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Xi Jinping participa en una deliberación con legisladores de la provincia de Hubei en la tercera sesión de la XIII Asamblea Popular Nacional (APN) en Beijing, la capital china, el 24 de mayo de 2020. (Xinhua/Huang Jingwen)

Crónica del liderazgo de Xi en la guerra de China contra COVID-19. (Primera parte)

BEIJING/Xinhua

El 10 de marzo de 2020, en el Hospital Huoshenshan de Wuhan, el presidente de China, Xi Jinping, llevando una mascarilla, habló mediante un enlace de video con un paciente que se encontraba acostado en una cama.

“Lo que debes hacer ahora es mantener la confianza. Todos debemos tener confianza en que ganaremos esta guerra”, afirmó Xi, y proclamó: “¡Victoria para Wuhan! ¡Victoria para Hubei! ¡Victoria para China!”

Xi, también secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y presidente de la Comisión Militar Central, se presentó en un lugar crítico: Wuhan, la ciudad china que en ese momento era la más afectada por el brote de COVID-19.

Ocho días después de la visita de Xi, la ciudad no informó nuevos casos de COVID-19 por primera vez. El 26 de abril, los hospitales de Wuhan quedaron libres de casos del nuevo coronavirus. En los más de siete meses que han pasado, China, la nación más poblada del mundo, ha superado situaciones extraordinarias. Más de 80.000 chinos fueron infectados por el virus y alrededor de 4.700 personas perdieron su vida. El control de la epidemia se convirtió en la máxima prioridad del país.

Durante la Fiesta de la Primavera, el Año Nuevo Lunar chino, que cayó este año a finales de enero, cientos de millones de ciudadanos abandonaron sus planes de vacaciones. Se quedaron en casa durante varias semanas seguidas. Las ciudades fueron cerradas, los negocios suspendidos y las reuniones públicas canceladas. Las sesiones anuales de la legislatura nacional y el órgano asesor político, eventos clave en el calendario político del país y conocidos popularmente como las “dos sesiones”, fueron aplazadas por primera vez debido a la emergencia de salud pública.

La epidemia de COVID-19 es la emergencia de salud pública de más rápida propagación, más ampliamente extendida y más difícil de contener desde la fundación de la República Popular China en 1949, señaló Xi.

“La vida es de suma importancia”, afirmó Xi, quien lanzó una “guerra del pueblo” y asumió la responsabilidad reuniendo recursos nacionales para combatir contra el “enemigo invisible”.

En poco más de un mes, fue contenida la creciente propagación del virus; en unos dos meses, cayó a un solo dígito el aumento diario de infecciones locales; y en casi tres meses, se logró una decisiva victoria en la batalla de defensa de la provincia de Hubei y su capital Wuhan, lo que representó un logro estratégico en el combate contra la pandemia de COVID-19.

Aunque han ocurrido brotes esporádicos en los últimos meses, el Gobierno chino, con su experiencia y medidas específicas, logró cortar rápidamente las vías de transmisión.

Desde una perspectiva global, China fue uno de los primeros países en reanudar el trabajo y reabrir escuelas y negocios. El país asiático está ahora corriendo contra reloj para ganar la lucha contra la pobreza y construir una sociedad modestamente acomodada en todos los aspectos.

Xi Jinping conversa con un paciente y trabajadores sanitarios a través de un enlace de video con el Hospital Huoshenshan en Wuhan, capital de la provincia central china de Hubei, el 10 de marzo de 2020. (Xinhua/Ju Peng)

LIDERAZGO EN TIEMPOS DE CRISIS

La epidemia de COVID-19 cambió la agenda de Xi. Las personas familiarizadas con su trabajo expresaron que Xi se dedicó a liderar las labores de control de la pandemia y dio instrucciones todos los días durante el momento más crítico del brote.

Xi formuló un conjunto de principios generales para guiar la lucha contra el nuevo coronavirus, haciendo hincapié en “la confianza, la unidad, un enfoque basado en la ciencia y una respuesta específica como directrices de los esfuerzos de control de la epidemia de China”.

El 7 de enero, al presidir una reunión del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh, Xi subrayó la importancia de tomar medidas adecuadas contra la epidemia, conocida entonces como “una epidemia de neumonía de causa desconocida”.

El 20 de enero, Xi dio importantes instrucciones para combatir la epidemia, enfatizando que la vida y la salud del pueblo deben ser consideradas como las máximas prioridades y que se debían hacer esfuerzos firmes para detener la propagación del virus. También pidió que se divulgara rápidamente la información sobre la epidemia y se reforzara la cooperación internacional.

El 22 de enero, Xi ordenó la imposición inmediata de restricciones estrictas al movimiento de personas y a los canales de salida en Hubei y Wuhan. Xi explicó que la toma de decisión requería un enorme coraje político. “Pero el tiempo exige una acción resuelta. De lo contrario, habría problemas”, resaltó.

El 23 de enero, Wuhan suspendió todo el transporte público urbano y cortó los vuelos y trenes de salida. Poner en cuarentena a una mega ciudad con más de 10 millones de residentes fue algo sin precedentes, pero resultó una medida efectiva.

Desde el XVIII Congreso Nacional del PCCh en 2012, Xi ha insistido repetidamente en que los cuadros deben tener un fuerte sentido de responsabilidad. “Ser leal al Partido, luchar por el bienestar del pueblo, trabajar duro…” Estos son principios constantes que deben tenerse bien presentes en las causas del Partido.

Xi no durmió bien en la víspera del Año Nuevo Lunar chino, ya que asumió la gran responsabilidad de luchar contra la epidemia.

Al día siguiente, el 25 de enero, Xi convocó una reunión del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh sobre el control de la epidemia. Xi manifestó a sus colegas del comité permanente que la situación era apremiante y que necesitaban estudiar el tema juntos.

El mandatario chino tomó la iniciativa haciendo una donación para apoyar los esfuerzos de control de la epidemia, destacando el principio de temprana detección, notificación, cuarentena y tratamiento que debía ser estrictamente observado. También pidió salvar la vida mediante el aumento de las tasas de admisión y curación y la reducción de las tasas de infección y mortalidad.

Xi hizo demandas de respuesta específicas en diferentes etapas de la batalla. Desde el comienzo del brote, el presidente de China presidió un gran número de reuniones de alto nivel para diseñar medidas de contención, que incluyeron 17 reuniones del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh, cuatro reuniones del Buró Político del Comité Central del PCCh y reuniones de liderazgo sobre la gobernanza conforme a la ley, asuntos del ciberespacio, asuntos exteriores y la profundización de la reforma en medio de la epidemia.

También dio instrucciones a los militares para que se unieran a la lucha y presidió una serie de simposios, incluidos uno con miembros no pertenecientes al PCCh para escuchar sus sugerencias, y otro con expertos sobre la construcción de un sólido sistema de salud pública.

Además, convocó varias teleconferencias, una de las cuales fue la más grande celebrada en China desde 1949, a la que asistieron 170.000 funcionarios, con rangos desde la dirección central hasta las unidades a nivel de distrito de todo el país.

Xi también llevó a cabo nueve visitas de inspección nacionales para orientar el control de la epidemia, el desarrollo económico y otras labores: dos en Beijing, una en Wuhan y las otras seis en las provincias de Zhejiang, Shaanxi, Shanxi, Jilin y Anhui, así como en la región autónoma de la etnia hui de Ningxia.

En las “dos sesiones” aplazadas, Xi se unió a asesores políticos y legisladores en cuatro debates de grupo para planificar el control de la epidemia y las medidas de desarrollo económico.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó que cuando estuvo en Beijing, vio al presidente Xi liderando los esfuerzos de China para movilizar a todo el gobierno y la sociedad y hacer que todos los ciudadanos participen en el proceso de respuesta.

El observador político Eric Li escribió en un artículo publicado en la página web de la revista estadounidense Foreign Policy que la decisión de cerrar Wuhan y Hubei resultó ser una decisión que salvó a la nación de una catástrofe devastadora.

El presidente de Namibia, Hage Geingob, sostuvo que Xi ha liderado al pueblo chino en una lucha efectiva contra la COVID-19, ha demostrado un liderazgo excepcional y ha sido muy apreciado por países de todo el mundo, incluidos los de África.

En una carta dirigida a Xi, 18 directores ejecutivos del Consejo Mundial de Directores Ejecutivos afirmaron que China, bajo el firme liderazgo de Xi, ha contenido rápidamente la epidemia del nuevo coronavirus, ha tomado la iniciativa en la reanudación del trabajo y la producción y ha desempeñado un papel positivo en el apoyo a la lucha mundial contra la neumonía de COVID-19 y en el mantenimiento de la estabilidad económica mundial.

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