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CRONOLOGÍA DE UN FRACASO

Luis Arnoldo Colato Hernández

Educador.

Aquel golpe de estado contra el presidente Zelaya, solo beneficio al oscurantismo que lo promovió.

En junio de 2009 rezumaba insurrección en las calles de Tegucigalpa, pues los antagonistas del progresismo oficialista oponían todos sus esfuerzos a los planes presidenciales de impulsar algo inédito a la sociedad hondureña: un plebiscito.

¿Que sabían los hondureños de a pie, de construir soluciones mediante su participación?

Aquello era impensable y suponía la posibilidad de gestionar por intermedio del plebiscito un reparto más justo de la riqueza de aquel país.

Impensable.

Aquel escenario fue generado por las fuerzas más retrogradas y atrasadas, que asestaron el golpe el 9 de junio, en connivencia con los EEUU, apartando al señor Zelaya del poder, y depositándolo en la vecina Costa Rica, mientras el país entero se sumió en la más oscura tiniebla.

La justificación para aquello fue la parálisis gubernamental, resultado de la total obstaculización que hicieran las fuerzas conservadoras del quehacer económico general.

En consecuencia, amplios sectores se opusieron al gobierno, lo que se aprovechó para derivar en el golpe.

El conservadurismo duro y recalcitrante se alió tanto con los militares como con sus pares en la pequeña Habana, Florida, para con la bendición de Washington trazar la ruta al golpismo, que se concretara mediante un golpe suave, un juicio político, el primero de su tipo, que apartara ilegalmente al señor Zelaya de la presidencia, imponiendo en su lugar al primero de sus sucesores: el narcotraficante Porfirio Lobo.

Solo 4 estados reconocieron al gobierno resultante, lo que no impidió que el apoyo estadounidense lo legitimara, silenciando mediante la represión armada a la oposición interna.

Aquel fenómeno que fuera en principio aislado, se extendió rápidamente en el subcontinente latinoamericano, replicando la fórmula que Gene Sharp desarrollara a instancias de la CIA en los 70’s, acabando con la primavera latina.

Aquello comenzó con una sostenida campaña de difamación confrontativa, acompañada de un profundo sabotaje económico, promoviendo entre la población el resentimiento contra el ejecutivo, para finalmente legitimar su remoción mediante un juicio político que fuera apenas un remedo que carece de mínimas garantías, por lo que fue simplemente ilegítimo.

Los procesos que siguieron por toda Sudamérica lo confirman.

Entonces, ¿qué resulto de ello?

Honduras se constituyo en la república bananera del cuento, anulando su institucionalidad, mientras se hundió en el agujero de la violencia social, consecuente con un estado inviable que es dominado por el narco.

Es decir, el clásico satélite de los EEUU, ilegítimo y títere de aquel, que renuncio tanto a su dignidad como a su futuro.

Así las cosas, la entrega del ex presidente don Juan Hernández a EEUU acusado de narcotráfico, evidencia la descomposición alcanzada bajo la égida estadounidense, que reseña además que puede estar esperando a otros políticos con las mismas mañas.

Como sea, abandonar el marco legal siempre produce lo que vemos en Honduras, por lo que sería mejor retornar a la legalidad, que también hemos perdido ya hace ratos.

Simplemente porque solo dentro de la legalidad podremos construir un estado viable.

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