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La educación en la EHPM-2018.

José Roberto Osorio
Economista

A mediados del año pasado en Cochabamba, Estado Plurinacional de Bolivia se reunieron los ministros de Educación de  América Latina y el Caribe, representantes gubernamentales de alto nivel, el sistema de Naciones Unidas y otros asociados a efecto de  adoptar la hoja de  ruta (Declaración de  Cochabamba) que incluyó temas priorizados como, calidad de la educación,  equidad e inclusión, docentes y trabajadores de la educación y aprendizaje a lo largo de la vida.

Entre otros aspectos de similar importancia, también se acordó “Desarrollar planes de trabajo para alinear las políticas nacionales y locales con el ODS4-E2030, teniendo en cuenta las prioridades nacionales y regionales”.

En el Preámbulo la Declaración de Buenos Aires acordada en 2017 estableció que: “Conscientes que el mayor desafío para el progreso socioeconómico en la región es la desigualdad, creemos que el principio rector de la agenda educativa al 2030 debe ser velar por que todas las niñas y todos los niños terminen los ciclos de la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa

y de calidad, y producir resultados escolares pertinentes y eficaces.”.

En esa oportunidad el ministro de Educación y Deportes de Argentina expresó: “Hace falta una reforma profunda del sistema educativo. Alguien que no puede conformar y construir su propio pensamiento a partir de la propia lectura y la elaboración de ideas propias, no es un hombre libre ni una mujer libre en el siglo 21. Queremos que los jóvenes sean autónomos, libres y plenos en nuestro país y en el mundo. Ese es el foco de la revolución educativa que hace falta, no solamente en la Argentina sino en el mundo”.

Lo anterior tiene el sentido de confirmar la vigencia e importancia de la Educación como factor de desarrollo, no solo para los países, sino también para cada una de las personas y familias que participan y que deben obtener beneficios de  la formación que reciben, lo cual les permite entre otros aspectos centrales, ser capaces de encontrar y desempeñar un empleo productivo que les genere ingresos dignos para mantenerse a sí mismos, contribuir con la familia y aportar al desarrollo sostenible de su país.

Por ello resulta de particular relevancia disponer de herramientas que permitan visualizar el estado de la Educación y en el país, la Encuesta de  Hogares de Propósitos Múltiples correspondiente a 2018 (EHPM-2018), convenientemente publicada en este año, por la DIGESTYC y puesta a disposición de  todos, resulta ser de gran utilidad para acercarse a determinados aspectos de funcionamiento del sistema educativo.

Entrando en materia el documento informa que los esfuerzos pertinentes han logrado reducir el analfabetismo al 10.1 % de la población de diez años y más, lo que involucra a 562,541 personas.   El analfabetismo se duplica en el área rural en relación con la urbana y la tasa femenina es  superior en más de tres puntos porcentuales a la de los hombres.

Por rangos de edad se nota que el analfabetismo se concentra en edades mayores: por ejemplo la tasa de analfabetismo en la población de 30 a 59 años es de 10.6 %, comparada con la del grupo de 10 a 17 años que es del 1.8 %.

La tasa de asistencia escolar de  la población de cuatro años y más fue del 27 %; en términos absolutos 1,687,478 personas  asistieron a un centro educativo formal en el país.

La tasa de asistencia para los hombres es superior a la de las mujeres y la misma situación se  presenta en relación a la tasa urbana comparada con la rural.  Los grupos de edades menores exhiben una tasa de asistencia mayor. Por ejemplo la población de 4 a 12 años tiene una tasa de asistencia de 87.2 %; y los adolescentes de 13 a 17 años del 81.1%. El nivel de ingresos familiares incide en la asistencia escolar: asisten más a la escuela quienes se ubican en el quintil de mayores ingresos.

La visión complementaria, la inasistencia escolar, muestra que el 73 % del grupo poblacional de 4 años y más no asistió a la escuela.

La tasa se dispara en edades superiores a los 19 años: el 94.4 % de la población total mayor de 19 años y más, no asistió a la escuela en ese año. Por otra parte el grupo de 7 a 15 años de edad tiene una inasistencia de solo el 5.9 %.

Los factores  que generan y explican la inasistencia escolar están relacionados con la edad y sexo de las personas. Para toda la población las causas incluyen: padre y o madre no quieren, por la edad, causas del hogar, no hay escuela cercana, enfermedad  y muy caro.

El grupo de 7 a 15 años (edad oficial para Básica) informa que no asiste porque: no le interesa, discapacidad, violencia e  inseguridad, necesita trabajar, muy caro, causas del hogar, padre y/o madre no quieren, no hay escuela cercana o enfermedad.

En cuanto a la Repitencia Escolar el 3.7 % de los estudiantes matriculados en primaria estaba repitiendo grado; también el 3.0 % en tercer ciclo y el 1.4 % en educación media. Las mayores tasas de repitencia se ubican en primaria, con independencia de  sexo y zona.

A mayores ingresos familiares, menor repitencia. En el quintil 1, el de menores ingresos, la tasa de repitencia en Primaria fue de 4.9 % y en el cinco –mayores ingresos- de 1.4 %.

Repiten grado los estudiantes que reprobaron el año lectivo anterior o quienes lo abandonaron.

Para completar este perfil, la EHPM ofrece cifras sobre  el nivel de escolaridad alcanzado, ámbito en que la escolaridad promedio a nivel nacional fue de 7.0 grados. En el área rural la escolaridad promedio estuvo por debajo del promedio nacional: 5.3 grados y en el área urbana fue de 8.1 grados.

A nivel nacional la tasa masculina fue de 7.2 grados y en mujeres de 6.9. Por tramos de  edad también se encuentran situaciones interesantes, ya que las personas entre 18 y 29 años de edad tenían un mayor nivel de escolaridad promedio que las  personas que superan esas  edades.

Por departamentos se observaron mayores niveles de escolaridad en San Salvador (8.5), La Libertad (7.2) y San Miguel (6.8). En contrario, personas que habitan en los departamentos de La Unión (4.9), Morazán (5.4) y Cabañas (5.5) exhibieron los menores niveles de escolaridad alcanzada.

Si bien el panorama no es  completo, las cifras publicadas contribuyen a formarse una idea de cómo se encuentra la educación en el país, y a detectar puntos en los que convendría seguir trabajando: persiste la brecha urbano-rural en educación; la situación educativa de la mujer presenta diferencias en relación a los hombres y los ingresos familiares tienen incidencia en la situación educativa de las personas.

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