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¿Cómo se llamará él bebé?

 

Marlon Chicas

El Tecleño Memorioso

Un acontecimiento que no pasa inadvertido en la vida de toda familia es la llegada de un nuevo miembro a esta, iluminando con su presencia el seno del hogar, por lo cual algunos padres se aventuran a conocer el sexo de la criatura, con la clásica pregunta ¿Niño o niña?, planificando de antemano el futuro académico del bebé, entre otras proyecciones, así como habrá de llamarse el lactante.

El nombre de toda persona, independientemente de su género, es un elemento importante en la interacción social de este, por el que será conocido. Dios hace referencia al nombre del ser humano en Jeremías 1:5 “Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía”, dando con ello identidad a la persona. Por otra parte, algunos padres perpetúan su nombre a través de sus vástagos, otros utilizan para ello el calendario o almanaque Bristol, lo que marcará la vida del nuevo ser, convirtiéndose en este, en una bendición o dolor de cabeza en el futuro.

En 1978 tuve la bendición de acceder al archivo histórico de las fes de bautismo de una parroquia tecleña, descubriendo una diversidad de nombres desde los más pintorescos hasta los más extraños que, en tiempos de nuestros mayores, solían asignarle a los bautizados, los cuales no eran muy comunes, según el gusto de sus progenitores, de los cuales rememoró algunos de estos.

A continuación detallo los siguientes con su respectivo significado: Gúdula (La batalladora); Prisca (Antigua o Venerable); Apolonia (Hija del Sol); Emeterio (Aquel que es defensor); Olegario (El que domina con su lanza); Cirilo (Señor); Eustasio (Sólido); Zósimo (Larga vida); Casilda (Batalla o combate); Hermegilda (La que vale por su ganado); Perfecto (del latín Perfectus); Expedito (Libre o dispuesto); Mayolo (Nacido en mayo); Desiderio (Deseo o sentimiento); Petronila (Piedra); Fándila (Permitido o licito); Benilde (Valiente en la batalla); Ginés (Origen); Pamaquio (Protegido por el consejo divino); Protasio (El preferido); Pelayo (El mar); Cucufate (Cofia o capucha).

Pafnuncio (Que pertenece a Dios); Otón (El que tiene riqueza); Procopio ( El que marcha adelante); Sinforosa (Amistosa); Cleofás (El que ve la gloria); Bruno (Coraza); Evodio (Buen camino); Honorio (Honorable); Frutos (Fértil o prospero); Severo (incorruptible); Cuniberto (Sobresaliente entre los caballeros); Odón (Superior de muchos); Abercio (Integro o audaz), Saturnino (El que siembra); Eloy (El elegido); Sabas (Converso); Urbicio (Camino de perfección); Hungero (Diez saetas); Asterio (El que brilla como un astro); Cagnoaldo (Aquel que es noble); Ariosto (Noble); Acisclo (Pequeño martillo o hacha); Espiridión (El que acompaña).

Pánfilo (Amigo de todos); Casimiro (Aquel que invoca); Casiano (El que lleva yelmo); Anacleto (Invocado); Sindulfo (Lobo del camino); Mamerto (Guerrero); Cástulo (Casto); Casiodoro (Don del hermano); Catarino (Puro); Eleuterio (Hombre libre); Canisio (Martillo de los herejes); Pio (Devoto); Clovis (Soldado famoso); Caetano (Alegre); Clemencia (Misericordiosa); e Isidoro (Regalo de Isis).

La lista es interminable, ya que, muchos de estos nombres han quedado en desuso, lo importante de ello es que, sea cual sea el nombre con que usted es conocido, debe enorgullecerse del mismo, ya que, con él Dios le conoce desde antes de su concepción, no olvide la frase de Dale Carnegie “El nombre de una persona, es para ella el sonido más dulce, e importante que pueda escuchar”. Con esta crónica honro la memoria de hombres y mujeres tecleños que en vida o ante la presencia del Creador, compartieron gratos recuerdos en nuestras vidas.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.