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La lira y la decisión de Orfeo

Mauricio Vallejo Márquez

coordinador

Suplemento Tres mil

 

La mitología griega es una de mis favoritas. La he disfrutado desde niño, treatment con la fortuna de tener como abuela (Josefina Pineda de Márquez) a una conocedora de ella. Pasábamos horas hablando de los distintos sucesos en que dioses, rx semidioses y otros seres se embarcaban. Sin embargo hubo uno del que no hablamos, y me cautiva.

Cada uno de estos individuos tienen su magia o su encanto. Orfeo es uno de ellos, era un gran cantante que incluso fue uno de los argonautas, y gracias a él la tripulación pudo burlar el canto de las sirenas. Nada que ver con Ulises que puso cera en los oídos de la tripulación y se ató para escucharla. Orfeo compitió con las sirenas y ganó.

Hay tanto al rededor de este sujeto, que incluso estaba casado con Euridice que murió tras ser mordida por una serpiente, gracias a Aristeo, que la persiguió para violarla. Trágico suceso, sobre todo porque Orfeo estaba profundamente enamorado de ella, tanto que decidió bajar al inframundo para volver a estar con ella. Y bueno, Persefone (que en otras historias se muestra más flexible) le permitió entrar con una sola condición: “Que al encontrarla y llevársela no fuera nunca a mirar hacia atrás, porque sino la perdería para siempre”. Se habla de maravillas que hizo Orfeo en ese camino, tantas como detener la piedra en movimiento eterno de Sísifo.

Como a buen artista, la vida tiene sus propios caprichos y sólo queda hablar de ella como sea, a través de la palabra o de la música, de la pintura o del teatro. Orfeo no pudo contener su curiosidad, y a pocos pasos de alcanzar su gran galardón, no se contuvo y de reojo vio como la sombra de su amada se desvaneció para jamás volver a verla.

Tras estas desventuras hay muchos mitos acerca de Orfeo, incontables. En tanto una verdad común: Orfeo era un verdadero encantador.

Gracias a su música no había nada que se contuviera ante él. Podía influir en los animales, en los árboles, en las cosas. Tanto era su poder que en el Hades impactó, incluso las sirenas no eran nada ante él. Y así, tenía miles de mujeres que querían estar con él, mientras él sólo quería a su amada, aquella que perdió porque no pudo esperar para cumplir con el designio divino.

¿Cuántos Orfeos habrá en el mundo? ¿Cuántos encantadores que sólo muestran su canto para embellecer el momento y la vida? El mundo está lleno de ellos y de ellas, y al igual que Orfeo pueden decidir si seguir con su voz y la música inundando todo o sumirse en el silencio.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.