Llamada perdida II

Caralvá

Intimissimun

La oficina policial

En la Delegación de la Policía de aquél extraño mundo bizarro, existe un departamento de personas desaparecidas donde se acumulan trabajos diarios con reportes de ciudadanos en esas condiciones, son personas de diversas edades, las denuncias no disminuyen y en ciertas épocas parecen aumentar dramáticamente.

El Inspector Fabio Bucardo es el encargado de resolver cada caso o llegar hasta los límites de la imaginación, como quien dice: hasta el silencio de los hallazgos o de los testigos, que en este país son cada vez más frecuentes; en su archivo se apila historia tras historia.

En la pequeña oficina de investigaciones se compilan todos los datos por insignificantes que parezcan de la persona con reporte de esa calidad, así como fechas y horas del recurso de investigación con la denuncia de los familiares: nombre, dirección, trabajo, estado civil, fotografía, circunstancias de su desaparición, fechas importantes etc. Fabio sabe que en el mar de reportes existen hipótesis potenciales, por eso no se debe desechar ninguna pista como: violencia entre delincuentes comunes, tráfico de drogas, conflictos entre pandillas rivales, extorsión, secuestro, etc.,  estos últimos también pueden ser auto secuestros que implican a familiares, conflictos por herencias, tragedias pasionales, además de las lejanas posibilidades políticas en cada uno de los eventos, etc. debe existir un hilo conductor de personajes siniestros que ejecutan esa labor de privar de libertad a los ciudadanos –reflexionó Fabio- con “tiempos y movimientos” similares a un ritual, de tal forma que  encontrar los puntos coincidentes es el desafío, algunos detalles forenses ayudan, en otros es la historia social o comercial de las víctimas el factor decisivo.

Fabio conoce línea por línea cada uno de los elementos de los crímenes con su orientación especial.  Su oficina es un laberinto de casos resueltos gracias a su intuición asociativa, es una innovación a su manera, sin comunicarlo a sus superiores ha adquirido la extraña costumbre de construir mapas delictivos de cada uno de los casos, los mapas constan de una historia de la víctima, en lo posible sus últimos años, familia, estudios, amistades, cuentas bancarias, correos electrónicos, su sitio WEB, estudios especiales, relaciones afectivas, relaciones frecuentes con personas políticas, académicas, todo signo que oriente hacia puntos de anormalidad o fuera de lo ordinario en un momento “anormal”: negocios, adicciones, divorcios, amantes, uso de narcóticos, amigos y amigas, últimos trabajos desempeñados, historial delictivo,  en general la reproducción día por día hasta su desaparición. Un nuevo método aplicado por Fabio es investigación cibernética, ellos son ciberpolicías forenses, ellos consiguen por medio del IP de cada computadora todo el rastro de la vida “virtual” de las personas investigadas en su paso por el Facebook, (Twitter) X, sitios de juego, MSM, Videoconferencias, uso de la tecnología en tiempo real, etc., las cuales son poderosas herramientas de la llamada: Investigaciones virtuales especiales (IVE),  que reconstruyen la vida en las redes sociales de las víctimas, muchas personas ignoran que cada mensajito,  cada pulso telefónico deja un rastro, incluso las llamadas que voluntariamente se eliminan, ahí está la saga de WikiLeaks o el sitio web de adulterios Ashley Madison..

A Fabio le preocupan los recientes casos de personas encontradas en barriles, los cuales muchos son abandonados por las carreteras de la ciudad, en ríos, algunos en campos extraviados, en pozos; el esquema del crimen parece una rutina de pandillas o una banda que ajusta cuentas a su modo, no obstante, esa práctica se convierte en un método multiplicado por diferentes estructuras del crimen organizado.

Identificar cadáveres no es una tarea fácil, en ocasiones por el grado de descomposición, en otros porque se requieren métodos sofisticados, exámenes de ADN, etólogos que nos dicen con precisión el tiempo de fallecimiento, la reconstrucción del rostro por medio de antropólogos forenses, la dactilografía, los testimonios circunstanciales, en general: “el cadáver habla”, mucho más de lo aparente.  continuará

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