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La verdad del fenómeno es su concepto, y su relación es dialéctica

MSc. Tito Alfredo Jacinto Montoya.

(Catedrático de la Universidad de El Salvador).

Como dice Spirkin, científico de la ex Unión Soviética, “La esencia del conocimiento científico es la auténtica generalización de los hechos”. Cuando hablamos de generalización de los hechos hay que caer en la cuenta de que los hechos son generalizables justamente porque no lo son, es decir, porque se me presentan como siendo absolutos en su individualidad. Así, un fenómeno social, como, por ejemplo, una toma de calle por parte de los habitantes de una comunidad determinada que denuncian que no les suministran el agua, que de todas maneras les cobran, se me aparece como algo aislado, sin mostrarme los nexos y la manera como dicho fenómeno está correlacionado con el sistema social entero dentro del cual ocurre el fenómeno determinado.

Tenemos entonces que hay como un ocultamiento, de facto, de la dimensión de totalidad del fenómeno dado aquí y ahora. Pero la visión científica, la verdad y las posibilidades del fenómeno, solamente se me revelan cuando lo consideramos en su articulación dialéctica con la totalidad global del modo de producción y la formación económico-social en el que acontece.

La verdad fundamental del fenómeno individual de una comunidad específica que se toma una calle para mostrar su inconformidad por la falta del suministro de agua potable por parte de la entidad pública encargada de ello, con el agravante de que dicha entidad gubernamental de todas maneras les cobra por un servicio no prestado; la verdad de ese fenómeno individual, en el marco del Estado de la República de El Salvador, de los miembros de la comunidad que se ven obligados a gastar más, derivando parte de sus ya bajos ingresos económicos en la compra del agua a empresas privadas, por un servicio que el Gobierno no les brinda; la verdad de este fenómeno individual y determinado está más allá de su individualidad determinada.

Porque ese fenómeno individual considerado se encuentra está dialécticamente relacionado con la naturaleza de lo que el gobierno es, en tanto que dicho gobierno es como la expresión formal de lo que es el Estado como tal. Así, el gobierno aparece como no respondiendo a la demanda popular, como distanciado del interés del pueblo, como instalado en una praxis anti-ética de cobrar algo que no provee; aparece como violentando su razón de ser, tal como lo establece el Artículo 1 de la Constitución Política de la República de El Salvador: “El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado, que está organizado para la consecución de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común”.

Diríamos entonces que únicamente conocemos realmente algo cuando sabemos su concepto, su idea. Pero el concepto del fenómeno es su verdad concreta. El carácter concreto del fenómeno no le viene por el hecho de estar ahí, con una prespecialidad física, espacial y temporal. Ser concreto, decía Marx, es ser “síntesis de muchas determinaciones”. Por el contrario, ser individual en su existencia aquí y ahora, como siendo y existiendo separado de la totalidad, como siendo absoluto en su determinación individual, eso es lo que hace que el fenómeno que se me presenta como individual sea abstracto. Es el sistema dado (el capitalismo dependiente y subdesarrollado salvadoreño) el que se nos muestra (pero ocultándose al mismo tiempo) en el acaecimiento del fenómeno de la toma de calle por parte de las personas que protestan por la falta de agua y el fraude al cobrarles algo que no les dan.

El fenómeno individual expresa, de alguna manera, la esencia del fenómeno. Pero la esencia del sistema capitalista, que se expresa ahí, es su concepto, su idea, su noción. Hay una correlación dialéctica entre la esencia del sistema que se expresa en el fenómeno específico y la manera específica como el fenómeno expresa, bajo una forma determinada, las leyes esenciales del sistema global. Porque en el caso de la toma de calle por parte de la comunidad tenemos que el fenómeno no solo manifiesta, transparenta, la esencia del fenómeno global; también lo critica, lo niega, lo denuncia; pretende decir no solo lo que la esencia capitalista es en tanto que se expresa en el fenómeno, sino que también propone su necesaria y posible negación, muestra la necesidad y la posibilidad de ir más allá del fenómeno capitalista expresado en la determinación de la toma de calle. Esta toma de calle específica se me presenta como la negación de la negatividad del sistema capitalista, por ello es negación de la negación.

Entonces hay que entender que parte integrante de la esencia, de la noción, del concepto del fenómeno es también la mostración de su negatividad (el carácter autocontradictorio) y consecuentemente la necesidad y la posibilidad de su negación por una acción teórico-práctica que resuelve el problema de la falta de agua y los cobros indebidos pero que visualiza que la solución definitiva a la problemática de la falta de abastecimiento de agua implica necesariamente el cambio de todo el sistema social, político y económico. De hecho, el análisis de la problemática concreta de la falta de agua y los cobros abusivos por parte de la entidad estatal nos va llevando a buscar las causas profundas de la problemática, hasta darnos cuenta que el “síntoma” de la falta de agua en el barrio específico es solamente la manifestación de una “enfermedad” más profunda: la explotación y la dominación de la clase capitalista en contra de la clase trabajadora en el sistema deshumanizante y alienativo del capitalismo dependiente salvadoreño y globalizado. A partir de ese momento los sujetos de la toma de calle se dan cuenta, por la reflexión sobre el fenómeno, que su “problema” y las “causas” del problema no tienen solamente una realidad inmediata y local. Ahora advierten por lo menos dos cuestiones: a) que la problemática no es solamente social-reivindicativa, sino que también es político-económica al estar correlacionada con lo que el Estado capitalista en la sociedad capitalista dependiente y subdesarrollada salvadoreña es; b) que la problemática toca la globalidad del sistema capitalista y que por tanto su lucha como comunidad sin agua potable tiene que trascender hasta cuestionar y transformar la globalidad del sistema burgués. Entonces la lucha comunitaria trasciende lo meramente reivindicativo inmediato y reformista, y alcanza el nivel de ser lucha estratégica política y revolucionaria. Hay un paso de lo cuantitativo a lo cualitativo, el carácter de la lucha alcanza una cualidad superior al cuestionar el sistema como tal. Justamente al hacer esto, la visión científica de los fenómenos logran mostrar no solamente el ser del fenómeno (lo que el fenómeno es aquí y ahora) sino también apuntan hacia lo que este fenómeno puede y debe ser (abre el campo del deber-ser y las posibilidades reales de realización del deber-ser del fenómeno, pero partiendo de lo que es).

Aquí también vemos en qué consiste la dimensión normativa de las ciencias sociales y su carácter dialéctico. Por ello es que son ciencias críticas, no meramente instrumentales como las ciencias supuestamente puras y supuestamente duras.

En modo alguno pretendemos aquí hacer una especie de “filosofía de la pobreza”, más o menos en la idea de Proudhon; al cual Karl Marx pulverizó con su “Miseria de la Filosofía”. Lo que aquí proponemos orienta en la dirección expuesta por la famosa Tesis 11 de Marx contra Feuerbach: “los filósofos hasta hoy se han dedicado a interpretar el mundo de diversas maneras, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Justamente la lógica de la reflexión que proponemos es, que si en términos científicos, por el sentido mismo del método de investigación científica en el campo de las ciencias sociales, y en términos filosóficos, por la consideración de la idea de totalidad dialéctica, que la solución real del fenómeno determinado, sea la lucha popular de una comunidad por el desabastecimiento de agua potable, solo se la puede lograr cuestionando teórica y prácticamente el ordenamiento social, el sistema social global, que origina, causa, y fundamenta la negatividad de la falta de agua potable. Lo que decimos es que la lucha reivindicativa inmediata de la comunidad que se organiza para luchar por el acceso al agua tiene que trascender de lo inmediato para enfrentar organizada y combativamente al Estado antipopular que sostiene esa negatividad. Esa negatividad inmediata (la falta de agua) es la que solo se puede negar, negando (es decir, luchando combativamente) el sistema burgués que crea y fundamenta, pero esa lucha por destruir la opresión específica se vuelve auténtica negación de la negación cuando la lucha por lo inmediato se transforma en la reivindicación de un Estado popular, de un sistema social que verdaderamente responda a los intereses de la clase trabajadora. Es preciso pasar de la visión de los árboles (lo inmediato) a la visión del bosque (ver la realidad como un todo dialécticamente correlacionado).

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