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Tiempos de cosecha, tras una larga siembra

Creer que la cultura es algo decorativo en una sociedad es el peor error que los tiempos modernos nos hace creer. Por ello es necesario que existan más premios como el Premio Nacional de Cultura, para estimular a los creadores e intelectuales para que sigan aportando desarrollo y vida a nuestra nación.

Este año el Premio Nacional de cultura ha sido obtenido por una de las agrupaciones musicales más valientes y de trayectoria que ha tenido nuestra nación: Yolocamba I ta.

Escuchar su nombre será para algunos un sonido más, pero para los que saben de historia sabrán que cantar y denunciar al mismo tiempo son cosas difíciles, sobre todo en un país que mata a sus mejores hijos. Yolocamba I ta es la mezcla de palabras lencas y chortis que significan rebelión de la siembra en memoria de la masacre estudiantil del 30 de julio de 1975 . Y ese nombre es precisamente lo que hicieron con su trabajo, sembrar una conciencia social que aportó para los cambios de nuestro país.

Yolocamba recorrió el mundo para hablar de los problemas de El Salvador, así como también sirvió para concientizar a la sociedad en los tiempos convulsos de la guerra. Y estos valientes son: Franklin Quezada, Manuel Gómez, Paulino Espinoza y Roberto Quezada.

La agrupación fue fundada en agosto de 1975 en las aulas del Externado de San José, y desde la fecha han crecido con la historia y siguen. Un verdadero ejemplo de compromiso y dedicación, justo como debe ser la juventud actual. El grupo perteneció al Movimiento de Cultura Popular (MCP), donde se aglutinaron muchos artistas comprometidos con la realidad del país y luchaban por lograr la justicia, como el titiritero Roberto Franco y el poeta Mauricio Vallejo, quienes fueron desaparecidos y asesinados. Yolocamba se salvó de ese destino y logró poner su voz en el concierto mundial y durante 41 años sigue sembrando, como su nombre afirma. En los tiempos de la guerra civil también dejaron sus voces otros grupos valientes como: Banda Tepehuani, Los Torogoces de Morazán, Los Norteñitos, Labor y cosecha, y Guinama, que en palabras de Roberto Quezada considera que comparten este premio, así como el resto de compañeros muertos por la música popular durante el conflicto armado.

Celebramos el premio otorgado a este histórico grupo que ha dado un gran aporte para nuestro país, y que lo seguirá dando porque es la rebelión de la siembra..

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