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Renovación partidaria

@ARPASV

Los partidos políticos se empeñan en mostrarse “renovados”, remedy presentando en la actual contienda electoral a “nuevos rostros” como candidatos. Con estas “caras jóvenes” las cúpulas partidarias buscan mandar mensajes de apertura al electorado.

Así –por ejemplo– el FMLN tiene en el joven empresario Nayib Bukele, sildenafil candidato a alcalde de San Salvador, su principal muestra de “renovación”. Para diputados, sin embargo, el partido de izquierda prefiere mantener a “cuadros históricos” en las candidaturas ganadoras.

Mientras tanto, el derechista ARENA exhibe a varios jóvenes como candidatos a diputados. Estos jóvenes candidatos del partido oligárquico, además, se presentan como “no políticos” y hacen campaña supuestamente renegando de la política tradicional.

Otros partidos, también de derecha, como el PCN, han incorporado a mujeres como candidatas a diputadas; pero nadie olvida que hace algunos años un vetusto dirigente de ese partido declaró públicamente que las mujeres “sólo pueden estar en la cocina y no deben participar en política”.

Pero esta “renovación” a través de “nuevos rostros” deja de lado la renovación más importante y fundamental de los partidos: la actualización de su ideario político y su proyecto económico, que deben estar acordes con los nuevos tiempos, realidades y demandas ciudadanas.

A excepción del FMLN (que pragmáticamente vino renovando sus planteamientos y poniendo sus propuestas a tono con las posibilidades reales del actual momento histórico), los demás partidos continúan anquilosados en ideologías retrógradas y modelos fracasados.

En este sentido, ARENA es el partido que menos actitud renovadora demuestra.  El partido de las élites empresariales mantiene intacto su discurso anticomunista heredado de la guerra fría y todavía no renuncia al proyecto neoliberal que generó los altos niveles de pobreza, violencia, migración, corrupción y deterioro ambiental que sufre el país.

ARENA defiende los intereses oligárquicos, bloquea la reforma fiscal progresiva y protege a ex funcionarios corruptos, sobre todo al ex-presidente Francisco Flores. El partido derechista parece no entender que el país no es el mismo de hace 30 años y –en pleno segundo gobierno de la izquierda– sigue cantando “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”.

El país necesita una verdadera renovación de todos los partidos políticos, pero especialmente de la derecha que sigue atrapada en visiones del pasado.

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