Pequeñas victorias

PEQUEÑAS VICTORIAS

Por Wilfredo Arriola 

La construcción de la vida no es fácil, hay muchos procesos los cuales se deben seguir para alcanzar los objetivos trazados, para continuar la eterna búsqueda de la razón de nuestra vida. Desde lo más mínimo hasta lo magno. Recordar aquellos procesos que tanto nos costaron: aprender atarse los cordones, aprender a leer, a poner las cosas en su lugar, a pegarle a la pelota como es… esas pequeñas cosas que nos acompañaron en la infancia y que de a poco se fueron integrando a las rutinas que realizamos.

Celebrar esas pequeñas victorias es fundamental en la infancia. En trastornos como por ejemplo en el autismo es necesario incentivar a las personas que sufren está condición, celebrando cada pequeño acierto que el niño tenga en situaciones sencillas para los demás, pero complejas para ellos. Hoy sabemos que la mejor manera de reducir la ansiedad es enfrentar aquello que nos asusta o genera angustia, y a la hora de ejecutarlo nos enfrentamos a la ansiedad de perder o ganar, todo como un proceso, donde se podrá ganar y perder. En cualesquiera que sea la situación, se celebra la acción de salirse del esquema, de intentar la victoria, de entender que estamos para aprender y generar una giro diferente a las posibilidades que tenemos. Con frecuencia recordamos aquellos momentos donde estuvimos tensos por no poder terminar de aprender algo específico, donde la repetición nos hizo competentes para luego mirarlo con naturalidad. Celebrar esas pequeñas victorias fue gratificante cuando quisimos mostrarle nuestra emoción a quién nos enseñó el camino, estallar en alegría generó algo inolvidable. Consolidar procesos está relacionado a la emoción y lo sabemos, tampoco olvidaremos cuando lo concluimos, estará guardado en la parte mental de nuestras conquistas.

Quizá con el tiempo no incentivamos a los pequeños que están a nuestro alrededor con la celebración de esas pequeñas victorias, aprender a sumar, a restar, a leer, a terminar un libro, algo que han estado trabajando por un tiempo determinado. Reparar en esa situación también me hace pensar en que no es necesario ser un niño o adolescente para la celebración de lo sucedido, también destacar esos pequeños pasos en la etapa adulta incentivará a continuar los objetos estipulados. Terminar una carrera, por fin crear un pequeño emprendimiento, hablar con fluidez un segundo idioma, terminar la construcción de una parte de la casa… y tantas cosas, que muy dentro de nosotros querremos compartir con nuestros pares, tal cual, en la infancia, necesitaremos escuchar una felicitación por culminar lo trabajado. Parte de la victoria está en compartirlo con lo seres queridos y que esos seres queridos sientan empatía y emoción de nuestros logros.

Consolidar esas pequeñas triunfos para nuestros niños los hará también tener motivos para continuar, para que ellos busquen luego en la etapa siguiente de su vida una forma de búsqueda de sus nuevos objetivos. Siempre habrá alguien que sentirá orgullo del esfuerzo y de esa misma forma, se convertirá en un ejemplo a seguir, en muchas ocasiones no sabemos para quienes somos modelos de representación. Celebrar las victorias, pero más que la victoria la entereza de siempre continuar a pesar de las circunstancias.

 

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.