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Tenemos la dignidad y la valentía de Ruth López

Por Leonel Herrera*

El derroche de dignidad exhibido esta semana por la abogada Ruth López hace ver aún más pequeños a sus verdugos indecentes, corruptos y malvados. El Salvador tiene esperanza, con el coraje y la valentía de esta célebre defensora de derechos humanos.

López entró desafiante a la sede del Juzgado Décimo Segundo de Paz de San Salvador y, en medio del tumulto de policías que la llevaban y periodistas que cubrían a pesar de los bloqueos, exigió a gritos un “juicio público” y reivindicó el derecho de la gente a saber. “El que nada debe nada teme”, dijo; y afirmó que Dios y la verdad están con ella.

Antes de eso, sus abogados también habían cuestionado la reserva de información del caso y el secretismo en que la Fiscalía y los tribunales de (in)justicia de Nayib Bukele la quieren procesar. “¿A qué le temen o qué quieren esconder?”, preguntó el abogado Pedro Cruz, ante los medios.

“¿Es por la superioridad técnica (de la defensa), por el trabajo de denuncia que realiza la imputada o es porque hacen una acusación infundada?”, siguió preguntando el abogado defensor. La respuesta está en el viento, diría Bob Dylan.

La reserva y el secretismo, propio de este régimen opaco y corrupto, es porque la acusación no tiene sustento legal; y por eso Ruth pide que sea público y que la gente sepa. La falsedad o debilidad de la acusación se evidencia con el hecho de cambiar el delito: la capturaron por peculado y luego la acusan de enriquecimiento ilícito.

Esa práctica de decretar reserva es habitual cuando son casos montados por fiscales inescrupulosos que siguen órdenes superiores, las acusaciones carecen elementos probatorios reales y lo que hay detrás es persecución política como represalia por defender derechos humanos, denunciar injusticias o exigir democracia.

Eso hicieron también contra los ambientalistas de Cabañas. El tiempo y los hechos demostraron que con la reserva quisieron esconder que la principal “prueba” era el relato contradictorio de un sospechoso testigo protegido, que no había “cuerpo del delito” y ningún otro elemento probatorio que compensara tal ausencia.

Lo mismo hicieron contra los dirigentes de la Alianza Nacional El Salvador en Paz, para citar sólo otro ejemplo emblemático donde la reserva de información es para esconder las falencias de la acusación penal contra los imputados.

Hay señales de que la acusación contra Atilio Montalvo, Pepe Melara y otros veteranos y ex combatientes de la guerra civil es un montaje con pruebas falsas que la Policía exhibió en redes sociales antes que en los tribunales. Ojo: ni siquiera fue la Fiscalía, sino la Policía.

Las reservas de información también son una excusa para impedir el acceso de la prensa a las audiencias y diligencias de los procesos judiciales. Los Fiscales y jueces que operan con mentiras temen ser evidenciados por el periodismo.

Por eso quieren juzgar a Ruth en la oscuridad, de espaldas a la población y violando los más elementales principios de transparencia, legalidad y justicia del debido proceso. En este caso no hay dudas de que es en represalia por denunciar los abusos de poder, la corrupción y defender a personas inocentes cuyos derechos han sido violentados por el Estado.

La captura ilegal, la acusación falsa, el secretismo del proceso y demás arbitrariedades del caso son en sí mismas las evidencias más claras y contundentes de lo que Ruth López y CRISTOSAl han venido denunciando nacional e internacionalmente.

Este terrible abuso judicial contra ella ya es un escándalo mundial y también está tocando la conciencia nacional, probablemente sin que sus perseguidores se den cuenta. Su gallardía y dignidad hacen ver aún más cobardes y miserables a quienes la persiguen y a todos sus (fiscales y jueces) cómplices.

El país tiene esperanza y tendrá futuro si la actitud digna y valiente de Ruth indigna, inspira, interpela y mueve a la población a exigir respeto a los derechos humanos, revertir el autoritarismo, reconstruir la institucionalidad y sentar las bases para el país democrátrico, justo, incluyente, equitativo, pacífico y sustentable que todas y todos queremos.

Ojalá que así sea.

*Periodista y activista social.

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