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Los retos del nuevo Gobierno

Francisco Martínez

El nuevo gobierno, tiene grandes retos, primero hacer de la transición un espacio de colaboración y madurez; donde se exija la responsabilidad de los que salen y la proactividad de los que asumirán. Aunque es prematuro aún que se sepa quiénes asumirán la dirección en las diferentes instituciones del gobierno; si, es importante tener claro los perfiles de esos nuevos funcionarios que pondrán en marcha las anunciadas nuevas ideas. Recuerden: NO MÁS DE LO MISMO.

Entre los grandes desafíos a enfrentar, prioritario es el de la gobernabilidad y fortalecimiento de la institucionalidad democrática, estos son de abordarles con la visión de país de 2050. Un país en desarrollo y progreso, en democracia y justicia social.

En lo inmediato, el gobierno deberá atender el problema de la delincuencia pandilleril, enfrentar, aislar, desplazar y derrotar a los grupos delictivos de las maras requiere de una estrategia política para disputar el poder en los territorios, con nuevos valores de convivencia, con nueva institucionalidad, con fuerte inversión social y cultural, con promoción del desarrollo y progreso de las comunidades y con un liderazgo moralmente comprometido con un nuevo proyecto social de cambio. El nuevo gobierno debe abrir un debate amplio sobre reformas estructurales que el país necesita de cara al horizonte de nación 2050, un espacio democrático que ayude a levantar las banderas de la revolución democrática creando poder alternativo para disputar el poder a la oligarquía transnacional y sus poderes fácticos.

Entre los temas que requieren atención especial y construir acuerdos nacionales. Están:

• El tema de la protección social y el sistema de pensiones, que debe ser universal y solidario, pensiones para todos y no sólo para unos pocos;

• El tema fiscal, acá es vital un pacto de nación, que favorezca el desarrollo;

• La reforma del Estado, hay que poner al Estado y las políticas públicas en función del desarrollo de la nación, pasar de la división territorial por municipios y departamentos a gestión de territorios sea en regiones y distritos de desarrollo, para que los presupuestos públicos y las inversiones privadas sean factor de desarrollo en lugar de gastos y costos
hundidos;

• La adaptación y resiliencia al cambio climático, que tenga en cuenta nuestras diversas
vulnerabilidades y que haga de la tierra, el agua y los suelos bienes públicos de interés social;

• La inserción, adaptación y aprovechamiento de la revolución 4.0, hacer de esta nueva era, nuestra plataforma para saltar al desarrollo, con los hombres y mujeres como el centro del
quehacer transformador y productivo. Finalmente;

• La educación y la salud de las personas, estas acciones de política pública son transversales,
personas sanas y educadas para vivir en dignidad, en sociedad y comunidad, individuos sociales, con valores y principios, humanísticos y de bien común. Este debe ser un gobierno de transición, que combata frontal y decididamente la pandemia de la corrupción; que cree políticas públicas contra la exclusión social; que promueva la igualdad de oportunidades entre géneros, generaciones y territorios; que termine la conducta clientelar de gobiernos con patrones dictatoriales.
En la coyuntura, es factible, construir un fuerte movimiento social de ideología popular y políticamente de amplia base social; esto es una condición, es la tarea estratégica, para continuar la lucha por una revolución democrática, que sea viable mediante la articulación de mayorías, de un programa democrático y de un gobierno de amplia participación, para hacer de El Salvador, un país donde valga la pena vivir, un país mejor.

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