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Las condiciones de vida de las mujeres empeoran en la medida que la degradación ambiental se incrementa y que tiene un impacto negativo superior en sus capacidades de subsistencia, sostiene la Mesa Permanente para la Gestión de Riesgo (MPGR). Foto Diario Co Latino/Archivo

Gestión de riesgo regional sin enfoque de género en prevención y respuesta

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

El aumento de la pobreza por la pérdida de empleos, el aumento de gastos y la carencia de políticas públicas con un enfoque de género en contextos de las emergencias como la salud, economía y seguridad fueron analizadas por representantes del IMU, MPGR y CGR, en el marco de la Pandemia de COVID-19, en la respuesta de los Estados centroamericanos a esta crisis humanitaria.

Con el webinario “Retos y Desafíos para la Gestión Integral de Riesgo. Impactos del COVID-19 y Acciones de prevención, Recuperación y Respuesta”, que reunió a la Comisión de Género de la CRGR Centroamérica y las Mesas Nacionales de Prevención de Riesgo, con el financiamiento de Oxfam en El Salvador. Se realizó un intercambio de experiencias a fin de fortalecer el enfoque de prevención de riesgos y reflexionar sobre las mujeres en el cambio climático y su contribución a la gestión integral de riesgos.

Wendy Ávila, representante de Fundación ESFRA/COCIGER, Guatemala, en su intervención, señaló que han venido trabajando en un levantamiento de información diagnóstica, para tener parámetros más cercanos sobre COVID-19, específicamente en las mujeres de la COCIGER y conocer aspectos concretos de la realidad de las mujeres de su país.

“Creemos que es importante tener de primera mano, los aspectos más sensibles como la salud, educación, economía y medioambiente; aunque son resultados preliminares, porque aún estamos trabajando el documento hay resultados importantes. Como la salud que han señalado la mayoría de mujeres en su evaluación es la distancia a los centros de salud, la falta de medicamentos y la calidad de los servicios de salud que consideraron en su generalidad regulares. Y sobre los casos de COVID-19, reportan que las comunidades tomaron sus propias medidas de protección y medidas de prevención”, informó.

Mientras, Breny Herrera -coordinadora de la MPGR- habló sobre el enfoque de género en la gestión integral de riesgo y desde las políticas públicas, señaló que esta red de organizaciones fundada desde el año 2002, con el compromiso de acompañar a las comunidades en situación de vulnerabilidad, desde el ejercicio de formación, organización social y comunicación con enfoque de gestión de riesgo, a fin de lograr transformaciones de manera participativa.

La Mesa Permanente para la Gestión de Riesgo (MPGR) -explicó Herrera- trabaja, desarrolla y consolida la promoción de la reducción de vulnerabilidades de la población salvadoreña, porque cuenta con una gestión integradora en un contexto social con creciente sensibilidad, unido a la trayectoria presupuestaria ascendente y recursos humanos especializados.

“Quiero hablar sobre el impacto de los desastres en la vida de las mujeres, niños y niñas, por lo que es importante porque las condiciones de vida de las mujeres empeoran en la medida que la degradación ambiental se incrementa y que tiene un impacto negativo superior en sus capacidades de subsistencia, particularmente en aquellas que laboran en el sector agrícola, informal y de servicios.

No obstante, su vulnerabilidad genérica es el primer componente de su desprotección ya que sus responsabilidades hacia otras personas la pareja, sus hijos e hijas y adultos mayores, las limita para tomar acciones y resguardar sus propias vidas”, señaló.

Sobre los agravantes de las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres, Herrera agregó que es la carga del trabajo doméstico y el uso del tiempo; la discriminación por ser mujeres en comunitario, el difícil acceso a los recursos y la situación de violencia de género y la violencia social así como comunitaria, expuso en su intervención Breny Herrera.

“La capacidad de resiliencia de las mujeres posterior a un desastre se ven afectadas por todo esta intensa actividad de cuidados, ya que los colectivos humanos bajo su cuido, demandan de ellas mayor responsabilidad, incrementando los costos tanto en su salud física y mental.

Las mujeres tienen que ir a la búsqueda de otros ingresos para subsistir y salir adelante, inclusive poder mantener compromisos previos al desastre y no contar con los apoyos necesarios para el cuidado de la familia, limita su desarrollo personal”, acotó.

Saskia Carusi oficial e asuntos externos para- la Oficina e Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres las Américas y el Caribe- reseñó de manera más global el impacto del COVID-19 y los derechos de las mujeres en el área centroamericana, afirmó que también existen desafíos y oportunidades frente a situaciones difíciles que se enfrentan en la región.

“Cada crisis genera oportunidades en su recuperación. Tomando datos del CEPREDENAC, con datos actualizados de la región centroamericana y República Dominicana, con más de medio millón de casos, esto refleja las cifras oficiales que son las cuantificables y de hecho con el estudio de Wendy (Guatemala), con un 8.4 %, que dicen que hubo casos en esas comunidades y sabemos que hay muchos más casos que se lo logran detectar y hace ver que es muy fuerte (la pandemia) con las diferencias en diversos países, en términos de impacto y en términos de respuesta”, aseguró Carusi.

En cuanto al impacto socio-económico en el contexto del COVID-19, señaló que las economías han experimentado un embate que las ha debilitado, con más de 10 puntos porcentuales en caídas, junto a la baja demanda de bienes o servicios, el turismo y el tema de las remesas de los que dependen muchas economías centroamericanas. Destacando que el área centroamericana se encuentra ante un crecimiento negativo del Producto Interno Bruto (PIB) junto al aumento del desempleo, la falta de un acceso equitativo en educación, por las realidades que viven los estudiantes en la región.

“Cada uno de estos temas es grande, aparte los déficits, el aumento de las deudas de los gobiernos, el aumento de la pobreza, la pobreza extrema y las vulnerabilidades que ya existían como la inseguridad alimentaria y que ahora se van acentuando con la pandemia, así como la educación con el cierre de las escuelas, que crea otra crisis como la salud mental y emocional.

Todo esto, es por una crisis de salud, que ha desencadenado en una crisis social, económica y de género, es una manifestación del Riesgo Sistémico, en donde una crisis de salud ha impactado todo, porque todos están interconectados e interrelacionados entre sí”, puntualizó.

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