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Malnutrición impide adecuado crecimiento de 1 de cada 5 niños y niñas menores de 5 años en A.L. y el Caribe

NEW YORK/PANAMÁ, 15 de octubre de 2019

Un alarmante número de niños y niñas menores de cinco años sufre las consecuencias físicas de una mala alimentación y un sistema alimentario que les esta fallando, advirtió UNICEF en un nuevo informe sobre niños, niñas y nutrición. En 2018, en América Latina y el Caribe, 4,8 millones de niños y niñas menores de cinco años sufrieron retraso en el crecimiento, 0.7 millones de emaciación y cuatro millones tenían sobrepeso, incluyendo obesidad.

El informe del Estado Mundial de la Infancia 2019 revela que en 2018, casi uno de cada cinco niños y niñas menores de cinco años en América Latina y el Caribe tenía retraso en el crecimiento, emaciación, sobrepeso, o una combinación de estos.

Estas tendencias reflejan un crecimiento deficiente y ponen a los niños y niñas en riesgo de sufrir infecciones, disminuir sus habilidades de aprendizaje, y en muchos casos morir. Casi cuatro de cada diez niños y niñas menores de cinco años en la región sufrían deficiencias en vitaminas y minerales como el hierro y el yodo, lo que socava aún más su desarrollo. De los dieciocho países de la región que cuentan con datos, Guatemala es el caso más preocupante con uno de cada dos niños y niñas menores de cinco años que no están creciendo bien. El país con el mejor indicador es Santa Lucía, donde solo uno de cada diez niños y niñas no crece adecuadamente.

“En América Latina y el Caribe demasiados niños y niñas comen muy poca comida saludable y demasiada comida poco saludable. En toda la región, el retraso en el crecimiento, la emaciación y la obesidad afectan a las mismas comunidades y a veces al mismo hogar. Para muchas familias que viven en pobreza, tener comidas nutritivas cada día sigue siendo incosteable o inaccesible”, dijo Bernt Aasen, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

Los niños y niñas pequeños tienen una alimentación inadecuada

El informe señala que las malas prácticas de alimentación y nutrición comienzan desde los primeros días de la vida de un niño o niña. Aunque la lactancia materna puede salvar vidas, por ejemplo un número creciente de niños y niñas son alimentados con fórmula infantil. Las ventas de fórmula infantil a base de leche crecieron un 72 % en países como Brasil, en gran parte debido a un marketing inadecuado y una regulación débil.

Demasiados niños y niñas comienzan a tener una alimentación incorrecta a los seis meses durante la introducción de alimentos blandos o sólidos. El informe de UNICEF revela que casi dos de cada cinco niños y niñas entre seis meses y dos años en América Latina y el Caribe no reciben la alimentación adecuada para mantener el ritmo de crecimiento necesario para sus cuerpos y cerebros. En 2018, uno de cada cinco niños y niñas de este rango etario no recibió ninguna fruta o verdura.

Además, casi tres de cada diez niños y niñas no comió huevos, lácteos, pescado o carne, que son fuentes importantes de proteínas y micronutrientes, esenciales para el crecimiento. Las legumbres, como los frijoles y las lentejas, son ricas en fibra, proteínas, hierro, cobre, magnesio, manganeso y zinc; sin embargo, solo uno de cada dos niños y niñas fue alimentado con legumbres.

Los niveles de sobrepeso están creciendo

En América Latina y el Caribe cuatro millones de niños y niñas menores de cinco años tienen sobrepeso. El informe cita el alarmante aumento en los niveles de sobrepeso, especialmente entre los niños y niñas de cinco a diecinueve años: casi uno de cada tres niños y niñas en estas edades en la región tiene sobrepeso. El país con mayor prevalencia es Argentina, donde casi dos de cada cinco adolescentes tienen sobrepeso.

El sobrepeso infantil puede conducir a la aparición temprana de diabetes tipo 2, estigmatización y depresión; y es un fuerte factor de riesgo para el desarrollo de obesidad en la edad adulta, con graves consecuencias para la salud y la economía. El marketing inadecuado de alimentos poco saludables, la abundancia de alimentos ultra procesados -especialmente en ciudades cada vez más pobladas y lugares remotos- y el aumento del acceso a la comida rápida y bebidas altamente azucaradas, están impulsando el sobrepeso y la obesidad.

La mayoría de los niños y niñas vulnerables pagan el precio más alto

Las familias con menos recursos tienden a escoger alimentos de baja calidad porque cuestan menos. Debido a la pobreza y la exclusión los niños y niñas más desfavorecidos enfrentan el mayor riesgo de malnutrición en todas sus formas. Según el informe, la dieta de los niños y niñas de los hogares más vulnerables no incluye todos los grupos de alimentos, que ayudarían a mantener sus cuerpos y cerebros en rápido crecimiento.

El retraso en el crecimiento (cuando los niños y niñas tienen una estatura demasiado baja para su edad) es mayor entre los hogares más vulnerables, al igual que la prevalencia del sobrepeso. En América Latina y el Caribe los promedios regionales y nacionales de malnutrición ocultan las desigualdades, que pueden ser muy grandes en algunos países. Por ejemplo, en Guatemala uno de cada dos niños y niñas menores de cinco años tiene retraso en el crecimiento. Por grupos de población, del 20 % de los niños y niñas más pobres tres de cada cinco tienen retraso en el crecimiento, y del 20 % más rico, casi uno de cada cinco.

“Crear un entorno alimentario saludable, nutritivo, seguro, asequible y sostenible para cada niño y niña está a nuestro alcance. Todos en América Latina y el Caribe pueden contribuir, desde los gobiernos hasta la industria alimentaria, desde las autoridades escolares hasta los padres”, dijo Bernt Aasen, director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

El informe también señala que el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el daño al agua, el aire y el suelo están empeorando las perspectivas nutricionales de millones de niños, niñas y adolescentes, especialmente entre poblaciones vulnerables.

UNICEF hace un llamado urgente a los gobiernos, el sector privado, los donantes, los padres y madres, las familias y las empresas para ayudar a los niños y niñas a crecer de manera saludable mediante las siguientes acciones:

1. Empoderar a las familias, niños, niñas y adolescentes para que puedan exigir alimentos nutritivos.

2. Abogar para que los proveedores de alimentos actúen en beneficio de los niños y niñas, mediante un mejor etiquetado, incentivando y facilitando la provisión de alimentos saludables y otras estrategias.

3. Crear entornos alimentarios saludables para todos los niños y niñas, incluso mediante la adopción por parte de los gobiernos de políticas como los impuestos al azúcar y controles más estrictos sobre la comercialización de alimentos no saludables.

4. Movilizar diferentes sistemas de apoyo (salud, agua y saneamiento, educación y protección social) para mejorar la nutrición de todos los niños y niñas.

5. Recopilar, analizar y utilizar datos y evidencia de calidad regularmente para guiar la acción y monitorear el progreso.

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