AMOR VIRTUAL

Óscar Nájera.

Escritor y poeta

Eran las ocho de la noche, ella revisaba una red social, mira y lee, tantas páginas con frases románticas, frases para animar, para hacer reír, es un universo donde todo mundo se muestra feliz. Ella es actriz de una pequeña compañía de teatro, además de eso vende comida para poder aumentar sus ingresos económicos, madre soltera, cuarenta y tantos años de edad. Decepcionada de los hombres pero no del amor. Ella fue abandonada por el padre de sus hijos, y por eso busca al hombre ideal, al hombre que llene todas sus expectativas y deseos, su sobrepeso no le impide vestirse ni sentirse sexy, ella siempre busca amor, apoyo, protección y también satisfacción sexual en cada hombre que conoce. Mientras revisa sus mensajes en el chat, le llaman la atención las publicaciones que comparte una amiga, son publicaciones de poemas románticos y eróticos. Lee cada una de las publicaciones, cada uno de los poemas, se inclina más por aquellos eróticos. Sin darse cuenta ya pasaba de la medianoche, apaga la computadora con cierta incertidumbre, con la curiosidad de saber más de ese escritor, se prepara para dormir. Sin pensarlo y dejándose llevar por sus fantasías se pone un atuendo sexy, como preparándose para seducir a alguien que ella sabia que no llegaría. Perfuma sus sábanas, y se recuesta en ellas, su mente repasa aquellos poemas eróticos que había leído con tanta atención. Cerrando los ojos, sus mente recita los versos y sus manos comienzan a deslizarse por su cuerpo, cual si fueran las manos dirigiendo una orquesta, llevándola a sentir esos versos y convertirlos en una sinfonía erótica de caricias y gemidos. Ella sintió cosas que nunca había vivido, estaba en un mundo fantástico. Cuando más feliz estaba una luz, incomoda sus ojos aún cerrados, era el sol que acariciaba su piel, su alegría se desvanece al darse cuenta que era un sueño y estaba sola como siempre. Suspira y sonríe porque al fin y al cabo sintió en su sueños algo bello por primera vez. Como toda mujer al frente de su familia, se levanta, corre a bañarse y prepararse para su trabajo de tiempo completo y en la tarde a recoger a sus hijos a la escuela y continuar con sus deberes de madre. Pero todo el día una pregunta había invadido su mente, esa pregunta se había hecho dueña de su cabeza. Quién era ese hombre, ese poeta, que sin tocarla, solo con sus versos la hizo llegar a donde ningún otro hombre lo había hecho. Ese día regreso más temprano a su hogar, preparó la comida para sus dos hijos, limpió la casa, ayudó a sus hijos con las tareas y luego se dirigió a la computadora. Su amiga no había compartido ninguna publicación de aquel escritor. Volvió a leer los anteriores y buscó por su nombre a aquel misterioso escritor, no había nada en internet. Entonces decidió buscarlo a través de las publicaciones de su amiga, solo encontró un nombre, su fotografía de perfil era el dibujo de una flor, su curiosidad aumentó, y leyó más de aquellos poemas que la hacían estremecerse. Esa noche al ir a la cama fue como la anterior. La lectura la llevó a fantasear y soñar. Transcurridos unos días, de los cuales solo las noches rompían la monotonía. Una de esas noches tomó valor y envió un mensaje por esa red social al poeta. Los días pasaban y no había respuesta, aquellos poemas a los que podía acceder los había leído una y otra vez, soñando de mil maneras con un hombre sin rostro que la hacía sentir una mujer deseada y amada. Cierta ocasión cuando su espera se hacia interminable, el poeta había respondido a su mensaje, él solo respondió amablemente un saludo. Entonces, ella buscó y buscó en el perfil de aquel poeta una fotografía que le pudiera mostrar su rostro, ella quería conocerle y soñar con el rostro de aquel hombre que la había llevado a la cama y al cielo sin tocarla. Tímidamente le envió otro mensaje, haciéndole saber el gusto por sus poemas y la admiración que sentía por él. En ese mismo momento el poeta le respondió, llevaron una plática común, conociéndose hasta donde la charla por la red social les permitía. Con el transcurso del tiempo ella dio un paso más, le hizo saber su atracción por él, y confesándole que cada noche se iba a la cama con sus versos, versos que tocaban su piel llevándola al éxtasis. Cada charla por la red social, para ella era un poema, un poema con el cual hacia el amor, ella quería más, ella quería conocerle. Pero aquel poeta se mantuvo siempre al otro lado del universo que la red social le permitía. Ella se sentía cada vez más sensual, su sobrepeso nunca había sido un problema, pero ahora se sentía más bella y con ganas de hacer el amor con alguien real, y se permitió conocer amigos con los cuales llevaba acabo las fantasías que los versos de aquellos poemas le brindaban, pero también esperaba encontrar además de placer, el amor. Pero ella encontró solo el placer sexual, mas nunca el apoyo, y sobre todo el amor que buscaba en un hombre. Ella sabía que con aquel poeta al que no conocía no iba a existir más que una amistad, una admiración de poeta y lector, entonces ella al sentirse deseada nuevamente, al sentir que podía amar y quizá ser amada, volvió a la realidad y buscó al padre de sus dos hijos, habló con él, se reconciliaron, se conocieron nuevamente, ella perdonó las múltiples ocasiones en que el padre de sus hijos le fue infiel, ella quería sentirse segura económicamente, se dio otra oportunidad y se enamoraron, pero al paso de unos meses su alma gémela, le hizo nuevamente lo mismo que el amor de su vida, el padre de sus hijos, la abandonó, marchándose con otra mujer, y aquella actriz, aquella madre volvió a ser soltera. Entonces los poemas románticos y eróticos de aquel poeta, fueron la guía para construir fantasías de su derrumbada relación. Ella ahora goza de una libertad donde ya no le importa el amor, pero se siente sexy y deseada por muchos que le satisfacen lo que uno no pudo o no quiso. Ella ahora es del que siempre fue y nunca dejó de ser, ella es del drama y la comedia.

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.