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Alcides Herrera expresó que fue una satisfacción de sentimientos encontrados por la autoría de Miguel Cavada, sobre la vida de monseñor Romero, que ningún otro libro recoge las palabras y el actuar del profeta en su cotidianidad como El Pueblo es mi Profeta. Foto Diario Co Latino/Silvia Orellana

Monseñor Romero honró su compromiso de justicia en la fe

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

Carlos García, educador de Equipo Maíz, fue el encargado de presentar “El Pueblo es mi Profeta”, uno de los primeros libros que editaron años atrás, sobre la pastoral y pensamiento de monseñor Oscar Arnulfo Romero, que ahora han reeditado por la vigencia del mensaje que en la actualidad vive el pueblo salvadoreño.

“Para Equipo Maíz, este libro contiene un mensaje de esperanza, un mensaje alentador y también, un mensaje de advertencia. Porque monseñor Romero quiso prevenir la guerra civil, pero no fue escuchado, ni por la oligarquía del país, ni por el presidente Jimmy Carter, a quien le envió una carta para que dejara de enviar ayuda militar al gobierno salvadoreño, argumentando que eso no sería empleado para los derechos humanos, sino para la represión”, recordó García.

La reedición del Libro El Pueblo es mi Profeta, de 244 páginas, contiene una selección de pasajes de las homilías de monseñor Oscar Romero, así como material gráfico que fue compilado y preparado por Miguel Cavada en 1995, fundador de Grupo Maíz, quien falleció en febrero de 2011. Este libro es la tercera reedición luego de 2019, que suma más fotografías y un cambio de portada, pero su contenido mantiene el espíritu que Miguel Cavada logró en ese libro.

Sobre las facetas del carácter profético de monseñor Romero, fue Suyapa Escapini, teóloga graduada de la UCA, quien retomó la palabra del profeta mártir en la memoria histórica de país. “El siguió a Jesús con radicalidad y sinceridad” que lo coloca como un servidor de Jesucristo y como lo retrató el educador Miguel Cavada en el libro. “Monseñor Romero fue un profeta en la línea bíblica, frente a muchos detractores que tuvo en su vida, obra y su misión, algunos por ignorancia, otros por deliberada desinformación. Los profetas y él uno de ellos, expresan abiertamente lo que Dios les sugiere para destruir y edificar, para sostener y consolar y para anunciar y denunciar”, afirmó Escapini.

El libro establece el papel de la Iglesia en esa época de represión estatal del pueblo por los gobiernos cívico-militares en turno, y por lo cual, se debe cuestionar si ese pueblo de Monseñor Romero aún existe o qué ha pasado con ellos. Foto Diario Co Latino/Silvia Orellana

La teóloga recalcó que los profetas en el cara a cara con Dios extraen luz y fuerza para sus misiones y que monseñor Romero mostró de donde y sacaba su fortaleza de la liberación que anunció fue la que encontró en Cristo, al recordar un comentario del padre Jon Sobrino. “Puede discutirse si en monseñor Romero se dio un cambio o una conversión pero es indudable que en un momento de su vida, relativamente pronto, después del comienzo de su ministerio arzobispal el pueblo su pobrería entró en su corazón para quedarse para siempre. Se apoderó de él y lo hizo un hombre y un creyente sin fisuras un creyente total”, observó.

En cuanto al prólogo a cargo del sacerdote Alcides Herrera, expresó que fue una satisfacción de sentimientos encontrados por la autoría de Miguel Cavada, sobre la vida de monseñor Romero, que ningún otro libro recoge las palabras y el actuar del profeta en su cotidianidad como El Pueblo es mi Profeta.

“¿Quién era el pueblo para Monseñor Romero? Para él, el pueblo eran también esos soldaditos que adiestraban para ir a realizar matanzas de campesinos, para enfrentar la guerra y ellos también eran su pueblo. Y por eso les dijo, en su homilía que antes de obedecer una orden de sus jefes, estaba la ley de Dios que dice No Matarás. Para monseñor Romero su pueblo era el que sufría, el que estaba padeciendo pobreza, desigualdad y violencia, y hacia ellos tenía la palabra y el acompañamiento”, expresó.

Asimismo, detalló que el libro establece el papel de la Iglesia en esa época de represión estatal del pueblo por los gobiernos cívico-militares en turno, y por lo cual, se debe cuestionar si ese pueblo de monseñor Romero aun existe o qué ha pasado con ellos.

“En el momento de monseñor Romero, la Iglesia estaba en un ambiente de pastoral de conjunto y se hablaba de evangelizar y transformar las estructuras y teníamos una Iglesia enfocada en crear comunidades eclesiales de base, para analizar esa realidad, buscar un actuar y realizar acciones concretas para transformar esa realidad era un compromiso de cambiar el mundo. Pero ahora, ¿qué está pasando con la fe, con la Iglesia? Ahora tenemos una Iglesia que piensa en los altares, en mejorar los templos y tener más edificios”, advirtió.

Herrera agregó que hay temas sensibles como violencia, migración y mujeres, pero por ahora existe una indiferencia desde la iglesia que aleja su misión profética y protección a los más vulnerables, como monseñor Romero ejerció en su pastoral.

“El pueblo está agobiado por la violencia enormemente por muchos años, aunque el gobierno diga que estamos mejor, y preguntémonos ¿la violencia forma parte de los programas pastorales de las parroquia? Es un problema grave, como la emigración, porque ni durante lo más duro de la pandemia, la gente dejó de emigrar y esto que se incrementaron los costos, que pasó de 2,000 a 12,000 dólares, eso ganan los coyotes, tenemos fronteras militarizadas que todos los días captura gente que trasladan a migración, este es un pueblo que está sufriendo, pero la iglesia preocupada en otras cosas”, denunció Herrera.

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