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Reactivación del agro

Luis Arnoldo Colato Hernández

La crisis sanitaria derivada del COVID-19 es integradora, pues ha alcanzado todo el quehacer humano, incidiendo particularmente en los medios y cadenas productivas alimentarias, redundando ello en la hambruna subsecuente que es de esperar en estas circunstancias y que ya anunciara la ONU.

A esta problemática se debe añadir el que el experimento neoliberal adelantado en nuestra región ha suprimido nuestra capacidad productiva, degenerando en un mercado cautivo y dependiente, que especula, agudizando la pobreza imperante.

Debemos sumar los vicios estructurales que agravan la carencia de recursos en los estados latinoamericanos, pero que son por definición característicos del modelo, como el recurrente endeudamiento so excusa de atender las sucesivas crisis, cuando en realidad el propósito es el rescate que estos hacen de los intereses privados mientras el soberano asume los costes de tales rescates.

Sin embargo, el presente escenario supone un desafío con un referente de 100 años que fuera la Gripe Española, y que a pesar de ser relativamente reciente, es por completo diferente, pues entonces el planeta dejaba atrás la Gran Guerra que, viera surgir a la otrora Unión Soviética, promoviendo una agenda social en occidente con el propósito de restarle créditos al modelo soviético, generando así el estado de bienestar, que ofreciera beneficios a las poblaciones.

Tales concluyeron con la caída de la Unión Soviética, imponiéndose el neoliberalismo con su visión coste beneficio que anula al ser humano, y que en apenas tres décadas desde entonces concentro la riqueza en el 1 % de la población de acuerdo al FMI/BM/BID, desmontando al estado y su visión de bienestar, así como los modelos de producción basados en el desarrollismo, e impidiendo por antonomasia que los estados sean capases de administrarse efectivamente, lo que la actual crisis devela con crudeza.

Ahora bien, esta crisis impone una demanda sin precedentes a los estados: la de asegurar la sobrevivencia del soberano.

Una vía lo constituye la generación de una política de recuperación del agro, estimulándolo a través de la promoción jurídica financiera, asistiendo la soberanía alimentaria desde el Estado, con el debido soporte técnico que no solo fije su atención en la presente crisis, sino en aprender de ella su lección más importante, y que es el que las personas están por encima del modelo, no el modelo sobre ellas, lo que supone reconvertir e incorporar a la población que por ahora ha quedado desempleada.

De ahí que la pandemia ha cobrado más vidas entre las naciones cuya visión es amoralmente material, mientras que aquellos que han sido reducidos a estados parias por estos, no solo han sorteado la crisis, sino que además han asegurado a sus respectivos soberanos.

En este punto es determinante concluir que el modelo y su visión mercantilista son más peligrosos que la pandemia, por lo que carecerá de sentido superarla si no se reivindica a la humanidad asegurando la resilencia que deviene de aprender sus lecciones, constituyendo estados que se afirmen en la sustitución del modelo, con visión sustentable y colocando al ser humano en el centro.

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