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La realidad, al final se impone ante la propaganda

Hace dos años atrás, en el primer año de gobierno del presidente Nayib Bukele, todos los desastres provocados por las fuerzas de la naturaleza se los achacaba a la corrupción, al mal trabajo de “los mismos de siempre”.

Así, por ejemplo, cuando en 20202 se inundaron algunas de las secciones del nuevo hospital del Instituto del Seguro Social de San Miguel, construido e inaugurado por el gobierno del profesor Salvador Sánchez Cerén, el gobierno actual lanzó cualquier tipo de acusaciones contra el gobierno anterior.

“Las torrenciales lluvias caídas durante la tarde del domingo, no solo causaron estragos en la capital, en el oriente del país el nuevo hospital del Seguro Social de San Miguel volvió a sufrir inundaciones, así lo denunció a través de su cuenta de Twitter, la directora del ISSS, Mónica Ayala Guerrero”, retomado de uno de los órganos de propaganda del gobierno de Bukele.

En su cuenta de Twitter, el presidente Bukele escribió: “El Legado del FMLN costó 85 millones de dólares. Más caro que el hospital El Salvador. Pero solo tiene 162 camas (no 2,000). Y de esas, solo 13 son de cuidados intensivos. 13, no 1,000. Necesitaron 2 períodos presidenciales. 3 años de planificación y 4 de construcción”.

Ni el presidente ni la directora del ISSS, ni mucho menos el órgano de propaganda mencionó que aquel domingo 25 de octubre, cayó una cantidad de agua inusual sobre la zona oriental, y que las autoridades del hospital no limpiaron adecuadamente los canales, lo que provocó las inundaciones. El miércoles 19 de agosto de 2020 ocurrió uno de varios derrumbes en la carretera a los Chorros, que dejó un auto sepultado y una persona fallecida. El ministro de obras públicas, Romeo Rodríguez, culpó los trabajos inapropiados de mitigación hechos por los gobiernos anteriores: “los mismo de siempre dijo”. A la vez anunció la construcción del Viaducto.

En 2014 y 2017 hubo inundaciones en la calle principal de la Residencial Las Brisas de San Francisco, al sur poniente de la capital. El problema fue la bóveda. En noviembre de 2021, es decir, en el gobierno del presidente Bukele, colapsó una tubería de aguas residuales en la senda 6, siempre en la calle principal de la residencial las Brisas. La propaganda gubernamental anunció que “el Gobierno del presidente Bukele articuló esfuerzos y la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillado (ANDA) trabajó en la reparación de la misma y Obras Públicas se encargó de las tareas de pavimentación”.

Además de dedicarle un sermón y la culpa a los mismo de siempre, se jactó de la millonaria inversión realizada, con lo que, aparentemente, se superaba el problema de forma definitiva. Sin embargo, en julio del presente año, volvió a colapsar la bóveda, entonces, la propaganda gubernamental ya no pudo echarle la culpa a nadie, y solo anunció la efectiva respuesta y la inversión de otros tres millones de dólares. Pero el problema no terminó allí, pues a principios de este mes de septiembre, la bóveda, por la que pasa la calle principal de Las Brisas, colapsó en su totalidad y obligó al gobierno a aceptar que el tema es estructural y que no había que echarle la culpa a nadie.

Y hay decenas de ejemplos, del problema serio de vulnerabilidad en El Salvador, y que la propaganda del gobierno de Bukele ha utilizado para echarle la culpa a los mismo de siempre. Pero tres años en el Gobierno ya no es una buena salida para ocultar la incapacidad, ni mucho menos la verdad.

La narrativa de que los gobiernos anteriores son los culpables de los males endémicos del país, como la vulnerabilidad y otros, ya no valen después de tres años de gobierno. Al menos, en la gente pensante o inteligente, debe estarles quedando claro.

Como tan claro debe estarles quedando, que para superar muchos de esos problemas estructurales del país, no se resolverán con discursos de odio, propaganda gris o performance, sino con trabajo responsable, y tomando en cuenta a todos los involucrados, aunque no sean del agrado del gobernante de turno. Así, poco a poco la realidad se está imponiendo a la propaganda.

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