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Falleció Pedro Casaldáliga, quien encarnó el verdadero valor cristiano revolucionario

Tomado de Granma

Ha muerto Pedro Casaldáliga, este Cristo en la tierra, quien encarnó, como la sólida piedra de su propio nombre, el verdadero valor cristiano revolucionario.
Creo recordarlo —mi memoria no tiene la precisión de si su visita a Cuba fue entonces—, en aquellos ecuménicos diálogos convocados por Fidel en los años 80. Seguramente fue entonces que el líder de la Revolución cubana le obsequió aquellas botas con las cuales Don Pedro se presentó en el Vaticano a defender sus radicales ideas ante los regaños de la curia.

Hace poco evoqué todo esto en La Pupila Asombrada, en un programa que le dedicamos.

Lamentamos profundamente tener que informarles que Pedro Casaldáliga ha fallecido hoy a la edad de 92 años.

Nacido en Balsareny (Cataluña) el 16 de febrero de 1928, Casaldáliga asumió con radical coherencia y compromiso la Opción por los Pobres y ha sido una de las figuras más destacadas de la Teología de la Liberación.

Obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia desde 1971, Casaldáliga siempre ha trabajado a favor de “peones”, campesinos, sin tierra y Pueblos Indígenas, oponiéndose abiertamente a los terratenientes, la agroindustria y a todos los poderes económicos que niegan los derechos de los individuos y pueblos. La historia de la lucha por la tierra en Brasil no se explica sin Casaldáliga.

Poeta, escritor y comunicador por vocación, Casaldáliga fue autor o coautor de más de 100 obras traducidas a varios idiomas y a través de las cuales expresó sus sentimientos y pasiones más íntimos; su posición teológica basada en la liberación y la esperanza; su visión de un mundo que necesariamente debe elegir la justicia y la paz; y su compromiso con una Humanidad más “humana”. Siempre dispuesto y disponible para todos, Casaldáliga concedió cientos de entrevistas y escribió numerosos artículos, circulares y cartas.

Vitalmente comprometido con los que más sufren, Casaldáliga ha llevado una vida marcada por la coherencia: Dom Pedro -o simplemente Pedro, como le gustaba ser llamado- vivió durante más de 50 años en una casa humilde de barro, con las puertas siempre abiertas, en el pequeño pueblo de São Félix do Araguaia, cercano a sus amigos y amigas y en medio de su comunidad. Realizó cientos de viajes en autobús por Brasil y visitó con frecuencia las comunidades de su Prelatura -del tamaño de toda Grecia- a caballo. Casaldáliga siempre ha sido un “pueblo entre el pueblo”.

Con un agudo sentido del humor, alegre, decidido, incansable y buen “conversador” Casaldáliga se sabía de memoria el nombre de todas las personas de su comunidad y los visitaba a menudo en sus casas por muy remotas que éstas estuvieran. Fundador de pastorales y organizaciones sociales dedicadas a la lucha por la tierra, a la defensa de los Pueblos Indígenas y contra el capitalismo neoliberal y las desigualdades sociales, Pedro siempre ha defendido la necesidad de tener un compromiso personal y comunitario con los más pobres. Fruto de esta visión, tenacidad y luz profética, Casaldáliga inspiró movimientos sociales que hoy enriquecen el tejido social de América Latina y luchan por un mundo mejor.

A menudo censurado, silenciado, perseguido por los poderosos y habiendo sufrido varios intentos de asesinato, Casaldáliga siempre se ha mantenido fiel a la Utopía: siempre esforzándose por construir el Reino de Dios en la tierra. Siempre con inquebrantable esperança.

Presionado y cuestionado por el Vaticano, mantuvo siempre una posición firme a favor de la transformación radical de la Iglesia y su estructura clerical, defendiendo una Iglesia pobre, corresponsable y participativa.

Hoy, las asociaciones de Araguaia con el obispo Casaldàliga, de Cataluña, y la Asociación ANSA, de São Félix do Araguaia, lamentan profundamente la muerte de Pedro Casaldáliga, a quien debemos nuestra fundación y cada uno de estos 40 años de existencia.

Amado Pedro: Desde lo más profundo de nuestro ser agradecemos tu vida “donada”; la esperanza “esperanzada” que nos ha hecho y nos hace caminar; y toda la luz que nos has dado a lo largo de toda tu vida. Llenos de añoranza y de dolor, te decimos que tus luchas son las nuestras; que tu corazón late en cada uno y cada una de nosotros y que continuaremos tratando de vivir cada día guiados por tus Causas. La esperanza!.

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