Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa
El viernes 11 de abril de 2025 tuvo lugar en el Museo de la Palabra y la Imagen un acto de rememoración del 41º aniversario del fin de una ocupación militar de la Ciudad Universitaria de la Universidad de El Salvador. Ese hecho nefasto es parte de una larga trayectoria de atropellos que los poderes públicos han perpetrado contra la UES en los últimos decenios.
Desde los años 1960, para mencionar los más notorios, la UES ha sido víctima de parte del régimen político imperante, de verdaderos zarpazos de lesa cultura que dejan huella de heroísmo y abnegación, pero causan mucho daño y quedan impunes. Sobreponerse a ellos hace de la Universidad primada de El Salvador una institución que “se niega a morir” y queda como bastión de dignidad para la defensa de los derechos del pueblo.
Ejemplos: la irrupción de las fuerzas de seguridad del gobierno de José María Lemus en 1960 a la Rectoría de la Universidad con saldo de estudiantes muertos y heridos y autoridades universitarias vapuleadas a garrotazos policiales; la invasión militar a la Ciudad Universitaria por el gobierno de Arturo Armando Molina en 1972 con destitución, captura y exilio de autoridades universitarias y otros funcionarios, esta vez con el aval de los tres órganos del Estado y, la más prolongada, la ocupación militar de la Ciudad Universitaria perpetrada entre 1980 y 1984. Son verdaderos asaltos criminales desde el Estado para neutralizar o acallar una voz crítica que hace luz sobre los problemas nacionales y sus soluciones.
Mucho se ha escrito sobre los zarpazos de 1960 y 1972; pero poco se ha dicho sobre la ocupación militar de 4 años que comenzó el 26 de junio de 1980 y terminó el 22 de mayo de 1984. El evento en el MUPI está orientado a no olvidar ese atropello de lesa universidad. Fueron 4 años de ocupación militar durante el cual el ingreso al campus debía ser autorizado por un “puesto de la Guardia Nacional”.
Digno de realce es el valiente papel jugado por el Rector Miguel Ángel Parada quien, durante la ocupación”, mantuvo el funcionamiento de la “universidad en el exilio”, cuando las actividades se llevaron a cabo en espacios dispersos por toda la ciudad. Miguel Ángel fue Rector de la UES durante 6 años, desde 1980 que sustituyó al asesinado Rector Félix Ulloa padre, y concluyó sus funciones en 1986. Eran tiempos de sangre, balas, sudor y lágrimas para el pueblo de El Salvador y mantener a flote y marchando la barca de la UES fue, en esas condiciones, una hazaña.
Durante el acto conmemorativo escuchamos el testimonio de Mauricio Cevallos Morán quien en 1984 recibió el encargo del Rector Miguel Ángel Parada para que “pusiera en forma”, en un breve plazo perentorio, el campus y el auditorio de Derecho, pues se decidió llevar a cabo una graduación, la primera post-ocupación y dar muestra que, para buena fortuna del país, la UES es indestructible. Con sencillez y elocuencia Mauricio Cevallos describió el estado desastroso en que se encontraba el campus y el disperso equipo que había quedado desde que en 1980 irrumpió la barbarie, sempiterna enemiga de las ideas en beneficio de las mayorías.
Es encomiable el aporte de Yolanda Guirola Zelaya, jurista, feminista y abogada de derechos humanos, para mantener encendida esta llama de la memoria de fuego sobre la lucha popular en El Salvador, en la que históricamente la UES ha cumplido una importante función. Al organizar esta conmemoración, actúa en concordancia con el heroísmo y sacrificio demostrado por su familia. Sus padres, Víctor Guirola y Luisa Zelaya, fueron probados luchadores por la dignificación del magisterio y del pueblo. Su hermana Norma Virginia y su hija Tania Valentina fueron asesinadas en 1989 durante la represión desatada como reacción a la llamada “ofensiva hasta el tope” del FMLN. No se deben olvidar estas páginas de la historia reciente de El Salvador con sus heroínas sacrificadas por luchar con el pueblo en sus anhelos de justicia.
Merece reconocimiento el apoyo del Carlos Henriquez Consalvi para organizar y darle albergue físico a la conmemoración, a tono con ese valioso aporte que, desde el MUPI, se hace para preservar la memoria de las luchas populares.
La publicación “Nunca Más” elaborada por Yolanda, es un valioso opúsculo que describe analíticamente, en 40 páginas, la ocupación militar de la UES y presenta documentos que ilustran la lúcida y valiente batalla que tuvieron que dar las autoridades de la UES, bajo la conducción de su esposo, el Rector Miguel Ángel Parada, para recuperar el campus y confirmar la fortaleza de la dignidad universitaria en tiempos tan complejos de guerra civil, gobiernos contrainsurgentes de facto, una Asamblea Constituyente presidida por Roberto d´Aubuisson, el señalado como autor intelectual del asesinato de Monseñor Romero, y mucho salvadoreño desaparecido o caído en la hoguera de la violencia política.
Ojalá nunca más tenga que pasar la UES por un trance similar, pues este verdadero asalto criminal desde el Estado en 1980 dejó muchas vidas humanas perdidas y sembró obstáculos para desarrollar académicamente la Universidad de El Salvador que tanto necesita el pueblo salvadoreño para hallar caminos de superación social y justicia para todos. VMVM
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