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Trump según Pinker (I)

Luis Armando González

En lo que es parte de una gira latinoamericana –según la publicidad relativa al evento- el psicólogo cognitivo Steven Pinker estuvo en El Salvador, en octubre recién pasado, en un periplo que lo llevará en noviembre, a México, Lima, Santiago de Chile y Montevideo. En el texto que acompaña que informa del evento, además de los nombres de la empresa patrocinadora –una fuerte AFP- y del científico, se lee una frase suya que dice: “el mundo está mejor que nunca y pocos lo saben”, la cual seguramente él ha dicho muchas veces en sus múltiples conferencias y está escrita en su voluminoso libro En defensa de la Ilustración. Por la razón, la ciencia y el humanismo y el progreso (Barcelona, Paidós, 2018). Sin duda, a Pinker le sucede lo mismo el biólogo Richard Dawkins: además de ser exitoso mediáticamente, sus contribuciones científicas son obviadas a cambio de destacar una afirmación o frase que se toma como la quintaesencia de su pensamiento. Con Dawkins que los genes son egoístas, con Pinker que en el presente estamos mejor que nunca.

Esa reducción es incorrecta, por más que ellos mismos hayan contribuido –por afanes mediáticos- a que la misma se convierta en lo que los define en algunos ambientes mediáticos y empresariales. Ambos autores tienen una vasta obra científica, recogida en sendos volúmenes en los que abundan frases para coleccionar. En el caso de Pinker, solo para mencionar dos de sus principales libros –el ya citado en Defensa de la Ilustración, y Tabla Rasa. La negación moderna de la naturaleza humana (Barcelona, Paidós, 2018)- suman más de 1,400 páginas. Hablamos, además, de un científico creativo, informado, que va fundamentando sus argumentos con referencias, datos y teorías actuales; es casi que imposible no encontrar a cada paso una afirmación o argumento que no inviten a la reflexión, y que en muchos casos no sean dignos de ser guardados en el archivo de frases o argumentos coleccionables.      

Precisamente, En defensa de la Ilustración es un libro en el que Pinker, además de su tesis de que en el presente las evidencias del progreso y del bienestar son contundentes, plantea asuntos que tienen que con las amenazas que se ciernen sobre el progreso y bienestar a partir de lo que él llama “populismo autoritario” y del arribo de Donald Trump al poder presidencial en Estados Unidos. No se si quienes promueven la visita de Pinker a estas tierras latinoamericanas estén enterados de su visión de Trump o si les interese, pero a continuación voy a resumir lo que él apunta sobre el flamante presidente estadounidense.

Ante todo, comenta Pinker que el tratamiento del “tema Trump” le fue sugerido por colegas que le pidieron anotar lo siguiente en los capítulos sobre el progreso: “Pero todo este progreso se verá amenazado si Donald Trump se sale con la suya”. Y añade Pinker: “Ciertamente está amenazado. Al margen de que 2017 represente o no realmente un punto de inflexión en la historia, merece la pena repasar las amenazas, aunque solo sea para entender la naturaleza del progreso que amenazan” 1. Y a continuación procede a enlistar lo que se ve amenazado por Trump. Antes de resumir esos aspectos, recojo la caracterización de Pinker del “populismo autoritario”, que es una de esas joyas que merece ser puesta en afiches académicos y culturales.

“Una amenaza muy diferente para el progreso humano –escribe Pinker- es un movimiento político que aspira a socavar los fundamentos de la Ilustración. La segunda década del siglo XXI ha asistido al ascenso de un movimiento anti ilustrado llamado populismo, para ser más exactos populismo autoritario. El populismo reclama la soberanía directa del ‘pueblo’ de un país (…) encarnada en un líder fuerte que canaliza directamente su virtud y su experiencia auténticas.

El populismo autoritario puede verse como la resistencia de ciertos elementos de la naturaleza humana –tribalismo, autoritarismo, demonización, pensamiento suma cero- en contra de las instituciones ilustradas diseñadas para sortearlos. Al centrarse en la tribu más que en el individuo, no da cabida a la protección de los derechos de las minorías ni a la protección del bienestar humano en todo el mundo. Al no reconocer que el conocimiento que tanto ha costado conseguir es la clave para mejorar la sociedad, denigra a ‘las élites’ y a ‘los expertos’ y resta importancia al mercado de ideas; incluidas las de libertad de expresión, la diversidad de opiniones y la verificación de los datos de las afirmaciones interesadas. Al valorar al líder fuerte, el populismo ignora los límites de la naturaleza humana y desdeña las instituciones regidas por normas y los controles constitucionales que limitan el poder de los imperfectos actores humanos”2.

Impecable, claro y digno de figurar en cualquier manual serio de ciencia política.

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