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Ni las guerras, ni los terremotos pudieron con el vocero de la Cruz Roja, Carlos López Mendoza, quien recientemente se retiró de la institución. Foto Diario Co Latino/Cruz Roja

“De limpia botas a Hijo Meritísimo de la Patria”

Samuel Amaya
@SamuelAmaya98

Carlos López Mendoza o mejor conocido como “don Carlitos”, decidió retirarse como vocero oficial de Cruz Roja Salvadoreña tras 46 años de servicio a la institución salvavidas.

En la sede central de CRS encontramos a Carlos López, un salvadoreño rescatista muy experimentado y, además, exvocero de dicha institución.

El nació el 2 de abril de 1939 en el Hospital Nacional Rosales de San Salvador, en medio de una situación difícil que enfrentaba el país por los presidentes militares que en ese entonces gobernaban.

Mendoza relató que cuando tenia 13 años se le murió el papá y él era el mayor de sus tres hermanos.

“Nos quedamos sin nada, tuvimos que buscar trabajo, vivimos de posada en diferentes lugares y mi mamá echó tortillas para poder salir adelante”, recordó.

Desde temprana edad empezó trabajó de manera informal, en la calle.

Hizo de todo, desde vender dulces, billetes de la lotería, periódicos, cargar maletas del tren a parada de buses, pintar tumbas, albañilería hasta lustrar zapatos.

Este último oficio lo llevó a tocar puertas en el hotel Astoria, que estaba ubicado en el costado sur del Palacio Nacional en San Salvador.

Para ese entonces era uno de los hoteles más lujosos del país y venían artistas internacionales cuando brindaban algún concierto en la ciudad.

“Yo le limpiaba los zapatos al señor del hotel que estaba en la puerta del mismo y le preguntaba ¿dónde está tal artista?”, y salía corriendo a tocar la puerta de dichos artistas para limpiarle los zapatos”, contó jovialmente don Carlitos.

Esto le valió conocer a Pedro Infante, Tintan, Martarrot, Columba Domínguez y otros artistas.

Mendoza dijo que todos esos trabajos y experiencias le dieron las mayores satisfacciones en la vida.

El primer empleo formal fue en un bufete de abogados, ubicado por el Sagrado Corazón de Jesús, era personal de limpieza y “llevaba bebidas a los abogados cuando las pedían”.

En 1970 le tocó trabajar de repartidor de leche en un restaurante en la calle a los Planes de Renderos y contó que en un día común casi al cierre del restaurante, “llegó un niño llorando diciendo que su mamá iba a tener un niño”.

Llamaron a la Cruz Roja y en minutos llegó la ambulancia, “como todo niño curioso” preguntó a la enfermera “como se hacía para entrar a la CRS” y pidió acompañar a traer a la embarazada.

Sus pasos en la Cruz Roja Salvadoreña

El 24 de enero de 1974 salió un anuncio en un periódico que invitaba a la población a que se hicieran voluntarios de la Cruz Roja. ¡Salve una vida, reciba el curso de primeros auxilios!, rezaba el comunicado.

Entonces don Carlitos decidió incorporarse a la institución, desde entonces es que fue ascendiendo dentro la Cruz Roja. Hasta que 16 años después, logró convertirse en el vocero oficial.

Se creó ese cargo por el contacto constante que don Carlitos tuvo con la prensa nacional e internacional, al brindar información sobre las emergencias que atendían.

La CRS representa para Carlos López Mendoza algo muy significativo e importante.

“He aprendido mucho de la institución, y una de las cosas que disfruto es estar en constate conocimientos e impartírselos a los más jóvenes que tienen el deseo de ser voluntarios”, dijo emocionado don Carlitos. Ser voluntario significa sacrificar tiempo y la familia sufre por esto.

Recuerda que el 16 de abril de 1974 fue su primer turno de servicio y lo mandaron al cantón la Galera Quemada en Nejapa.

“Allí iba a parir una mujer y fuimos con una enfermera, y oraba para que no se hiciera el parto; sin embargo, tocó asistir”, recordó.

Y agrega que “paramos la ambulancia y se dio el parto, yo asistí a la enfermera en pasarle los equipos, pero temblando”. Tiempo después, la señora buscó a “don Carlitos” para enseñarle a la bebé y para informarle el nombre de la niña, “Carla Cruz” en honor a Carlos y a la Cruz Roja.

Un suceso trágico que le marcó la vida a don Carlos fue el terremoto del 86 porque su vivienda ubicada en San Jacinto se cayó en pedazos.

“Solo estaba mi mamá y un nieto, pero gracias a Dios no paso a más”.

También recordó que cuando llegaron otros familiares a la casa, él salió corriendo a la Cruz Roja para atender las emergencias que se iban presentando.

El conflicto armado también lo marcó porque tuvo que salvar vidas en medio de una guerra.

Recuerda que lo más difícil fue elegir la asistencia de víctimas porque eran demasiadas, y también llevó en su ambulancia a combatientes heridos de los dos bandos, de la guerrilla y de las Fuerzas Armadas.

También recalcó que nunca le quitaron un herido del otro bando contrario, y agrega que “lo único que me le quitaron una vez a un combatiente, fueron las botas”.

Don Carlos López Mendoza ha vivido terremotos, guerras civiles y hasta pandemias; sin embargo, el motivo que lo ha llevado a jubilarse, es que por su edad es vulnerable a contagiarse del COVID-19 y la institución le recomendó que ya no asistiera. A don Carlitos le costó adaptarse durante la cuarentena estricta, esto lo llevó a creer tener síntomas, por lo que le tuvieron que poner ayuda psicológica y donde el profesional médico le ordenó que hiciera una rutina diaria para solucionar los problemas.

Los reconocimientos que Mendoza obtuvo de parte de organizaciones sociales, universidades entre otros, han sido muchos.

Su labor aportó a la sociedad un ejemplo de voluntariado y solidaridad.

En el 2001 le nombraron embajador de los voluntarios ante las Naciones Unidas por el PNUD, y en el año 2016, la Asamblea Legislativa lo nombró Hijo Meritísimo de El Salvador.

“Para mí eso tiene un gran valor y todo eso se lo dedico a mi familia que ha sufrido a la par mía, a la Cruz Roja y a la prensa que le dio vida a la vocería de CRS”, enfatizó.

Su último reconocimiento fue dado por la Fundación Manos Para Ti este domingo 31 de enero, en el marco del cierre del mes del adulto mayor.

Carlos López Mendoza seguirá como voluntario en la Cruz Roja y tiene proyectado para este año terminar su libro que está redactando sobre su vida, el libro se llamará “De limpia botas a Hijo Meritísimo de la Patria”, que lo pretende enfocar a los jóvenes para que sea una ayuda a seguir adelante.

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