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Feligreses visitan la tumba de monseñor Oscar Arnulfo Romero, en la cripta de Catedral Metropolitana para orar, dar gracias y pedir por sus familias. Foto Diario Co Latino/Ricardo Chicas Segura

San Oscar Romero, el profeta de la paz

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

Monseñor Romero es fiel testimonio de la verdad y profeta de la paz”, resume Félix Ramírez, quien ha llegado temprano este 24 de marzo a la conmemoración del aniversario 41o de la muerte martirial del primer santo salvadoreño de la iglesia católica.

“Es una persona que ofrendó hasta su vida por los más necesitados y creo que es un regalo que tenemos a nivel de Latinoamericano. Nosotros deberíamos ser más como él: un hombre de profunda fe, creer en los ideales de la justicia y la verdad, pero lo más importante el compromiso personal y colectivo con los más vulnerables. De no hacerlo, creo entonces que no entendimos el mensaje de su pastoral”, argumentó Ramírez.

La Comunidad San Oscar Romero de la Cripta en Catedral conmemoró el 41 aniversario de la muerte martirial de San Oscar Romero, con testimoniales, oraciones y con un oficio religioso que tiene como objetivo preservar las enseñanzas del pastor mártir, así como las misas de cada domingo del año litúrgico.

Sobre la vigencia del pensamiento de monseñor Romero, Félix agregó que será “eterno”, al señalar la vinculación directa de la pastoral con la verdad, un legado que permite en su aplicación a distintos escenarios, una actualidad por si sola.

El museo en honor a Oscar Arnulfo Romero en la cripta de Catedral Metropolitana, recuerda su vida martirial. Foto Diario Co Latino/Ricardo Chicas Segura

“Al haberlo hecho santo, honra su pensamiento e ideales, los cuales por defender a los más pobres le costó la vida. Las nuevas generaciones, lejos de la parte religiosa deben conocer que monseñor Romero defendió estos ideales de esperanza, verdad, justicia, y lejos de la politización de su imagen, porque lo que él tuvo fue un fuerte y claro discurso para denunciar las injusticias en aquel momento antes que iniciara el conflicto armado”, sostuvo.

Entre las bancas cerca del mausoleo de san Romero, la madre Sofía Hernández, de CODEFAM, recuerda a monseñor como el profeta que les dio esperanza en medio de la aflicción e incertidumbre de haber perdido a sus hijos, hijas, esposos o familiares en la década de los años setenta y ochenta.

“Nos hizo cambiar no solo con su palabra, también con su ejemplo de conversión, de valentía y el amor hacia la gente humilde. Yo por eso lo llevo en mi corazón, porque siento que nos da fuerza para seguir adelante, junto a otras madres mientras esperamos una respuesta de justicia y en especial la verdad. Lo único que me entristece es que en el mundo hay más seguimiento de monseñor Romero que en su patria, los que tratamos de seguir sus pasos, que son difíciles, estamos convencidos que él vive”, indicó madre Sofía.

Las meditaciones y oraciones también incluyeron al personal médico, enfermería y trabajadores del área de salud, además de sacerdotes, hombres y mujeres que asumieron el “papel del Buen Samaritano”, explicó Reyna Tenas de Rivas, quien pertenece a la comunidad San Oscar Romero de la Cripta de Catedral.

“Son 21 años, nacimos el 23 de mayo de 1999, que el domingo litúrgico fue el domingo de Pentecostés, así que para nosotras fue una gran sorpresa cuando el papa Francisco dijo que lo iban a beatificar el 23 de mayo de 2015, esa fecha fue grandiosa y no es casualidad. Hemos mantenido vivo el legado de monseñor Romero, su mensaje, su historia de un hombre valiente que supo enfrentarse al poder superando hasta el miedo y ofrendó su vida”, aseguró.

A las actividades de las comunidades se sumó la Santa Misa en Catedral, oficiada por el arzobispo de San Salvador, José Escobar Alas, junto a la Conferencia Episcopal y el representante del papa Francisco, en la cual se reconoció el legado de San Oscar Romero a 41 años de su muerte martirial.

“Es impresionante como a los 41 años de su martirio, su figura continúa siendo inabarcable, dada la amplitud de sus hechos, la grandeza de su vida y el misterio de su entrega martirial tan generosa. Monseñor Romero se sabía odiado por el mundo, pero como Cristo que nunca detuvo jamás su ministerio, él tampoco lo hizo llegando a santificarse con él y en él”, dijo el prelado católico.

“Era un tipo obispo soñado en Medellín y en Puebla”, agregó el arzobispo Escobar Alas, al describir la profunda religiosidad y su compromiso con los más vulnerables de su época, citando parte del discurso de monseñor Romero, cuando recibió su Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Lovaina.

“El religioso es fiel seguidor de Jesús, así como su constante práctica de la oración y su humildad, para presentar una iglesia con una buena nueva para los pobres y para los ricos a partir de la realidad de los años de su pastoral”, al citó del discurso de monseñor Romero en Lovaina, Bélgica, el 2 de febrero de 1980.

“Es una verdad en nuestro pueblo que los pobres vean hoy en la Iglesia una fuente de esperanza y un apoyo a su noble lucha de liberación. La esperanza que fomenta la Iglesia no es ingenua ni pasiva”.

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