Por David Alfaro
Bukele ya no convence, ahora amenaza. Y esa es la señal más clara de que su modelo empieza a colapsar desde dentro.
El régimen de Bukele, que durante años se sostuvo sobre una narrativa cuidadosamente maquillada de modernidad, eficiencia y mano dura “efectiva contra las maras”, empieza a resquebrajarse. Y como todo manual autoritario advierte, cuando los aplausos se apagan y la realidad golpea con desempleo, inflación, cárceles saturadas y corrupción impune, la represión sustituye a las promesas vacías.
El problema es que quien necesita reprimir para gobernar ya no gobierna: impone. Y ese paso, aunque parezca sutil, marca el punto de no retorno. Es el momento en que el miedo cambia de bando. Porque ningún aparato represivo —por muy grande que sea— puede frenar eternamente el hartazgo de un pueblo que despierta.
Bukele ya no convence, ahora amenaza. Y esa es la señal más clara de que su modelo empieza a colapsar desde dentro!