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El padre Douglas Crespín, capellán de la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador ofrece misa dominical. El día de ayer la Iglesia católica inició un nuevo tiempo litúrgico: el Adviento, en el que los fieles se preparan para el nacimiento del hijo de Dios. Foto Diario Co Latino/Guillermo Martínez.

“Si caemos en la rutina, nos congelamos, no avanzamos”: Douglas Crespín

Oscar López
@Oscar_DCL

“El Señor en tiempo de adviento nos dice que debemos estar preparados en lo cotidiano, a no caer en la rutina, porque eso afecta grandemente a la vida espiritual y a nuestra relación con los demás. Si caemos en la rutina nos congelamos, no avanzamos”, dijo Douglas Crespín, vicario de Catedral Metropolitana a los feligreses congregados en la cripta de dicho templo católico. Asimismo, el religioso dijo a los feligreses que es importante mantenerse “vigilantes en lo cotidiano”, debido a que es en la vida diaria y fuera de un templo en el que se ponen en práctica los valores cristianos.

“Decía monseñor Romero, una persona que venga todos los domingos a misa pero vive una semana como pagano, pues no se puede llamar cristiano. San Pablo nos dice que tenemos que desechar una lista de pecados, como cristianos debemos escuchar aquello que nos decía monseñor Romero, que se vea, que se note nuestra fe, porque debe de producir un cambio en nuestras vidas”, afirmó el sacerdote.

Crespín también explicó que la Iglesia inició un nuevo tiempo litúrgico: “el Adviento”, en el cual los católicos se preparan para celebrar el nacimiento de Jesucristo, lo cual debe hacerse en armonía y unión familiar.

“Este tiempo de adviento es para reflexionar sobre nuestra vida, para ver cómo estamos con Dios, para llenarnos de la luz del Señor. Es un tiempo para estar alegres, porque el 25 de diciembre celebramos el nacimiento de nuestro salvador”, declaró Crespín.

El sacerdote instó a los feligreses que durante el tiempo de adviento permitan que la fe y el Espíritu Santo obren un cambio en sus vidas, dejando de lado lo pecaminoso y poniendo en práctica una vida de gracia.

“Es el Señor el que nos transforma, que nos da la gracia de amar al prójimo, de vivir justamente y no vivir como el mundo nos ofrece, haciendo trampas, injusticias o pisoteando la dignidad de los demás”, indicó Crespín.

Sin embargo, el sacerdote reconoció que actualmente existe mucha indiferencia de las personas a involucrarse en actividades religiosas, dejándose llevar por el ir y venir del mundo.

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