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SIKA Y ANTI-DERECHOS

Miguel Ángel Dueñas Góchez*

En  el Cuadragésimo Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la OEA y Sociedad Civil (12 al 15 de junio de 2016, Santo Domingo, República Dominicana), se pudo conocer la moral impuesta por personas fundamentalistas, también llamadas anti-derechos, alegando que una mujer que adquiriera el virus del Zika durante el embarazo, debe terminar su gestación y parir, venga o no dicha criatura afectada, para no violar el orden divino o natural de la mujer, quien está diseñada para la procreación.

El problema es que ninguna iglesia o congregación publica anuncios o promociona la crianza, o lugares de crianza, de la niñez nacida en estas circunstancias (microcefalia producida por el virus del Zica), sino que, además de sacrificar a la madre por traer forzadamente a una criatura que se puede evitar, esta debe lidiar mientras viva y dedicarse a sus quehaceres o trabajo, sea porque un hombre irresponsable no la apoyó o porque la Iglesia se convierte en decisoria del cuerpo de la mujer, en complicidad con las leyes del Estado al ser elaboradas por hombres y mujeres imponiendo los primeros su poder patriarcal al dictar leyes penalizando el aborto; por ejemplo, la Constitución se refiere a los derechos del no nacido, el Código Penal tipifica y sanciona la práctica del aborto como un hecho punible, no obstante permite el aborto en algunos casos especiales, que la mima ley los contempla como hechos no punibles, pero no deja a la libre decisión de las persona a que se dediquen a tal práctica, (Decreto N° 738 de la Asamblea Legislativa de la República de El Salvador “28 de diciembre derecho de nacer” año 1993).

Por lo tanto, un Estado laico debe fomentar:

•Que las leyes y las políticas públicas no deben ser dictadas por las Iglesias, ni responder a normas religiosas que se pretendan imponer a toda la sociedad.

•El Estado debe legislar de forma independiente, en base a la defensa de los derechos humanos, el conocimiento científico y el consenso social.

•En su vida privada, cada persona tiene derecho a seguir las normas y principios religiosos de su preferencia.

*Lic. en Relaciones Internacionales.

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