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QUÉ ES LA POLÍTICA DE AJUSTE FISCAL y cómo se está aplicando hoy en El Salvador

Por David Alfaro
04/11/2025

Qué significa el ajuste fiscal y cómo nos toca vivirlo en la vida diaria?

Cuando se habla de «ajuste fiscal», puede sonar a un concepto frío, técnico, de economistas que juegan con números y gráficas. Pero en realidad, se trata de decisiones que impactan de frente en la vida de la gente: en los salarios, en los servicios públicos, en el precio de la comida, la luz, el agua o del transporte.

Un ajuste fiscal es, en pocas palabras, el esfuerzo que hace un gobierno para ordenar sus finanzas cuando está gastando más de lo que ingresa, o cuando la deuda ya se volvió insostenible. La receta casi siempre incluye aumentar impuestos, reducir presupuestos, despedir a empleados públicos y municipales y apretarse el cinturón para dar señales de disciplina.

¿Por qué ahora?

El Salvador arrastra una deuda pública altísima, cercana a los 34 mil millones de dólares, y un déficit que durante años ha sido más grande de lo que puede sostener. Para conseguir apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Bukele aceptó aplicar un programa de ajuste fiscal que busca equilibrar las cuentas y evitar una crisis de pagos.

Las medidas en concreto

En los últimos meses se han aprobado y anunciado varias acciones que pintan claro el rumbo:

Recorte de gasto público. Menos dinero para salarios estatales, menos compra de bienes y servicios para hospitales, escuelas y oficinas públicas.

Subsidios bajo revisión. Lo que antes se subsidiaba ampliamente (luz, transporte, gas) ahora se va reduciendo o desapareciendo. Al final, muchos hogares pagan más.

Pagos a pensiones en suspenso. Se congeló por cuatro años, parte de los pagos al sistema de pensiones, con la promesa de un estudio actuarial que defina el futuro del modelo.

Cómo nos toca a los salvadoreños? Estas medidas no quedan en el aire:

Quien trabaja en el sector público ya siente la presión de despidos, que no habrá aumentos ni nuevas plazas.

Las familias de bajos ingresos, que dependen de subsidios, están viendo cómo la cuenta de luz, gas o el pasaje suben poco a poco.

Los pensionados viven con la incertidumbre de si el dinero les alcanzará o si el sistema aguanta unos años más.

Y quienes van al hospital o mandan a sus hijos a la escuela pública, notan que hay menos medicinas, menos maestros suplentes, menos recursos en general.

El lado positivo… y el costo humano

En lo macroeconómico, el ajuste ayuda: el país mejora su imagen frente a inversionistas, baja la presión de la deuda y se abre el acceso a créditos internacionales (más deuda). Es como si uno lograra poner en orden las cuentas de la casa para que el banco le preste con confianza.

Pero en lo microeconómico, en las familias, el costo es altísimo. Los sacrificios recaen sobre la población trabajadora y los sectores más vulnerables, creando más pobreza. Mientras tanto, no se ven con claridad recortes en los privilegios de grandes empresarios ni golpes fuertes contra la corrupción.

El reto que viene

La pregunta de fondo es si este ajuste servirá sólo para cuadrar números o si el modelo económico se vuelve más injusto pues se está pidiendo a la gente común que cargue con el peso, mientras los de arriba salen intactos.

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