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Oscar Ortiz, Vicepresidente de la República, en la entrevista Hechos de Canal 12. Foto Diario Co Latino

La dialéctica de la materia como modo de la realización de lo infinito, en Hegel

MSc. Tito Alfredo Jacinto Montoya.
Catedrático de la Universidad de El Salvador

1. Lo real lanzado al tiempo y el espacio, sovaldi es decir como algo determinado, health tiene una forma curiosa de pretender ser y, consecuentemente, de presentárseme: como siendo lo que no es. Pretende ser absoluto en su determinación, como una mónada cerrada sobre sí misma, infinita en su individualidad y determinación. Pero el modo de acceso a esta forma de ver la cosa es exactamente el punto de vista de la sensibilidad, no el de la razón. Para la razón, el ser de lo real determinado es otro distinto de él. Lo determinado, lo finito tiene como ser y fundamento suyo lo otro de sí. En eso consiste su idealidad. Pero se trata de un fundamento que no está fuera de lo finito ni opuesto a lo finito, está ya en él que habrá de realizarse, de expresarse por el mismo movimiento de auto negación de la materia. Dicha materialidad de la cosa no es negada desde fuera de ella, sino desde ella misma como lo otro hacia lo cual tiene inexorablemente. La materia desaparece y queda la idealidad, el pensamiento, la Idea Absoluta de lo real en tanto que totalidad aniquilante de la otredad en la cosa material determinada, la cual, ahora se me revela como falsa, al mismo tiempo que como irreal.

2. En consecuencia, si la esencia de lo finito (determinado) es lo otro de sí, por tanto lo infinito, resulta que lo finito, únicamente puede ser esencialmente, ser verdadero y existir como verdad, dejando de ser lo que es, determinado-material, para pasar a ser lo otro, infinito. Ello significa que sólo es, esencialmente, cuando deja de ser, materialidad cósica, sólo vive plenamente (como totalidad absoluta) cuando muere como determinación material; únicamente es lo otro de sí, cuando deja de ser lo que es espacio-temporalmente determinado. El instante de su nacimiento es el mismo que el de su muerte.

3. Lo finito no es verdaderamente cuando es lo que es, sino sólo cuando deja de ser lo que es. Sólo es verdaderamente pleno como lo otro de sí, como lo infinito. Como determinada la cosa muestra un ser que no es el suyo, su verdadero ser el la totalidad únicamente presente a la razón, no al entendimiento, que se encarga de separar, de dividir, en un movimiento deductivo del pensamiento. El intelecto (movimiento de análisis) intenta capturar el ser de lo real pero en tanto que algo absolutamente igual a sí mismo: esto es como algo infinitamente finito. Pero al hacerlo disuelve el movimiento de lo real (como dialéctica) en su proceso por constituirse uno con el todo (al universo que es lo único que se basta a sí mismo para ser lo que es). Pero esto es sólo una operación, una forma de proceder, de la mente, no es la forma efectiva de ser de la cosa como verdadera y como realidad plena.

4. La dimensión determinada de la cosa real, no es una condición de la realidad de la cosa misma, es sólo una forma cómo la visualiza el intelecto que se guía por el principio lógico de la no contradicción de que A es A, y de que algo es A o No-A, o es lo uno o lo otro, pero no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido. Pero resulta que la verdad de la semilla es la planta, y la verdad definitiva de la planta es el universo entero, y la semilla como realidad verdadera lo es únicamente en tanto queda expresada en ella algo que no es ella en su inmediatéz (es decir como semilla sin más), es decir el universo como totalidad; lo cual únicamente se hace patente a la razón que unifica y sintetiza, no al entendimiento que divide y separa analíticamente la totalidad.

5. Lo material, en tanto que realidad dada aquí y ahora, no es plenamente ni como realidad ni como verdad absoluta. Por tanto, fuera del absoluto lo finito, separado de lo infinito, resulta ser un abstracto, únicamente una forma como el intelecto lo ve, pero no es lo verdadero y real; lo finito es sólo posición de la mente, no es real, es sólo un abstracto, algo irreal. La cosa física para ser real tiene que mostrar un ser que no le es propio, que es su otro, pero sólo puede hacer esto dejando de ser lo que es como determinado; sólo puede mostrárseme como pleno autosuperándose para dejar de ser abstracto para pasar a ser concreto, lo que realmente es, aún a pesar suyo.

6. El orden de lo finito es pura negatividad y falsedad, en tanto muestra un ser que no es propio y pretende tener una entitatividad que tampoco es, porque su ser es justamente el perecer (ya que las cosas finitas perecen, no de manera accidental, sino de manera esencial, tienen que perecer, y de hecho perecen). La idea de la dialéctica de la materia implica la consideración de que es justamente lo finito mismo lo que, desde sí mismo, niega esa negación para poder pasar a ser otro distinto de él, esto es lo infinito, es decir su esencia. La negación de la negación de lo finito es actuada por lo finito mismo, no movida desde un absoluto externo puesto al margen de la realidad física.

7. La materia no posee verdad tal como nos aparece antes y fuera del concepto. Sólo la tiene en su idealidad, es decir en su identidad con el concepto, que es su universal bajo la forma de ley.

8. La materia es afirmada, por los sentidos y la dimensión empírica, por lo que ella no es; esto es como un ser muerto, sin devenir y cósico, como un absoluto en-sí y desde-sí, totalmente separado del resto de lo real y del pensamiento.

9. Hay eliminación de la alteridad pura, en tanto que todos es totalidad inclusiva (no externa a la determinación); y dicha totalidad es dialéctica en razón de que el ser de lo finito es lo distinto que él, pero que lo incluye. Y, como pretendidamente distinto que lo infinito, lo finito no es real ni verdadero.

10. Lo finito (la materia) debe negarse como tal en tanto que tiene que proponerse, no como alteridad negativa de lo infinito (el espíritu, la razón). El ser de la materia es lo distinto que él; por tanto su ser consiste en un no-ser (como realidad determinada, sensible) lo que es, para llegar a ser.

11. Lo finito (la materia) es la contradicción de sí misma; porque lo finito es, en el mismo movimiento, lo uno mismo (finito) y lo negativo (lo opuesto) de sí mismo; por ello es la contradicción de sí mismo; se suprime, y perece, pero para pasar, por esa dialéctica de sí misma, es decir de la materialidad, a ser lo otro (esto es, lo infinito).

12. El movimiento de auto-negación de lo finito es, al mismo tiempo, el movimiento de mostración de lo absoluto; de la encarnación por la cual lo infinito adopta un revestimiento terrenal.

13. Para captar lo infinito en la cosa determinada hay que ver la unidad del ser y del no-ser, la dinámica inclusiva de lo finito en lo infinito, el árbol en la semilla, y el universo entero, como totalidad inclusiva, en este árbol de naranja determinado.

14. “El parecer _dice Hegel_ no es la nada, sino que es reflexión, referencia a lo Absoluto, o sea, parecer en tanto que aparece en ello lo absoluto”. Pero no es lo finito-físico-cósico lo que desaparece, el mundo sigue siendo ahí lo que es a mis sentidos; lo que desaparece es su pretendida absolutéz, y lo que ahora se muestra es lo que es realmente: mostración y modo de ser determinado (material) de lo otro de él, de la esencia, la Idea.

15. La cosa física y finita, llamada bujía, es absurda fuera de la racionalidad de la totalidad, llamada motor; de tal forma que su verdadero ser no está en su ser bujía separada (por tanto abstracta); lo que es la bujía fuera del motor está como pre-determinada por la idea del motor (la totalidad); su ser físico (lo que es como cosa física) está diseñada en virtud, no de sí misma, sino en razón de un “otro”, que es la racionalidad sistemática e inclusiva de la Idea, del motor como concepto. Pero además, la verdad de la bujía (lo que es, cómo es, para qué es, por qué es) sólo se revela en la mostración de la bujía conectada en y con la totalidad sistemática del motor, que es, en este ejemplo, la totalidad, por tanto lo infinito. Habrá de ser claro, entonces, que la materialidad de la bujía no desaparece, lo que desaparece es el modo cómo se nos da de manera inmediata a los sentidos; desaparece su pretendida absolutéz, como si ella, la bujía, separada del motor, tuviera suficiencia constitucional, y como si hubiera verdad en ella sola, fuera de la racionalidad del motor, del universo.

16. Llegados a este punto nos preguntamos, ¿Cuál sería la forma materialista de cerrar la dialéctica de la materia?

16.1. Cualquier forma de postular la absolutización de la cosa-física como una otredad de lo finito cerraría la posibilidad de la autotrascendencia de la cosa determinada, que al fin de cuentas quedaría como cerrada en sí misma como forma definitiva de la verdad y de la realidad.

16.2 Considerar lo real desde la perspectiva del entendimiento, distinto del de la razón, en tanto que el entendimiento está regido por las leyes lógicas de la identidad y la no-contradicción. El entendimiento busca establecer la mismidad de la cosa contradistinguiéndola, de forma absoluta, de lo otro; como siendo cada cosa absoluta y suelta respecto de todo lo otro.

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