Por David Alfaro
¿De qué tienen miedo?
¿Les avergüenza que la ciudadanía conozca las pruebas —si es que existen— que supuestamente justifican su detención?
¿Temen que el proceso, expuesto a la luz pública, se derrumbe por falta de sustancia, por carencia de legalidad, por puro abuso?
El secretismo judicial no es justicia.
Es cobardía institucional.
Es una confesión tácita de que el caso no resiste el escrutinio ni del sentido común ni del derecho.
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