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Pedro Sánchez Ramírez del cantón Güiscoyolate, Nahuizalco, Sonsonate, camina a diario más de 25 minutos para obtener agua potable . Los pozos artesanales y ríos se encuentran con niveles de contaminación que les impide consumirla. Foto Diario Co Latino / Alfredo Carías

FUMA realiza estudio de aguas en comunidades rurales

Gloria Silvia Orellana
@RedacciónDiarioCoLatino

Astrid de León, reside en la comunidad Bosques del Río, en Santa Marta, Nahuizalco, Sonsonate, quien relató la dificultad que a diario deben enfrentar para obtener agua de consumo y potable, así como las más de cien familias vecinos de su comunidad.

Y como ellos, existe un centenar de comunidades en diversos municipios rurales, que experimentan esta realidad que obstaculiza su derecho humano de acceso al agua y su saneamiento, como lo ha reconocido Naciones Unidas, dentro de los parámetros de igualdad y dignidad para los seres humanos.

“Somos personas que no tenemos agua potable, tenemos más de 40 años sin acceso, desde la generación de mi mamá están luchando porque pongan agua (domiciliar) o cantareras públicas, pero no han logrado nada. Porque ahora, solo tenemos una cantarera para todos los habitantes y eso no da abasto”, acotó de León.

“Por esto agradecemos a FUMA, de estar pendiente de la comunidad y estar interesados sobre la situación de las aguas en los pozos artesanales y asegurarnos por el bien de la comunidad que si vamos a tomar agua de los pozos, que sea de calidad, aquí hay más de cien familias sin incluir lo niños que dependen de esto”, agregó.

Señaló que la Fundación Maquilishuat, con su intervención técnica en el muestreo de las aguas de pozos artesanales es una oportunidad para la comunidad de contar con alternativas de salud y desarrollo social.

La preocupación de estos pobladores en la comunidad Bosques del Río, es justificada y no escapa a la realidad de país. La calidad de las aguas superficiales que han sido evaluadas desde el informe de la Región Hidrográfica Nacional, realizado por autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), en el año 2020, daba cuenta que aspectos fundamentales de la problemática del recurso hídrico se debían a la escasez física por la disminución en la capacidad del territorio para infiltrar agua.

Y en un segundo aspecto, era la contaminación, su uso y administración ineficiente por carencia de un marco legal. No obstante, a la aprobación de la Ley de Recursos Hídricos, en diciembre pasado por la Asamblea Legislativa, esta no cuenta aún con un reglamento que permita implementarla.

“Aquí hemos tenido niños enfermos, hay familias muy pobres, que han tenido que consumir aguas de río y se enfermaron, entonces, estamos preocupados y por esto queremos saber si el agua de los pozos se puede consumir o no, porque la del río está contaminada”, indicó de León.

Mientras, Magdalena Cortez, directora ejecutiva de FUMA, refirió que estas actividades, como el muestreo de la calidad de las aguas de pozos artesanales en Bosques del Río, se enmarca en el proyecto “Mujeres Sonsonatecas Mejorando sus Derechos desde un Enfoque Sostenible”, que se encuentra en su Fase 2021-2022, con el apoyo de la Fundación Felipe Rinaldi y el gobierno de Navarra.

“Con diferentes intervenciones que han profundizado el contexto y visualizado la necesidad de aportar al fortalecimiento de la capacidad instalada, el control de las instituciones garantes de atención de mujeres y niñas víctimas de violencia de género con el énfasis en salud mental y una perspectiva emocional y social, forma parte del trabajo de FUMA en Sonsonate”, afirmó.

La intervención en el territorio entre 10 municipios en Sonsonate, le ha permitido a FUMA, a través, de 2 ejes básicos. El primero es la “participación ciudadana”, que generó la creación de comités, de espacios intersectoriales con instancias como el Comité de Prevención de Violencia o la Red de Mujeres por la Prevención de Violencia, que fortalece la coordinación de acciones sociales.

El segundo eje, desde las “determinantes sociales” que vincula cualquier tema como la salud a abordarlo desde las desigualdades sociales que reducen o limitan su acceso. Desde el imprescindible análisis de la incidencia en aspectos como la vulnerabilidad ambiental, agua, violencia, equilibrio mental, seguridad alimentaria, estabilidad económica hasta hacinamiento.

“Ahora se están realizando muestras de agua de pozos, pero luego de los resultados se hará entrega de biofiltros a las comunidades ante el déficit de acceso al agua potable que hay en las comunidades. Y la única agua a la que tienen acceso no siempre es apta para el consumo”, reiteró.

“Se están desarrollando estas actividades para identificar los grupos familiares o comunidades que necesitan los biofiltros para lo cual se realiza primeramente un proceso de formación y capacitación para su utilización, y luego, que esas familias o comunidades puedan tener agua de consumo humano en todos los aspectos”, subrayó Cortez.

Carla Cristales, técnica de laboratorio que realizó la toma de muestras de los pozos artesanales, señaló que el agua de los pozos evaluados, por no estar tratados para ser de consumo humano, se podrían encontrar cargas bacterianas, debido a su exposición por ser pozos abiertos sin protección.

“Con el análisis que vamos a realizar podremos determinar si tenemos sustancias químicas presentes como nitratos y nitritos. Vamos a verificar también dureza en el agua (concentración de compuestos naturales en una cantidad de agua), lo que me dirá si hay arrastre de otro tipo de minerales. También algunos metales pesados como plomo, arsénico y aluminio que afectan el sistema renal y la carga bacteriana que provoca enfermedades gastrointestinales por consumo de esta agua”, explicó.

¿Que son los Nitratos y Nitritos en agua? Científicos han definido que son formas de nitrógeno en el medio ambiente de forma natural o por mano del hombre, y que está comprobado que es perjudicial para la salud del ser humano, porque puede provocar “metahemoglobinemia”, o sangre con hemoglobina modificada (oxidada) incapaz de fijar el oxígeno en sangre.

Esa situación, junto a la escasez del recurso hídrico, eleva la vulnerabilidad de acceso al agua de poblaciones rurales, como lo detalló el Informe de la Región Hidrográfica (MARN/2020) que identificó solo 3 puntos entre 122 sitios evaluados en calidad de agua a escala nacional para ser utilizada para actividades recreativas sin restricción. Y los otros 119 sitios restantes evaluados no cumplieron las guías de calidad de agua por contener coliformes fecales, aceites y grasas, Ph, oxígeno disuelto y turbiedad.

Pedro Sánchez Ramírez, que vive en el cantón Güiscoyolate, Nahuizalco, Sonsonate, cada día plantea una jornada de varias horas el obtener agua para consumo humano. Aunque cuenta con pozo artesanal, saben que no pueden utilizarlo para preparar alimentos o beberla.

“Nosotros ocupamos el agua que sacamos del pozo para lavar ropa, bañarnos y lavar los trastes, pero para consumir agua tenemos que ir más arriba por la comunidad Santa Marta para tener agua de consumo”, afirmó.

“Sabemos que el agua del pozo no es potable -es subterránea- pero ya nos dijeron que tiene carga bacteriana y la verdad tiene un sabor raro y el olor a veces es de podredumbre. No bebemos esa agua, así que debemos conseguirla al otro lado, lo que nos lleva más de 25 minutos para llegar al lugar”, comentó Ramírez.

Sobre el río Ceniza, en Sonsonate, el Informe Hidrográfico del MARN señalaba que esas aguas “no cumplían con la potabilización” ni para el riego o consumo de especies por lo que la clasificaron como “mala”, no obstante, hay amplios asentamientos humanos en las cercanías de su ribera, lo que se convierte en un problema estructural de igualdad social.

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