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Obstáculos y retos para la reactivación económica de la Unión Europea

German Rosa, s.j.

La reactivación económica de la Unión Europea no se realizará rápidamente como si se hiciera un viaje en un tren de gran velocidad. Todo parece indicar que la economía se reactivará con la lenta aceleración de una locomotora que se enfrenta a la resistencia persistente de la segunda ola de la pandemia. La crisis sanitaria del COVID-19 ha provocado una recesión económica y ha planteado retos sociales y políticos bien definidos para la Unión Europea (ver https://www.diariocolatino.com/la-apertura-y-la-reactivacion-economica-de-la-union-europea/).

La tasa de desempleo aumentó en los 27 países de la Unión Europea de 7 % a 7.1 % el mes de junio con respecto al mes anterior. Las personas desempleadas sumaban 281.000 el mes junio en el bloque de 27 países miembros a la sombra de la pandemia de coronavirus. Mientras tanto, en los 17 países de la Eurozona (o Zona Euro) que comparten el euro como moneda única, la tasa de desempleo se incrementó de 7.7 % durante el mes de mayo a 7.8 % el mes de junio (Cfr. https://www.aa.com.tr/es/econom%c3%ada/la-tasa-de-desempleo-en-la-uni%c3%b3n-europea-aument%c3%b3-al-7-1-en-junio-/1927499).

El COVID-19 ha causado una caída del producto interior bruto (PIB) en la eurozona del 12.1 % y en el conjunto de la Unión Europea (UE) del 11.7 % durante el segundo trimestre del 2020, en ambos casos es la mayor caída desde 1995 (Cfr. https://www.rtve.es/noticias/20200814/pib-eurozona-segundo-trimestre-eurostat-pandemia-coronavirus-covid-19-crisis-espana/2040209.shtml).

No obstante, los acuerdos logrados para financiar el plan de la reactivación económica, la Unión Europea tiene que afrontar los siguiente retos políticos-diplomáticos: las negociones de la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit) con un alto riesgo de no lograr un acuerdo (non deal) y la incertidumbre de cómo serán las futuras relaciones políticas y económicas entre ambas partes; los conflictos y diferendos marítimos entre Turquía y Grecia con el tema del descubrimiento de las reservas de gas natural en el Mediterráneo; la crisis política de Bielorrusia con las cuestionadas elecciones en las que Alexánder Lukashenko se ha declarado vencedor de las mismas a quien la Unión Europea no reconoce y reprueba por la creciente persecución y represión de sus opositores; la actual crisis bélica entre Armenia y Azerbaiyán, etc. Además, el caso del envenenamiento del opositor ruso Alexéi Navalni ha causado grandes fricciones con la Administración del Presidente Putin.

La Unión Europea está presionando a los regímenes de Alexánder Lukashenko y de Vladímir Putin con la puesta en marcha de un nuevo proceso de sanciones que afectará al propio dirigente bielorruso y a personas de la Administración rusa por las situaciones antes mencionadas (Cfr. El País, 12/10/2020).

Otro tema de suma importancia que no está resuelto es la falta de una política europea conjunta eficaz ante el constante flujo de los migrantes que llegan a través del Mediterráneo que pone en tela de juicio los mismos derechos humanos de los migrantes, etc.

En el ámbito económico y de las relaciones comerciales la Unión Europea tiene los siguientes desafíos: afrontar las restricciones a causa de las medidas sanitarias y fitosanitarias a países como Brasil; superar la gran cantidad de obstáculos y hacer frente a las barreras que tienen las empresas europeas en los sectores de las tecnologías de la información y los productos electrónicos en India y en China; resolver los asuntos pendientes con Rusia en materia de sanidad y fitosanidad y superar los obstáculos técnicos al comercio por parte de éste último país, así como a la prohibición de los productos agrícolas y alimenticios de algunos de sus Estados miembros. También, la Unión Europea tiene que lograr unas justas negociones de libre comercio con Estados Unidos que pretende acabar con las restricciones que promueven la compra de productos estadounidenses, y aunque Estados Unidos es uno de los países con los que más obstáculos se encuentran las empresas europeas en relación a la sanidad y fitosanidad, la Comisión Europea afirma que las negociaciones avanzan favorablemente.

La Comisión Europea considera de capital importancia una mayor voluntad política para superar estos retos, así como lograr soluciones combinadas a través de las instancias de la Organización Mundial del Comercio y de las cumbres internacionales de carácter multilateral y bilateral, con el objetivo de eliminar los obstáculos al comercio y la inversión con los que se encuentran las empresas europeas en el extranjero (Cfr. https://www.cepyme.es/1356-la-ue-detecta-obstaculos-al-comercio-y-la-inversion-de-las-empresas-europeas/).

Este abanico de situaciones muy diversas dificulta la reactivación económica del post-covid a corto plazo y la unidad política en la toma de posiciones de la Unión Europea de cara al futuro.

El horizonte de la Unión Europea en la nueva covid-normalidad es la reactivación de la economía potenciando las energías alternativas y disminuyendo el uso de combustibles fósiles. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha elevado el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero hasta en “al menos” un 55 % para 2030 respecto a los niveles de 1990. Y ha invitado también a los países miembros en varias ocasiones a reconstruir la “confianza” y resolver las crisis más urgentes: la emergencia sanitaria, el derrumbe económico y el reto migratorio.

Los planes para una nueva etapa pos-pandemia tienen dos grandes pivotes: el Green Deal y la digitalización. Bruselas tiene en su mano una herramienta de primera magnitud para impulsar y llevar a cabo su agenda verde: un paquete masivo de 1,8 billones de euros. El 30 % de la deuda que emita la Comisión Europea para captar los 750.000 millones de euros del plan de recuperación se realizará mediante bonos verdes. Además, la digitalización apunta a promover la investigación científica, lograr la innovación tecnológica de la información e invertir en capital humano teniendo como perspectiva la conquista de nuevas fronteras tecnológicas. La Unión Europea por ahora ha logrado dar una respuesta unitaria a la crisis económica mediante un plan de préstamos inmediato de 540.000 millones y un fondo de 750.000 millones para la recuperación. Además, se propone para la reactivación económica conservar los estímulos a la economía, realizar reformas estructurales y completar la Unión Bancaria (Cfr. Periódico El País, 16/09/2020). Ante la crisis global sanitaria que ha causado una recesión económica que golpea fuertemente a la población en general y sobre todo a los sectores más vulnerables, la vía razonable que se impone es la de buscar soluciones compartidas con creatividad y espíritu emprendedor innovativo.

En materia de política económica la Unión Europea se plantea los retos de proteger su Presupuesto de cualquier atisbo de fraude o corrupción y se ha mostrado intolerante con su vulneración. Además, fortalecerá el Estado de derecho de sus países miembros. La visión de conjunto es consolidar una Unión Europea democrática, con una economía de mercado pujante y amigable con el medio ambiente, y también garantizar el Estado de bienestar para sus ciudadanos.

El tema migratorio es prioritario para la Unión Europea porque la mano de obra de los migrantes es fundamental para su economía y también por sus grandes aportes culturales. Todos los días llegan barcas con personas que atraviesan el mar Mediterráneo buscando lograr el “sueño europeo”. Y para afrontar la emergencia sanitaria, económica y migratoria solo es posible hacerlo manteniendo la unidad. La Unión Europea está trabajando en una propuesta “más global” que “reequilibre la solidaridad y la responsabilidad”, que ponga el énfasis en un “reparto justo de la carga” y tenga en cuenta “toda la cadena” de los flujos migratorios. Que comprenda desde el asilo y la integración hasta la gestión de fronteras y retornos de los inmigrantes (Cfr. https://elpais.com/internacional/2020-09-17/von-der-leyen-la-ue-necesita-un-pacto-migratorio-que-sea-efectivo-y-humano.html).

Un total de 110,669 inmigrantes y refugiados llegaron a Europa a través del Mediterráneo en 2019, casi 16,000 menos que el año anterior, cuando la ruta entre África e Italia se mantuvo como la más letal, según un balance de la Organización Internacional para las Migraciones. Pero, la Unión Europea aún no ha logrado concretar una política de solución eficaz que responda humanitariamente al reto de la migración. Miles de migrantes mueren ahogados en el Mediterráneo y las causas que ocasionan las migraciones son de carácter económico, político-militar y de graves problemas de pobreza en los países de donde provienen. Las muertes en esos intentos, en su mayoría por naufragio, ascendieron a 1,283 en el 2019, 44 % menos con relación a 2018. Los decesos acumulados desde 2014 se elevan a un total de 19,164 personas fallecidas (Cfr. https://www.dw.com/es/europa-recibi%C3%B3-a-m%C3%A1s-110000-inmigrantes-y-refugiados-en-2019/a-51884210).

Esta situación exige una política global e integral para afrontar la deplorable realidad de los migrantes. El papa Francisco apela a la cultura de la acogida y el encuentro con los migrantes en su encíclica Fratelli Tutti, Nº 40, y exhorta a Europa a la responsabilidad fraterna y lo expresa así: “Inspirándose en su gran patrimonio cultural y religioso, tiene los instrumentos necesarios para defender la centralidad de la persona humana y encontrar un justo equilibrio entre el deber moral de tutelar los derechos de sus ciudadanos, por una parte, y, por otra, el de garantizar la asistencia y la acogida de los emigrantes”.

La reactivación económica y los retos de la Unión Europea y sus implicaciones de cara al futuro es un tema amplio y muy interesante que seguiremos analizando en otra oportunidad.

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