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PERÚ: LA DERROTA ELECTORAL DE LA IZQUIERDA

Mientras en Brasil gana la izquierda, en Perú esta fue muy
derrotada.
El desgaste del Presidente Pedro Castillo y la derechización y
división de los socialistas peruanos le dejó la cancha libre a la
derecha.
¿Por qué se ha producido tal descalabro y cómo salir de ello?

Por Isaac Bigio

Politólogo economista e historiador

Al momento de escribir estas líneas, el sol recién empieza a
aparecer en el territorio peruano, pero la noche se anuncia para
los partidarios del nuevo Gobierno y para las izquierdas.
Cuando aún no se conocen los resultados finales, algo que
salta a la vista es que distintas alas de la derecha han copado
los principales gobiernos municipales, mientras que quienes
han retrocedido son los partidos nacionales que han venido
planteado una nueva constituyente y un cambo social en
beneficio de los pobres.
Es probable que hoy haya mucha gente progresista que se
sienta descorazonada o desmoralizada. La mejor forma de
evitar que la depresión nos pueda abrazar es buscar examinar
las causas de la derrota y ver cómo revertir ese proceso. Hay
que sacar las lecciones para mantenerse optimista. Por más
duras que sean las críticas, estas no buscan demoler la meta
de llegar a una sociedad más igualitaria, sino, por el contrario,
buscar retomar mejor la senda para lograr tal objetivo.
Hasta donde sepamos ninguno de los partidos históricos de la
izquierda han podido participar y ninguna de las 2

organizaciones inscritas que se reclaman de tal vertiente (Perú
Libre, PL, y Juntos Por el Perú, JPP) han logrado algún triunfo
electoral. Como en estos comicios se han presentado decenas
de listas regionales «independientes» es posible que algunas de
estas hubiesen sido estructurados en torno a izquierdistas (y
que incluso hayan tenido una buena performance en sus
localidades), pero no es fácil identificarlas y, en todo caso, hay
una total carencia de un polo de referencia a nivel nacional.

JPP y PL se desinflaron.

Según las cifras oficiales de la ONPE (Oficina Nacional de
Procesos Electorales) antes de las 7 am vemos que Perú Libre
no ganó en Huancayo ni en Junín ni en ninguna de las
provincias de esa región, en la cual este partido «marxista
leninista» ha nacido y que ha sido su baluarte. PL ha acabado
no bien parado en todas las 15 regiones donde postularon. En
Lima, PL ha quedado en el último puesto, incluso por debajo de
los votos nulos o blancos y del 1.5% de los votos emitidos. De
todos los 43 distritos que componen a la capital no hemos
encontrado uno solo en la cual el partido con el cual ganó
Castillo no haya quedado en la cola. Esto último pasa, incluso,
en los barrios más pobres.
JPP puso como su candidato estrella al hijo de un famoso
novelista belaundista, el mismo que en el 2010 se lanzó para la
alcaldía capitalina con el lema «Lima con alegría». A JPP no le
importó el hecho de que Gonzalo Alegría había estado en la
última década con buena parte de la derecha no fujimorista
(candidato de AP en 2010, electo parlamentario andino
suplente con la Alianza Perú Posible hecha por Toledo, AP y
Somos Perú en 2011, asociado a la APP de Acuña en 2014-15,
y candidato de Victoria Nacional y partícipe del plan de
gobierno de George Forsyth en 2020-21).

JPP hizo entrar a sus filas a Alegría, quien hacía una campaña
que, en vez de concentrarse en promover viviendas sociales,
restablecer el vaso de leche, mejorar las condiciones salariales,
laborales y de techo de los trabajadores y desarrollar la entrega
regular de canastas familiares, prometía crear una ciudad
nocturna con casinos y discotecas en la costa verde hecha con
inversionistas extranjeros.
Pese a que Alegría y sus partidarios afirmaban que tenían
encuestas en las que JPP figuraba de puntero (y hasta
distribuían algunas encuestas de empresas desconocidas y
favorables vaticinios de una bruja), el candidato de JPP viene
quedando en el sexto puesto y con menos del 6% de los votos
emitidos.
Hace 18 meses Castillo y PL obtuvieron 8,8 millones (un récord
histórico para el Perú), pero hoy el globo rojo se ha desinflado.
Los distritos más populares de Lima abandonaron a los
socialistas y endosaron a Daniel Urresti, el exministro del
interior de Ollanta Humala. Rafael López Aliaga, en cambio,
arrasó en los más pudientes.
En Lima metropolitana, los 5 primeros lugares lo vienen
ocupando distintos derechistas. A más del 97% de las ánforas
contabilizadas, López Aliaga viene ganando con encima del
23.5% de los votos emitidos, mientras que su rival Urresti está
en un 22.75%.
En La Libertad, César Acuña parece que va a lograr su objetivo
estratégico de ganar el Gobierno regional. En Cajamarca, la
tierra de Castillo, se ha impuesto Avanza País, el partido de la
ultra-golpista Patricia Chirinos.

¿Por qué ahora la tendencia se ha revertido y son distintas alas
de la derecha las que han triunfado?

1) Castillo, cuando ganó las elecciones del 6 de junio del 2021,
estuvo en la capacidad de llegar al poder movilizando a cientos
de miles de desposeídos en las calles para defender su victoria
electoral y debutar en Palacio, desconocer a la fuji-constitución,
restablecer a la carta magna de 1979, convocar a una nueva
constituyente y aplicar un «shock» de medidas para reducir la
brecha social. En vez de optar por ese camino, Castillo decidió
congraciarse con el establishment, jurar por la fuji-constitución,
mantener al mismo director monetarista del BCR (Bando
Central de Rerserva) y hacer todo lo posible para congraciarse
con Joe Biden (a quien visitó 2 veces, y al cual ha apoyado en
sanciones contra Rusia, en sus ejercicios de guerra naval del
Aro del Pacífico contra Moscú y Beijing, en renovar la USAID,
en seguir manteniendo 10 bases militares y tropas
norteamericanas y en seguir los lineamientos del FMI).
2) Castillo se ha desgastado al burlarse de sus «palabras de
maestro» pues no ha cumplido desde las más sencillas de estas
(como renunciar al sueldo, al avión y al palacio presidenciales),
le ha dado demasiado poder a su entorno de parientes y
paisanos (varios de ellos hoy procesados o prófugos), se ha
llenado de ministros muy cuestionados por cuestiones morales
(así como por ser de derechas, como su anterior canciller) y ha
decidido adaptarse a todas las presiones de la ultraderecha
(rechazando disolver el Congreso).
3) Perú Libre tuvo la gran oportunidad de haberse transformado
en el mayor partido de masas que haya tenido la izquierda en
todas las naciones andinas. Los 8,8 millones de votos que este
obtuvo en junio 2021 no los había sacado ningún partido que
se reclamase marxista o leninista en todo Occidente en lo que
va de este milenio. Para hacer tal cosa, les propuse, que PL
debiera abrir sus filas a la mayor parte de las organizaciones
sindicales, campesinas, populares, laborales, estudiantiles,
magisteriales, juveniles, feministas, así como de reservistas,
ronderos, ollas comunes y otras entidades populares y
organizaciones de izquierda. En vez de haber querido seguir el
ejemplo del Partido de los Trabajadores del Brasil, del

laborismo británico o del MAS boliviano, PL decidió reducirse a
una capilla y atacar al resto de la izquierda (incluyendo a varios
de sus militantes) como «caviares» o «traidores». En vez de
hacer un frente amplio (como el del Uruguay, Chile, Colombia o
los que antes se dieron en Perú al final de la dictadura militar),
PL se cerró al resto, incluyendo purgas a muchos críticos
internos.
4) Desde el 2021 estuve planteando que todas las izquierdas y
las organizaciones labórales y populares deberían hacer un
frente único para movilizar a las masas contra las tentativas
golpistas y para profundizar las reformas sociales, así como
para organizar congreso de bases que decidan candidaturas
unitarias para estas elecciones locales y regionales. En vez de
optar por tal camino, JPP se ha ido deshaciendo de todos los
partidos históricos marxistas que la componían y a abrazar el
proyecto del centro-derechista Alegría de hacer un gran partido
centrista y progresista. PL, por su parte, cuando llega a la
Presidencia del Consejo de Ministros, acepta la fuji-constitución
y el modelo neo-liberales, luego se niega a hacer un frente
único contra el golpismo y las leyes antilaborales de Alva, ataca
a los “caviares” (moderados de izquierda y centro) como
enemigos peores que la ultraderecha neofascista y termina
rompiendo con sus pocas bases sindicales (maestros), con el
60% de sus 37 congresistas y con toda su plancha
presidencial.

Nuevos escenarios.

Como premio consuelo de la derrota electoral de las izquierdas,
se argumenta que Fuerza Popular (FP), el partido del
fujimorismo, perdió en las 19 elecciones regionales donde se
presentó. Incluso en el residencial San Isidro, donde llevaron
como candidato a César Combina (quien inicialmente iba a ser
su postulante para toda Lima), FP quedó tercero.

Es cierto que los 2 partidos que polarizaron al país en la
segunda vuelta del 6 de junio han quedado minimizados y
derrotados. Sin embargo, el fujimorismo puede jactarse de que
han apuntalado a “Porky”, quien en la nueva Comuna tuviese a
varios fujimoristas, así como que en diversas regiones han
ganado socios suyos con quienes comparte la nueva mesa
directiva congresal.
El desgaste de los partidos centrados en Lima ha hecho que
ganen movimientos locales en 22 de las 25 regiones. Se ha
generado una suerte de nuevo vacío político. La izquierda ha
contribuido a generar este por haberse derechizado y dividido.
El nuevo escenario podrá hacer que Castillo se siga
distanciando de su mensaje original y de PL, y que su
adaptación al establishment le vaya desgastando aún más.

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