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Diputados deben aceptar el diálogo propuesto por el ministro de Hacienda

El ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya convocó, el miércoles pasado, al presidente de la Asamblea Legislativa, Mario Ponce, así como a los jefes de fracción de los partidos políticos representados en el congreso y a los alcaldes que pertenecen a la junta directiva de COMURES a una reunión para discutir temas como el FODES y fondos para atender la emergencia por COVID-19. El ministro Zelaya dijo que la reunión se realizaría mañana sábado, y que la misma “es una muestra de la voluntad de diálogo” del Gobierno del presidente Nayib Bukele.

Por cierto, es la primera vez que el ministro de Hacienda, desde que fue juramentado como ministro el 27 de julio pasado, ha utilizado el término “diálogo”, pues, en los pocos meses que ha estado al frente de esa estratégica cartera de Estado, su discurso ha sido ofensivo y confrontativo contra los diputados. Zelaya, incluso, se ha negado a acudir a una comisión legislativa, en tres ocasiones, con lo que no solo menosprecia a ese Órgano del Estado, sino que, manifestó, que ir a la Asamblea “era perder el tiempo”.

Pero, más allá del comportamiento del ministro Zelaya, es de aplaudir que llame al diálogo, sobre todo, porque los afectados, como la Asamblea misma y  COMURES, pues, a los primeros se les retrasó el salario por más de dos semanas, y a los segundos se les adeuda cinco meses del FODES, necesitan saber del porqué de los retrasos, pero, sobre todo, cuál es la condición del fisco para lo que resta del año, con un presupuesto aprobado y con el impacto de la pandemia. La Asamblea Legislativa -en general- acepta el diálogo con el ministro, solo que en el Salón Azul. Solo los jefes de fracción de los dos partidos progubernamentales, GANA, en tanto partido oficial, y Cambio Democrático, aliado del presidente Bukele, han anunciado que acudirán a la reunión convocada por el ministro. También ha anunciado su participación el jefe de fracción del partido PCN, el coronel Armendáriz.

Esperemos que el lugar de la reunión no sea el motivo de la no realización de ese diálogo tan importante solicitado por el ministro Zelaya, primero, porque los temas son de sumo interés para el país y, segundo, porque después de más de un año de un discurso confrontativo, el diálogo es la palabra y acción clave para que El Salvador salga adelante.

El diálogo, como lo define el diccionario, es una “discusión sobre un asunto o un problema con la intención de llegar a un acuerdo o encontrar una solución”.

Esperemos que cuando el ministro Zelaya llamó al diálogo, lo haya hecho en ese sentido, es decir, exponer y explicar los problemas, pero escuchar a las partes convocadas, para que contribuyan con la solución.

Esperemos, también, que el lugar y la forma del diálogo no sea hoy el factor determinante para aplazar el tan necesario diálogo, no solo entre un ministro y los diputados y los alcaldes como en este caso, sino entre los poderes del Estado y las otras fuerzas vivas del país.

Ojalá y las declaraciones inapropiadas no aparezcan, para no minar este esfuerzo, que sería, además, la puerta de entrada para que el ministro Zelaya acuda a la Comisión Legislativa que investiga el uso de los fondos durante la pandemia, y que no sea necesario que se use al apremio. Finalmente, es necesario expresar que hoy que aparece el término diálogo en la boca de un funcionario de este Gobierno, es necesario que se potencialice y convertirlo en bandera a partir de este momento, para dirimir todo aquello que divide o mantiene dividido a los salvadoreños.

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