de gobierno del presidente Nayib Bukele, la lista podría ser larga, pero hoy solo nos referiremos a una, el tema de la corrupción. Y es que, aunque usted no lo crea, el presidente Bukele ha creado dos categorías de corruptos: los buenos y los malos. Los buenos son parte del círculo cercano al presidente Bukele, los malos, los otros, “los mismos de siempre”.

Cuando el Departamento de Estado filtró los primeros dos nombres de altos funcionarios del Gobierno de Bukele, es decir, a su jefa de Gabinete, Carolina Recinos, y su exministro de Justicia y Seguridad, Rogelio Rivas, Bukele se preguntó por qué no había nadie de ARENA, rechazando así no solo la lista, sino que se puso a la defensa de dos funcionarios, y del resto que luego serían revelados.

Recordemos que Rogelio Rivas, pese a que durante más de un año la propaganda del Gobierno lo vendió como el ministro estrella por poner en marcha el Plan Control Territorial, y adjudicarle prácticamente la disminución de los homicidios, de repente, el 26 marzo del presente año, sin explicación alguna, el presidente Bukele informó de la destitución de Rivas.

A partir de allí hubo muchas conjeturas. El periódico digital El Faro informó que la destitución de Rivas se debía a que el Organismo de Inteligencia del Estado (OIE), había descubierto que el ministro de Seguridad estaba trabajando para una próxima candidatura presidencial, y que había acumulado fondos de forma ilegal.

Luego apareció en la lista Engel, junto a Recinos, Pablo Anliker, y otros más, incluidos dos políticos vinculados con ARENA y dos del FMLN. Cuando Estados Unidos difundió la lista completa, el presidente Bukele le restó importancia y dijo que su gobierno “tenía su propia lista”. A continuación, el mandatario hizo una serie de anuncios para que los medios y la ciudadanía hablara de otros temas y no de la lista de los corruptos de su gobierno.

Recordemos que Pablo Anliker, exministro de Agricultura, fue destituido de su cargo sin explicar las razones, y luego lo puso como viceministro, donde duró solo un par de meses, pues se supo que saldría mencionado en la Lista Engel.

Contrario a lo que el presidente Bukele aseguró a mediados del año pasado, en cadena de radio y televisión, que él mismo llevaría a prisión a sus funcionarios que aparecieran vinculados a actos de corrupción, en el caso de Recinos, Anliker y Rivas, los ha defendido, diciendo que hay otros corruptos y que los perseguirá, y a los dos últimos los destituyó bajo las sombras.

Y para que no continuaran las investigaciones abiertas de posibles actos de corrupción en temas relacionados con la pandemia, el uno de mayo la Asamblea Legislativa, dominada en un 60% por Nuevas Ideas, crearon la conocida “Ley Alabí”, es decir, la Ley para el Uso de Productos y Tratamientos Médicos en Situaciones Excepcionales de Salud Pública Ocasionados por la Pandemia del COVID-19, que no solo anula los procedimientos establecidos en la Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública (LACAP), sino que prohíbe todo tipo de investigaciones contra instituciones y funcionarios que ha manejado fondos para la pandemia.

Además, el presidente Bukele le ordenó a su Asamblea, en su primer día de trabajo, destituir al fiscal general, sin seguir los procedimientos establecidos por la ley.

O sea, el presidente Bukele, contrario a lo ofrecido, lo que ha hecho es proteger a sus funcionarios y exfuncionarios señalados de corrupción, sin embargo, y para amedrentar a la oposición, ha ordenado que se cree una Comisión Especial en la Asamblea Legislativa, para investigar a exfuncionarios, así como actuales diputados de oposición por haber recibido sobresueldos en los últimos 30 años.

Y los millares de seguidores del presidente Bukele, incluso quienes durante los 30 años de gobiernos anteriores luchaban contra la corrupción y a favor de la transparencia, hoy aplauden las acciones del presidente y su asamblea, por lo que dejan claro que aceptan que en El Salvador existan corruptos buenos y corruptos malos, y se lanzan contra los segundos, cuando debería ser contra todos.

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