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Andrés McKinley , experto en agua y minería, presenta su libro, “Por amor a la Lucha Memorias de El Salvador”. Foto Diario Co Latino/ cortesía YSUCA.

Andrés McKinley : “El Salvador merece victorias y esperanzas”

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Andrés McKinley, estadounidense radicado en el país desde hace cuatro décadas, vivió el conflicto armado desde las trincheras, por su interés hacia las “luchas sociales” de un pueblo imbatible ante la adversidad y merecedor de victorias y esperanzas. En la actualidad sus conocimientos y experticias académicas en agua, salud y minería, le han permitido trabajar en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”(UCA), donde recientemente presentó su libro “Por Amor a la Lucha Memorias de El Salvador”, un libro dedicado a los héroes, heroínas y mártires que dedicaron sus esfuerzos y hasta la vida por un cambio en la historia de El Salvador.

En sus declaraciones a radio YSUCA, McKinley señaló que este libro inició en sus manos hace más de 30 años, y que tenía como propósito “la reconciliación”, al señalar que los años de guerra en El Salvador fueron una etapa muy dura, de mucho sufrimiento, tanto para el pueblo salvadoreño como para su madre, que se encontraba a 1,795 kilómetros de distancia en Florida, Estados Unidos.

“Mi familia no entendía por qué había ido tan lejos, mientras ellos estaban siendo bombardeados por una campaña de mentiras que decían que la lucha en El Salvador era un proceso subversivo, terrorista, tratando de llevar el comunismo al hemisferio occidental y otras cosas por el estilo”, recordó. “Yo también estuve en un proceso de alejamiento de mi país de origen, incluso de mi propia familia y de mi pobre madre, que se encontraba con muchas dificultades para comunicarse con un hijo que había volado demasiado lejos del nido”, reseñó McKinley.
Sobre las primeras ideas para el libro -el autor- reconoció que su propuesta sigue firme: educar a personas en los Estados Unidos, que son solidarias sobre la complejidad que vivía El Salvador en ese tiempo, pero ahora, ante la nueva realidad, el propósito del libro será la recuperación de la memoria histórica.

“Frente a los esfuerzos del gobierno actual, de decir que ese tiempo fue una farsa, tratando de decir que la historia no empezó hasta que tomó el poder este nuevo gobierno, este libro trata eso, recuperar la memoria histórica”, agregó.
“Así como han hecho (autores) otros excelentes libros, porque no será el primero ni el único libro basado en ese período del que tuve el honor -digo yo- de vivirlo al lado del pueblo salvadoreño, este libro refleja uno de los período más importantes en la historia de El Salvador, por la audacia, por la contundencia de la lucha de crear una nueva realidad de El Salvador, luego de 50 años de dictadura militar”, mencionó.

En su libro de 400 páginas, compila cómo esa audacia y entrega de estas personas que enfrentaron una dictadura militar, se le suman los valores y principios de solidaridad humana, la profundización del compromiso con los sectores más pobres y luchar por erradicar el sufrimiento, entregando hasta su vida por una causa social.
“Yo recuerdo a una hermana mía que durante los años de guerra, ella me admiraba porque yo había encontrado una causa en la vida y era tan importante que estaba dispuesto a morir por ella.
Por eso no acepto que traten de decir que fue una farsa, cuando ese período fue glorioso y donde cientos y cientos de personas heroicas y mártires conocían el camino de la vida y fueron quienes me motivaron a escribir este libro”, manifestó.

“Cuando yo platico con salvadoreños y se dan cuenta de la cantidad de años que he vivido en su país, se sorprenden y me preguntan: ¿Por qué le gusta tanto aquí?, si los salvadoreños quieren migrar a mi país. La verdad es que nunca he hallado la manera de explicarles por qué he estado aquí en El Salvador, no porque me guste el sabor de las pupusas o el merengue, sino que siempre he sentido atracción por sus luchas. Un pueblo que no acepta una situación de injusticia estructural, falta de dignidad o falta de esperanza”, reafirmó.
Sobre el hilo conductor de su historia, McKinley adelantó que se encuentra vinculado al matrimonio de Antonio Rivas y Teresa Polanco, durante el conflicto armado, y la muerte de Polanco en 1996.

“Yo conocí a Antonio Rivas y su bella familia en los frentes de guerra, allí por El Paisnal, yo estaba admirado, sorprendido por encontrar una familia que en ese tiempo estuviera intacta en su núcleo, que no habían sido víctimas de la represión por los Escuadrones de la Muerte”, comentó.
“Me sorprendió tanto el nivel de calor humano, alegría, solidaridad de una familia dentro de una guerra civil, su paciencia con este extranjero -gringo- que llegó a su comunidad, y que su gobierno había generado tanto sufrimiento tanto a ellos como al resto del pueblo salvadoreño, (que comprendí) que la historia de esta familia es la historia del pueblo salvadoreño”, explicó.
El involucramiento de McKinley en la lucha del conflicto armado de los años ochenta, indicó, fue un proceso de toma de conciencia y compromiso con los más débiles y sufridos en el mundo.

Su trabajo como maestro inició, primero, en África, en donde educaba a niños de una comunidad. De regreso en la ciudad de Filadelfia, se dedicó a enseñar a jóvenes de minorías afroamericanas y latinas, que subsistían en un ambiente de pobreza, sin oportunidades de desarrollo y violencia por el asedio de las pandillas.
“Quería regresar a África, estaba enamorado de África, pero lo único que encontré fue trabajar en Guatemala y me fui a trabajar con una organización de iglesias, para atender a indígenas en el Altiplano de Guatemala, luchando contra siglos de apartheid donde trataban de defenderse de un ejército que tenía la intención de aniquilarlos, y ese ejército destruyó más de 450 comunidades”, narró.
“Con El Salvador comencé trabajando con personas desplazadas,
escuchando sus historias tan trágicas de los motivos del desplazamiento de sus comunidades. Eso quebró mi corazón, porque no aguanté y decidí venirme y luchar junto a ellos. Y como digo en mi libro esto fue una bendición, porque conocí y viví con los héroes y mártires, experimentando grandes alegrías”,
sostuvo.

 

En cuanto a la situación que vive el país, McKinley comentó que su trabajo está enfocado en la problemática del medio ambiente y en los temas más estratégicos que se relacionan a la sobrevivencia de este país.
“Hemos dado gracias a Dios por las grandes victorias, creo que este pueblo necesita victorias, porque ha tenido una historia tan triste y tan trágica, que lo glorioso es la lucha misma. Como la victoria que obtuvimos con la prohibición de la minería metálica, peleando contra un poder de las empresas transnacionales de minería, que quieren venir a El Salvador y hacerlos pedazos extrayendo su oro”, dijo.
“Siento que en El Salvador, las condiciones son similares a los que encontré en los años setenta, cuando llegué a este país, en ese tiempo había una dictadura militar. Y aunque no digo que tenemos una ahora, existe una tendencia al debilitamiento a los elementos claves para la democracia”, consideró. “Se ve un ejército fortaleciéndose, aumentando y tomando un papel en la sociedad otra vez, y se ve una fuerza policíaca aparentemente preparándose para el tiempo que tendrá que reprimir las protestas de una ciudadanía descontenta, se ven esas condiciones preocupantes, pero este pueblo va a estar luchando siempre para lograr esa democracia, para lograr la justicia y eliminar la pobreza y la injerencia extranjera para el país”, concluyó McKinley.

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