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SAÚL FLORES, INSIGNE PROFESOR, POETA Y ESCRITOR VIROLEÑO

Wilfredo Mármol Amaya

Psicólogo y escritor Zacatecoluquense

 

Saúl Flores Nació en Zacatecoluca el 16 de agosto de 1889 y murió en San Salvador en 1980. Sus padres fueron el Dr. Ezequiel Fernández y doña Isabel Flores. En 1897 su familia se traslada a la capital y Saúl estudia su primaria con don Joaquín Rodezno. Obtiene una beca en la Escuela Normal hasta graduarse de profesor. En 1928 fue becado para estudiar en la Universidad de Santiago de Chile, for sale healing donde conoció a su esposa, prescription Lavinia Rivera. Recibió muchos agasajos y premios, entre ellos la medalla “Bernardo O´Higgins” del gobierno de Chile, la condecoración “Orden de Mayo” en el Grado de Gran Comendador de la república Argentina en 1966 y el título de Maestro del Año en El Salvador. Algunas de sus obras son “Lecturas nacionales de El Salvador”, “Esta es mi tierra”, “Escuelas y maestros de El Salvador”, “Temas vivos sobre educación”, “Madre Tierra” y “Simiente”.

En libro Lecturas Nacionales de El Salvador, de edición del año de 1968,  se encuentra un verdadero cúmulo de tributo a la producción literaria de la época, con enunciados axiológicos y morales, como un legado de las generaciones venideras; con el propósito de asomarse a la proyección del maestro Flores y su preocupación, desde el punto de vista del maestro, se presenta un enunciado, con rica vocación pacifista, y que al pasar de los años cobran vigencia;  denominada Nunca regales un arma:

“No regales nunca un arma. No contribuyas a aumentar el dolor y la desesperación en el mundo.

Sí el arma es un instrumento de destrucción.

¿Con qué fin la regalas?

Sé mensajero de la paz; no un intermediario del dolor, ni cómplice de la muerte.

Obsequia un libro, un cuadro, una estatua, un canto, o un poema. Ofrece un pan; regala un fruto. Da lo que proporciona la vida, alegría, bienestar, esperanza.

El revólver, la escuadra, el rifle, el puñal, la daga, la ametralladora, son sombríos mensajeros de la muerte.

Cuando vemos a un ser humano con una pistola, con un machete o con una espada al cinto, inmediatamente pensamos en un Caín en potencia. No exageramos. Tú sabes bien que en el mundo está poblado de Caínes.

Es que llevamos la bestia muy a flor de piel y con un simple rasguño la bestia ruge, se encabrita y salta.

Por eso: ¡No regales nunca un arma!

Tampoco regales juguetes de guerra. No despiertes ni cultives la belicosidad de la especie: el niño que juega con fusiles, con espadas, con lazas o con ametralladoras, y apunta al hermano, al compañero, se está entrenando ya para la pelea, así como el gatito se entrena para caer sobre su víctima. No colabores en tal entretenimiento.

Bastante empapada de lágrimas y en sangre está ya la tierra. No contribuyas a ensangrentarla más.

Ayuda mejor a desbarbarizar a los hombres; lleva un poco de paz a los corazones, y piensa que, cuando ofreces pan, ofreces vida; y que cuando ofreces un arma, ofreces muerte…

No contribuyas a acrecentar el dolor en la tierra.

….No regales nunca un arma…

El Profesor Saúl Flores escribió en iguales términos referente a la copa, al alcohol; en la parte final de una composición, recomienda a los jóvenes:

… Y recuerda siempre que cuando ofreces una copa de licor, ofreces una copa de veneno; que  es delito ofrecerla al prójimo, ofrecerla a un hijo es un crimen y que si el mundo es un inmenso manicomio,  el ALCOHOL tiene la culpa. ¡NO REGALES NUNCA UNA COPA!

Sin embargo una de sus composiciones preferidas era escribir en parábolas y a manera de fábulas, de tal manera que dejasen en el estudiante, o en el lector una enseñanza para la vida; tal es el caso de La semilla del Capulín, llamada también en esos tiempos La Parábola de la Perseverancia:

“El murciélago  encontró el capulinero lleno de frutos maduros que se apretaban en todas las ramas.

Se dio un hartazgo y regresó al su escondrijo después de haber rubricado varias veces el espacio con su lapido vuelo.

El viejo caserón que le servía de guarida, alojaba a centenares de murciélagos que se disputaban el lugar más adecuado para dormir.

Una pequeña semilla, restos del nocturno banquete, cayó sobre el piso y fue rondando hasta caer en una pequeña hendidura, allí pasó algunas semanas, la humedad despertó en la semilla el ansia de desarrollarse y de crecer.

Se hinchó, se hinchó; pero las paredes de la hendidura la apretaban, la sofocaban; sin embargo el anhelo de crecer era mayor  que la apretura y la sofocación.

Después de un enorme esfuerzo, de la diminuta semilla fueron brotando tiernas hojitas que ansiaban extenderse para recibir las caricias vivificantes del sol. La lucha fue intensa y prolongada, pero las hojas se fueron extendiendo lentamente.

Y persistieron las ansias de vivir y continuaron los anhelos de crecer. Y la planta muy débil, al principio,  fue acumulando fuerzas para la lucha que le esperaba; las pequeñas raíces se adherían a los ladrillos y buscaban afanosas la humedad.

Fue un duelo formidable entre la vida y el piso oponiéndose al surgimiento. Venció la tenacidad; de repente, fueron apareciendo  pequeñas grietas en el pavimento. Eran las fuerzas vitales  que se abrían paso. Al fin, el piso cedió y la planta fue creciendo y venciendo todos los obstáculos que se oponían a su crecimiento.

Ahora se yergue fuerte, vencedora; su verde follaje anuncia brotes nuevos y con el tiempo la promesa de la inflorescencia.

La diminuta semilla ha triunfado plenamente y es ahora un  árbol joven y fuerte.

Hombre que me escuchas; ¿llegarás a conocer algún día las fuerzas maravillosas que se esconden latentes en tu ser y que pondrían con un poco de esfuerzo tuyo, desarrollarse hasta hacer de ti una recia personalidad?

¿Aprenderás algún día la lección de la pequeña semilla de capulín o la parábola de la perseverancia?

Zacatecoluca, le ha dedicado su nombre a una escuela pública, ubicada al ingresar a la ciudad, sobre la sexta avenida sur, precisamente en el desvío a Ichanmichen, sitio en el que se forman los infantes y jóvenes, que serán los conductores de la sociedad en el futuro cercano, se los puedo asegurar convincentemente, pues hay maestros y maestras de alta calidad vocacional, tal es el caso del profesor Emilio Pineda, también poeta viroleño.

Al Profesor Saúl Flores, viroleño (así no le guste a algunos intelectuales Zacatecoluquenses) a quien Zacatecoluca rinde tributo y reconocimiento, para usted, el saludo reverente de las nuevas generaciones, con la esperanza puesta en sus sueños de ayer, que son los sueños del presente continuaran siendo los sueños del mañana, cuando las letras sean el común denominador de una país en armonía social, culto, en convivencia pacífica y hagamos de nuestras tierras viroleñas y de El Salvador entero,  un país sin explotación y trabajo para sus habitantes, en coincidencia al Alcalde de la ciudad capitalina, Nayib Bukele cuando nos anuncia: “Queremos que la cultura, el arte y la paz se tomen nuestras calles”

Loor al Profesor Saúl Flores, poeta y escritor nuestro.

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