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El Estado debe enfrentar la carestía y la pobreza

 Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Las políticas estatales deben estar dirigidas a enfrentar la carestía de los productos, especialmente los de primera necesidad, y a la pobreza. Es urgente y, para el Gobierno, es ineludible.

Las entidades internacionales que analizan los impactos de la pandemia, y ahora los de las sanciones impuestas a Rusia desde EEUU y Europa, anticipan la ocurrencia de problemas de aumento de precios, pobreza y hambre.

La CEPAL registra los retrocesos ocurridos en materia de desarrollo humano: estancamiento y retroceso en desigualdad, aumento de la pobreza y, particularmente, de la pobreza extrema, pérdida de empleos, especialmente de jóvenes y mujeres, e incremento de la dedicación de las mujeres al trabajo doméstico y del cuidado, disminución de la participación de mujeres en el trabajo remunerado.

Según este organismo de Naciones Unidas, en el continente latinoamericano es donde mayor vulnerabilidad ocurre después de que ha pasado lo más agudo de la pandemia, las medidas tomadas por los gobiernos para disminuir esos impactos negativos se quedaron por debajo de las necesidades.

Se reconoce, en las advertencias de este organismo regional, que los problemas estructurales se agravaron, que hay aspectos en los que retrocedemos siete años y más.

En nuestro país, pocos hablan de este drama que padece el segmento más pobre de nuestra sociedad, y que se complica más por la conducta de un gobierno autoritario, en el que las estadísticas y la investigación de problemas sociales ha dejado de tener importancia para las autoridades, importa más la propaganda, la mentira, la ilusión de realizaciones que se proyectan pero no se ven, como el aeropuerto del oriente, un tren, o sobre una ciudad para ricos  y sobre el rebalse que nos traerá una criptomoneda que está por hoy a la baja.

Grave es que perdimos empleos y no se recuperan, que la producción agropecuaria ha sido abandonada, que el apoyo a los jóvenes en becas o emprendimientos productivos que tuvimos en el pasado se abandonaron.

Solo vemos el encarecimiento de los alimentos, el desánimo de productores por el alza de los insumos para producir, y eso hace más crítica la perspectiva para encarar el alza de precios y la existencia de alimentos en meses y años venideros.

Atender con responsabilidad estos problemas propios requiere, como lo recomiendan esos organismos regionales, de políticas publicas centradas en las necesidades reales y mas urgentes de la población en general y de sus segmentos mas necesitados.

Requeriría de estudios actualizados de nuestra realidad, apoyado por las universidades y los organismos estatales existentes; requeriría que el gobierno entienda que necesita de todos, y este entendimiento es, por hoy, lo que más ausente se encuentra.

En realidad, es urgente recuperar la producción de granos básicos, de leche, de verduras, de mejorar las condiciones de pesca y acuicultura en general, apoyarse y apoyar el conocimiento de las cooperativas de producción, apoyo estatal para quienes tienen vocación agrícola y pecuaria. En concreto, apoyar a nuestra gente del campo.

Se requerirá de estimular a quienes vivimos en las zonas urbanas a producir. De esto y más necesitaríamos para evitar mayores aprietos en nuestros hogares.

Sin embargo, lo dramático es cómo proponer políticas a un gobierno que no escucha.

He allí lo más grave para nuestro pueblo.

La orientación general de la CEPAL, ante estos problemas, es el desarrollo de “políticas públicas para conectar la emergencia con la recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad”.

Para nuestra realidad, esto representaría apoyar al campo para producir alimentos y generar empleo; replicar la medida de apoyo temporal al empleo, como se hizo con el primer gobierno del FMLN, priorizando oportunidades para las mujeres; un programa de becas a jóvenes, en vez de convertirlos en soldados o llevarlos a la cárcel.

Cumplir las inversiones que dejaron adelantadas con seguridad de financiamiento, como la construcción de Hospital Rosales y el de Nejapa, y las unidades de salud, el Baypass de San Miguel. Si no hay nuevas inversiones, al menos debería impulsarse las que han dejado de hacer en estos últimos tres años de gobierno.

Sin duda, el impacto en la niñez es grave cuando la familia mas pobre carece de capacidad para comprar los alimentos, debe reforzarse, por tanto, la alimentación a escolares y abrir las aulas a la enseñanza presencial por completo.

Para hacer políticas publicas en favor de los mas necesitados se requeriría parar la guerra contra los pobres, parar la persecución y la arrogancia en el trato a quienes pensamos distinto a los partidarios del presidente.

Cuando el Cardenal Gregorio Rosa Chávez advierte sobre la existencia de una bomba de tiempo, refiriéndose a los efectos posibles de la aplicación del régimen de excepción, debemos pensar que el hambre, la carestía, la falta de ingresos de la mayoría de nuestro pueblo es, sin duda, otra bomba de tiempo.

Aunque el gobierno no escuche, es necesario que hablemos de esto. Ojalá se dé cuenta que dejar de escuchar es un tremendo error que daña la vida del país.

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